Tres semáforos para terminar la avenida transversal de Cádiz tras 25 años de obras
Cuando entren en funcionamiento se conectará directamente el segundo puente con el Paseo Marítimo
El Ayuntamiento se ha topado con numerosos problemas para el desarrollo de estas obras en este cuarto de siglo
La avenida transversal hará desaparecer dos calles
La instalación ya de tres semáforos, con un coste que no ha llegado a los 50.000 euros, permitirá terminar de forma definitiva la avenida transversal de Cádiz. Un final de una obra iniciada hace ya 25 años y que conectará de forma directa la glorieta del puente de la Constitución con el Paseo Marítimo. La ciudad de lado a lado, hasta ahora imposible por la existencia de la vía del tren (eliminada con el soterramiento) y con los giros por diversas calles que había que realizar para ir en coche desde el paseo de la Bahía hasta el Paseo Marítimo.
Este martes el Ayuntamiento instaló los báculos de los tres nuevos semáforos, en las aceras de los jardines de Varela y junto a Cortefiel en Asdrúbal. Cuando entren en funcionamiento permitirán por primera vez girar a la izquierda desde Varela hacia la avenida Ana de Viya en sentido salida de la ciudad, o seguir recto hasta Asdrúbal y de ahí al Paseo Marítimo.
Para conseguir esta conexión tan directa, y tan importante para la movilidad en Puerta Tierra, han pasado 25 años. Un cuarto de siglo de obras repartidas a lo largo de este periodo de tiempo en varias fases, ejecutadas con numerosos problemas para el Ayuntamiento y con un coste elevado coste económico.
Todo comenzó con el paso a manos de la ciudad, previo pago al Ministerio de Defensa, de los terrenos del antiguo cuartel de Varela a mediados de los años 90. En su urbanización ya se pintó por primera vez una avenida transversal que rompía en dos todo este inmenso solar. Primero fue con un paso subterráneo, rápidamente descartado; después un diseño elegido tras un concurso público al que solo se presentó un proyecto, también eliminado. Y, finalmente, la propuesta del propio Ayuntamiento, que es la que hoy tenemos. Todo ello ya en 1999, hace un cuarto de siglo.
Las viviendas de García de Sola
La primera piedra con la que se topó el Ayuntamiento de Teófila Martínez fue la necesidad de derribar varios bloques de vivienda vecinas a la calle García de Sola, para poder dar continuidad a la vía. Durante la urbanización del antiguo acuartelamiento, y la construcción de nuevas promociones de viviendas, se produjo un hundimiento parcial de varias de estas casas municipales, por lo que hubo que realojar a los vecinos.
La segunda piedra fue el viejo colegio Carola Ribed, un minúsculo colegio público levantado a principios de los años 50. El Ayuntamiento del PP ofreció a la Junta, entonces en manos del PSOE y con Pilar Sánchez como delegada de Educación antes de ser alcaldesa de Jerez, suelo en Varela para construir un nuevo y amplio colegio, recortando parte de la zona verde ya prevista. Sánchez ignoró la propuesta y paralizó la segunda fase de la avenida. Tras un cambio en la delegación provincial, se activó el derribo del Carola Ribed (centro que en su nueva ubicación se ha convertido en un de los colegios de referencia de la ciudad).
Así se llega hasta el límite de la nueva avenida construida tras el soterramiento de la vía del tren, la gran operación urbanística en décadas en la ciudad. Cruzar se pudo cruzar, el problema es que se topara la vía con los altos edificios de la calle Cooperativa. Y estas no eran fincas tan fáciles de derribar como las de García de Sola.
Por el otro lado, se había avanzado en la reforma y ampliación de la avenida de Huelva, con cuatro carriles, a pie de El Corte Inglés y del nuevo puente, estrenado en 2015.
Para darle continuidad, el Ayuntamiento de Teófila Martínez tuvo que hacerse con el suelo del antiguo Cuartel de la Guardia Civil, construir un nuevo centro para la Benemérita, y, además, levantar dos edificios de viviendas por parte de Procasa. Fue una operación muy cara, sobre 20 millones de euros, que en los años siguientes pesó sobre las cuentas de la empresa municipal de la vivienda.
Los conflictos en el tramo de Cooperativa
Así que la avenida transversal estaba lista por una parte y por otra, quedando únicamente el pequeño tramo de los edificios de Cooperativa. En su derribo y urbanización se afanó el gobierno de José María González. Tras un complicado proceso legal y de realojo de estos vecinos, se topó con la necesidad de financiar el último tramo de la avenida. Para obtener estos fondos se vendió una parcela municipal en la zona para construir viviendas. Una parte de este dinero permitió también al equipo de González iniciar proyectos de pisos públicos en Santiago y en Chinchorros, paralizados desde hacía más de una década.
Concluido así este tortuoso viario, quedaba por reordenar el acceso viario desde la transversal con la avenida Ana de Viya. Un paso esencial pues le daba sentido, en clave viaria, a esta arteria de extramuros, lo que se ha logrado con la instalación de nuevos semáforos. Han pasado nueve años desde la apertura del puente de la Constitución de 1812 pero al fin se podrá realizar esta conexión.
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