Un trozo del alma de Cádiz a través de sus Hijos Predilectos y Adoptivos
Honores y distinciones
Eduardo González Mazo, Pepi Mayo, Nando, Antonio Vergara, Carmen de la Jara, Jesús Maeso, Marisa Campos y José María Calleja, éste a título póstumo, reciben la distinción en el Palacio de Congresos
Los reconocidos muestran su emoción y el orgullo por su vínculo con la ciudad
Un trozo de alma de Cádiz en ocho personas. De los que nacieron aquí o de los que lo hicieron en otros sitios e hicieron patria en este rincón al sur del sur. Una madre que abraza a sus nuevos Hijos Predilectos y Adoptivos, aquellos que han ayudado a engrandecer una ciudad con una bata de médico, con unas manos escultoras, con la gestión de la pujanza universitaria, con el cante, el compromiso a través del periodismo, el mundo asociativo o en cada quejío de un cante.
Uno de estos abrazos era hacia el cielo, hacia el Hijo Adoptivo a título póstumo, el periodista José María Calleja, que falleció el pasado año por el Covid-19, el mismo que hizo retrasar esta ceremonia durante varios meses y que este viernes se ha celebrado en el Palacio de Congresos con un aforo muy limitado para cumplir con el protocolo de seguridad.
Aunque José María Calleja no estaba, el alcalde José María González 'Kichi' ha dejado claro que "sigue vivo su recuerdo, sigue viva su influencia, sigue vivo en las conversaciones, las charlas, las risas y la nostalgia de la gente querida que hoy se reúne aquí. Los demás, en cambio, podemos brindar". Brindar, como decía el propio alcalde, por una vida como la de Nando "dedicada al arte", por las letras de Jesús Maeso, "por un amigo como Eduardo González Mazo que supo aunar, entender y pelear para que Cádiz y su Universidad fueran de la mano en el progreso, el conocimiento y en el desarrollo".
Era la jornada del brindis por mujeres como Pepi Mayo, "pilar fundamental, imprescindible y necesario de nuestra mayor expresión popular", o por Carmen de la Jara, "la que ha llevado y lleva el cante de Cádiz y sus alegrías por bandera hasta el último confín del mundo". También Marisa Campos, que a través del movimiento vecinal "ha dado voz a los que no la tienen" y el brindis simbólico por "quienes anteponen el interés colectivo y personal y lucha por nuestros derechos", como es el caso del médico Antonio Vergara.
Con una Corporación municipal que han entrado en el Palacio de Congresos bajo mazas y con los portavoces de la oposición antecediendo al alcalde, salvo la socialista Mara Rodríguez, que se ausentó para acudir al encuentro en Chiclana de Juan Espadas y José María Román, en el aforo limitado había muchos familiares y amigos de los distinguidos y también algunas autoridades. Entre ellos, el presidente de la Audiencia Provincial, Manuel Estrella; el subdelegado del Gobierno, José Pacheco; la presidenta de la Autoridad Portuaria, Teófila Martínez; el delegado del Estado en la Zona Franca, Fran González; y el actual rector de la Universidad de Cádiz, Francisco Piniella. En el escenario, los homenajeados y una mesa presidida por el alcalde y los concejales Ana Fernández y Paco Cano.
Uno tras otro estos nuevos hijos distinguidos de Cádiz fueron expresando su emoción cuando iban recibiendo el pergamino y la insignia. Las mascarilla podía ocultar sus caras pero no alcanzaban a esconder la satisfacción y el orgullo de ser reconocidos por la tierra en la que han desarrollado toda su vida.
La del ubetense Jesús Maeso que ha relatado en su discurso que vino hace 52 años a la ciudad para estar sólo un año como profesores en el Safa Villoslada y aquí acabó echando raíces como vaticinó un camarero del bar El Pasaje Andaluz el día que llegó a la ciudad. "Como conozcas a una gaditana, no te vas a ir de aquí en la vida". La conoció y fue dicho y hecho: "Quiero dar las gracias Cádiz y no sé cómo. Cádiz no gana nada haciéndome Hijo Adoptivo. El que gano soy yo".
La emoción de una mujer como Marisa Campos, que metía bajo el paraguas de esta distinción a todas las personas que han colaborado con ella en todas las iniciativas que ha emprendido tanto desde el movimiento vecinal o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca entre otros. Y nombres propios como los de Antonio Peinado, Antonio Gómez, José Lado, Augusto Rey, Pepe Galindo y otros que fue nombrando hasta llegar a su pareja, el pintor Ortiz Ventura, "el que no me ha permitido tirar la toalla".
La voz de José María Calleja llegó a través de su hijo Mikel Fernández, que ha recordado en todo momento el amor y el vínculo que unió a este periodista con Cádiz desde que en 1994 recibiera el Premio Agustín Merello por parte de la Asociación de la Prensa, hasta el extremo de que siempre decía que cuando se jubilara se iba a trasladar a Cádiz: "Esta era una ciudad venerada por mi padre". Ha afirmado sentirse muy orgulloso de haber recogido el premio "pero me hubiera gustado que lo hubiera hecho él mismo". Su padre falleció por coronavirus y Mikel Fernández no ha querido ser ajeno a ello y ha pedido un minuto de silencio por todas las víctimas de la pandemia.
Pepi Mayo ha dejado su huella en la ciudad a través de miles de disfraces, de tipos de Carnaval, de cabalgatas de los reyes magos, de trajes de flamenca. A los 13 años dejó la escuela para trabajar al lado de su padre en un horno hasta que en los años 60, como ha relatado ella a través de un discurso leído por su hija Manuela, empezó a hacer disfraces para sus hijas. Desde entonces "he puesto mi imaginación al servicio de los gaditanos" y ha hablado con orgullo de que a pesar de que lleva más de una década retirada, "el pueblo de Cádiz no me ha olvidado".
Carmen de la Jara es una mujer acostumbrada a recibir muchos reconocimientos y galardones gracias a su exitosa carrera como cantaora. Sin embargo, tiene muy claro que "esto es un sueño. Esta es la máxima distinción que puedo recibir" y ha mostrado su agradecimiento de que en esta edición "os hayáis acordado del mundo del flamenco, que está pasando por momentos muy difíciles".
Antonio Vergara es medicina y pública. Es compromiso con la sociedad. Es una de las almas que han hicieron posible la creación del Hogar Gerasa para personas con VIH: "Me siento profundamente emocionado, honrado y agradecido por la locura de nombrarme como Hijo Predilecto". Una persona que se confiesa que su sentimiento de gaditano "ha ido creciendo de manera que me siento totalmente identificado con mi ciudad".
Este reconocimiento se lo ha querido dedicar a sus familias, la propia de sangre que con la llegada de los nietos "me ha supuesto un gran impacto emocional". Pero también la familia de los amigos de toda la vida, la de Gerasa, la de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública" y ahora la de sus hermanos, la de estos nuevos hijos predilectos y adoptivos.
Fernando Benítez Salido, conocido por todo el mundo como Nando, tuvo un gesto simbólico que decía mucho de la importancia que tiene para él convertirse en Hijo Predilecto de la ciudad que lo vio nacer. Así, cuando recibió el pergamino y la insignia, besó esta con gran cariño. Ayudado por su hijo para dar el breve discurso, ha señalado que "nunca me imaginé esto hasta el extremo de tener que hablar para todos ustedes. Acepto esta distinción como algo muy importante para mí".
Y Eduardo González Mazo tiró de una cuarteta de la presentación de Los encaidenaos' de Kike Remolino para terminar que venía a resumir su sentimiento: "Cuando a un gaditano lo paren, su alma y su corazón se sueldan, y el cordón que le unía a su madre, se convierte en cadena".
En un discurso lleno de simbolismo, de gaditanismo, el mismo que demostró en su etapa como rector, ha destacado que "hace algún tiempo que no podemos tocarnos con las manos y qué importante son vuestras manos , hermanos y hermanas (en referencia al resto de distinguidos). Manos para escribir, para sanar, para esculpir, para crear, para coser, para acompañar a un cante, para ayudar, para reivindicar, para guiar".
Un hombre que ha dicho sentirse muy afortunado "por haber nacido en Cádiz y ahora mucho más si cabe, cuando mi ciudad reconoce y valora nuestro progreso desde la universidad y el compromiso y el fortalecimiento de Cádiz como ciudad universitaria".
La vida de un hombre criado en los alrededores de la plaza de San Antonio, con el bar El Recreo Chico de su padre como lugar de encuentro y ahora de adulto, "cuando nadie me ve, escucho Carnaval por las noches de cama; cuando casi nadie me ve, cumplo con mi estación de penitencia cada Martes Santo desde San Antonio; cuando algunas personas me ven, ocupo mi abono junto a mi hijo y a mis amigos" en Carranza.
Una persona que dice que hizo un trato con Cádiz y su universidad durante ocho años "en los que cada minuto de cada hora, cada hora de cada día, cada día de cada año y cada uno de los años de gestión los he dedicado a la UCA y a nuestra ciudad".
González Mazo cree que esta ciudad está bendecida "pero a veces ensimismados ante tanta belleza, somos autocomplacientes y conformistas".
Y en este camino que ha llevado como gaditano y como rector, su familia, su mujer y sus hijos los que "nunca me han dejado caminar solo y eso que nunca he parado de caminar".
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