Tres planes que transformaron Cádiz. Y uno que queda pendiente

La ciudad afronta un proyecto esencial, la conexión con el muelle, tras un siglo con operaciones urbanísticas con resultados dispares

Antes se plantearon grandes operaciones que, salvo el soterramiento, no cumplieron con las expectativas

Proyectos disparatados para ampliar suelo en Cádiz

El paseo de Canalejas junto al Muelle Ciudad
El paseo de Canalejas junto al Muelle Ciudad / Julio González

En poco más de un siglo Cádiz ha sido protagonista de tres grandes operaciones urbanísticas que marcaron época y que, para bien o para mal, según la eficacia en su ejecución, fijaron el desarrollo económico y social de la ciudad en los años posteriores.

Tres en un siglo, con una cuarta en ciernes, son muchas para una ciudad con un término urbano tan reducido, en el que más de la mitad está ocupado por sus playas y por la porción del Parque Natural de la Bahía que nos corresponde.

Tres operaciones urbanas de calado en cien años nos trasladan que las cosas no se hicieron bien en su momento, especialmente en los dos primeros casos pues el tercero ya se ejecutó sobre un término urbano muy compacto. Nos traslada que no hubo una planificación adecuada mirando al futuro (cuando en otras capitales sí se tuvo esta visión), y que se actuó pensando casi en el día a día.

Cádiz perdió su primera oportunidad cuando en 1906 comenzó el derribo de la muralla en el frente de San Juan de Dios y Canalejas, aunque fue más vital el derribo iniciado en 1931 de la Puerta de Tierra. 

Con ello, y con la desaparición de los glacis, la ciudad se abrió a los extramuros. Aunque hubo algunos intentos de “pintar” esta nueva ciudad, se limitaron sobre todo a proyectar a ampliaciones que dieron origen a la actual Avenida.

La segunda oportunidad llegó tras una desgracia: la explosión de la Base de Defensas Submarinas en 1947. 

La destrucción de buena parte de Bahía Blanca y San Severiano dio paso a la redacción de un Plan de Ordenación Urbana. Fue el primer estudio realizado con perspectiva de futuro sobre la expansión de la ciudad, y sobre la necesidad de abrir espacios libres en el casco antiguo. Sin embargo, los ayuntamientos de la época, hasta el retorno de la democracia en 1979, no solo despreciaron el Plan si no que modificaron éste y los siguientes hasta provocar grandes destrozos urbanos.

Y así llegamos hasta la tercera operación urbanística de Cádiz: el soterramiento de la vía férrea.

El desmantelamiento de este particular muro que dividía en dos la ciudad ha sido una de las operaciones urbanas de mayor relevancia de la ciudad, al conectar barrios separados durante décadas, mejorando la accesibilidad y propiciando nuevas zonas verdes y equipamientos comerciales y, también, una nueva conexión con el resto de la Bahía.

El soterramiento ha tenido un calado social evidente, uniendo barrios separados por la vía del tren desde hace años. Una operación que ha facilitado la recuperación de zonas como el Cerro del Moro y la barriada de La Paz. En definitiva, una mayor efectividad de la que tuvieron las actuaciones en la ciudad en 1906 y tras la explosión de 1947.

Ahora, en cartera tiene Cádiz una cuarta gran operación: la integración muelle-ciudad. 

El puerto, con su expansión por el nuevo muelle de contenedores, va a liberar más de 300.000 metros cuadrados de suelo. Ni más ni menos. Una inmensidad para las cifras que se manejan en la ciudad.

Si el soterramiento se encontró con una ciudad casi con todo su desarrollo urbanístico concluido, la conexión muelle-ciudad abre la posibilidad de planificar de forma adecuada un gran espacio urbano que, con vistas al mar, debería de generar riqueza en todos los aspectos a Cádiz.

Es nuestra gran oportunidad para no cometer los errores de 1906 y 1947; la oportunidad para definir un espacio urbano único, no solo para los que aquí vivimos sino para quienes nos puedan visitar o quieran invertir. Un diseño que debería de ir de acorde con el aún pendiente en la frontera que forma el siempre desaprovechado paseo de Canalejas.

La conexión muelle-ciudad tiene una estrecha relación con el Plan Plaza de Sevilla que, si bien no tiene el calado urbanístico de todo lo relatada, sí es cierto que supone un cambio visual muy importante en la conexión con el casco histórico de la ciudad.

Cuando este Plan acabe su, por ahora, eterno desarrollo, y se culmine también la conexión muelle-ciudad se abrirá un gran paseo que empezará en la propia Puerta de Tierra y culminará en la Punta de San Felipe. Entonces solo quedará la reordenación del polígono exterior de Zona Franca como la quinta operación urbana para cerrar el diseño de Cádiz para las próximas décadas.

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