Tres cafeterías emblemáticas de Cádiz que ya son historia
La ciudad contó en el siglo XX con locales de gran prestigio
Viena puso en marcha un servicio de catering
Cierra en Cádiz la mítica cafetería La Marina
El cierre de La Marina supone, también, el cierre de una parte de la historia de las grandes cafeterías de Cádiz. Aunque este sector vuelve a estar ahora en auge, son en su mayoría locales de nueva creación que ofertan un servicio que se había abandonado en la ciudad. Sólo el grupo Don Pan y la recuperación de la histórica cafetería Royalty, han mantenido el viejo pabellón en alto.
En la larga historia de la relación de la hostelería y el comercio con Cádiz hay tres nombres que han sido referentes en cuanto a cafeterías y pastelerías. Los tres pasaron ya a la historia, pero no así su recuerdo.
En 1892 abría en la esquina de San Miguel con Novena la cafetería Viena, propiedad de Mexía Hermanos. La crónica de la apertura del nuevo local publicada por este diario destacaba que "la decoración nos recuerda al madrileño Lhardy y es de sumo gusto. Tiene gran escaparate para los surtidos, delante del mostrador y con cristales para vender los pastelitos. En otro espacio, un gran aparador con tapa de mármol para los vinos y mostrador para el servicio de los fiambres. El gran salón es espléndido con muchas mesas, grandes espejos y lámparas eléctricas. Allí se expenden pasteles de todas clases, fiambres selectos y helados al estilo de Austria".
El local jugará pronto un papel relevante en los actos sociales de la ciudad, pues será precursora de los catering, sirviendo sus productos, dulces y salados, en diversos acontecimientos celebrados en instituciones o casas particulares.
Siendo su propietario Salvador Robles, comenzará a trabajar a una edad muy joven Antonio Valls, que desde 1918 será el auténtico motor de la expansión de la cafetería Viena, que contará con otros locales en la ciudad. Cerrará, en todo caso, en 1969.
La historia de La Camelia comienza en 1891, cuando la funda una familia de Galicia. Ya en 1942 la adquiere Ricardo Franco, que la tiene hasta el año 1947, situada en la calle San José 22. En ese año Antonio Gamero Bermúdez llega a Cádiz desde El Gastor viudo y con 4 hijos varones, y compra la confitería La Camelia. En 1948 se casa con la gaditana Consuelo Brun, con la cual tiene otros cuatro hijos.
Gamero tiene como objetivo vender los pasteles de mayor calidad. Para ello busca a los mejores confiteros de la zona y viaja a menudo a Barcelona y Madrid para ver las novedades que se introducía en este tipo de negocios.
En 1950, abre una nueva afetería en la calle Ancha esquina Sagasta, con el nombre de ‘Granja La Camelia’’. Ya no era solo confitería, sino que tenía una barra y unas mesas donde se servían desayunos y meriendas. En este lugar se introduce los emparedados o sandwhich y las tortitas con natas. Todos los productos eran de elaboración propia, incluso el pan. De la sevillana confitería La Campana se incorpora Parrilla como maestro pastelero y más tarde se trae al que se conocería como el francés, pero realmente era español nacido en Casablanca. Se introduce entonces la bollería estilo francés, como los croisanes hojaldrados, brioches etc.
En el 1954 abre un local en Canalejas de La Camelia. Con esto se introduce el término cafetería, y en 1958 se inaugura otro local muy cercano en el mismo paseo de Canalejas: un Snak Bar cafetería americana La Camelia, donde se pone los asientos corridos tan típicos en Estados Unidos. Fue uno de los centros de reuniones de la época de la vida gaditana. En 1965 se hace con el Hotel Restaurante San Francisco y se repite el esquema de confitería-pastelería y se introduce los picatostes.Y en 1970 se inauguró otra cafetería pastelería en la avenida Ana De Viya. El obrador de San José se quedó pequeño y se trasladó a una nave a alcalde Manuel de la Pinta. El año 1991, justo un siglo después se cerró.
Y, también, La Gloria. Manuel Ruiz García, arrendó en 1923 una panadería, que luego compró, al igual que otra colindante, en la calle del mismo nombre. Ambos hornos existían desde dos siglos y medio antes. Junto a la panadería y la pastelería, la última etapa de este grupo gaditano se expandió con la apertura de cafeterías muy cuidadas, aunque finalmente tuvieron que cerrar todas.
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