“El turista llega a Cádiz con cautela pero con ganas de disfrutar y gastar”

Entrevista con Eduardo Oriola, director del Parador Hotel Atlántico de Cádiz

Cádiz es un destino que se vende solo. El producto Parador engancha. Así lo reconoce su actual director. La pandemia le obligó a vivir con su familia en el hotel a solas durante tres meses

Eduardo Oriola, director del Parador Hotel Atlántico de Cádiz
Eduardo Oriola, director del Parador Hotel Atlántico de Cádiz / D.C.

EL Parador Hotel Atlántico de Cádiz ha pasado a ser algo más que un hotel de la capital. Forma parte, al igual que por ejemplo del Hotel Playa, de la geografía gaditana y es ya un punto de referencia para el GPS gaditano. Desde hace 9 años, el encargado de dirigir sus designios es Eduardo Oriola, jienense de nacimiento pero ya casi gaditano de adopción. Eduardo afirma que Cádiz se vende solo y que es una ciudad que deja huella en todo aquel que la visita. Ya cuenta en su currículo haber sido, junto a su familia, el único morador del Hotel Atlántico durante el confinamiento. Eduardo es, además, director de la zona sur de Paradores, por lo que sus responsabilidades se extienden a más de una veintena de paradores a lo largo y ancho de Andalucía.

—¿Qué tanto por ciento del negocio que genera este Parador llega de la mano de la organización de congresos y encuentros de negocios?

—En un año normal como pudo ser el 2019 puede estar entre un 20 y un 30% del negocio anual. Tiene que pensar que desde septiembre hasta mayo o junio, salvando el período de Navidad y Semana Santa que son los festivos más fuertes y el propio verano, el resto del año funciona así. Incluso en Carnavales, se aprovechan esas fechas un poco para incentivos, reuniones, presentaciones de datos, objetivos... Y luego la parte de la fiesta, la reunión o de la celebración que se quiera organizar. Es cierto que en momentos como éste, nos vemos muy afectados porque las reuniones son con un menor número de personas, se utiliza mucho el streaming y la conferencia online para las preguntas y las consultas, pero la tendencia es que todo vaya volviendo poco a poco a la normalidad. La suerte es que como tenemos más de mil metros cuadrados de salones, cuando tienes una reunión para 80 o 100 personas pues tienes esa capacidad para poder tener las medidas y las distancias y poder celebrarlo sin ningún tipo de problema.

"La gente se va como loca, con una sonrisa de oreja a ojreja. La provincia que tenemos es impresionante”

—¿Mil metros cuadrados de salones?

—Sí, sí. Es uno de nuestros grandes potenciales. En otros sitios están teniendo más problemas porque los aforos son más reducidos y no tienen tantas posibilidades para ofertar.

—¿Y habitaciones, con cuántas cuenta este Parador?

—124 habitaciones. Son todas dobles, aunque muchas de ellas para los asistentes a las convenciones se quedan para uso individual.

—¿Y el resto de instalaciones?

—Ahora mismo en verano estamos con cuatro restaurantes funcionando a la vez. Tenemos una zona de buffet de desayunos para todos los clientes alojados. Tenemos aquí la zona de la tacita, de la cafetería y la terraza que cuentan con su propia cocina, tenemos el restaurante abierto que se usa para almuerzo y cena y que se usa para los banquetes y pequeños eventos. En piscina tenemos otra parte de cocina que tiene unas 15 o 20 mesas en el exterior, que al mediodía permite al usuario de la piscina tomarse su tente en pie. No es que tenga una carta muy extensa pero sí te ofrece la posibilidad de, tranquilamente con tu bañador y tus chanclas y camiseta, poder almorzar sin ningún tipo de problema.

—Ahora mismo imagino que el turismo que alojáis es básicamente turismo nacional, ¿no?

—Ahora mismo el 90% es turismo nacional. En años normales suele ser 60-40 lo que tenemos en verano. Los meses principales para los extranjeros son mayo, junio, septiembre, octubre, o sea la primavera y el otoño, son los momentos en los que los extranjeros más se mueven. Pero en verano también solíamos tener al cliente inglés, alemán, incluso ruso o americano.

Eduardo Oriola, arriba a la derecha, junto a parte del personal de su hotel y voluntarios de Cruz Roja
Eduardo Oriola, arriba a la derecha, junto a parte del personal de su hotel y voluntarios de Cruz Roja / Julio González

—¿Este cambio de tendencia les ha obligado a cambiar hábitos dentro del día a día del establecimiento? ¿Horario de comidas, menús, etc?

—En ese sentido hemos tenido que ir adaptándonos a la nueva situación. Incluso con respecto al año pasado porque el cliente del año pasado no tiene nada que ver con el cliente de esta temporada. El cliente de este año es un cliente que a nosotros nos está incrementando las ventas en la zona de restauración entre un 20 y un 25% principalmente porque busca la seguridad, la tranquilidad... Busca llegar a un restaurante y encontrarse on los espacios bien delimitados. Es más cauto en ese aspecto. El año pasado, cuando salimos de la pandemia, todos salimos como locos y aquí teníamos las mismas medidas de seguridad pero la gente venía con más ganas de disfrutar de Cádiz. Ahora el cliente se siente más seguro con nosotros y ve nuestros salones, nuestros restaurantes, nuestra capacidad y tranquilamente sabe que puede desayunar o comer sin ningún tipo de agobio.

—¿Están entonces utilizando más el hotel como destino en sí mismo?

—Desde el 9 de mayo en adelante que se puso fin al estado de alarma, es una tónica que estamos observando día a día. El cliente está utilizando má el Parador como destino para aprovechar de sus servicios. Todo viene en base a lo mismo. Hombre, en las estancias largas sí sale a la ciudad a conocerla pero en el día a día el cliente hace cada día más servicios dentro del propio Parador. Está pasando, en general en todos los Paradores, no sólo en el de Cádiz. Lo que nosotros llamamos los cubiertos ordinarios de la casa están aumentando en relación con el pasado y en relación con años anteriores.

"Los clientes ahora prefieren venir con sus coches particualres. De hecho ha aumentado el uso del garaje del hotel”

—Entonces salen menos a la calle, ¿no?

—No. Salen exactamente igual para ver o conocer la ciudad, pero antes sí hacían más servicios fuera y ahora lo están haciendo más en el hotel. El hecho de ir a algún sitio y no ver tanta seguridad les hace dudar y prefieren estar dentro del hotel.

—¿Nota que siguen viniendo con miedo?

—No tanto como miedo, sino precaución. La gente tiene unas ganas locas de salir y disfrutar y de poder aprovechar el tiempo. Sí notas también un mayor poer adquisitivo o más ganas de gastar. La gente cuando está alojado se atreven a tomarse a lo mejor esa copita de vino cuando, antes, a lo mejor, no lo hacían precisamente porque no saben qué es lo que pueda ocurrir el día de mañana o bien simplemente por brindar por el año y medio pasado. Esas mayor ganas de disfrutar del momento, de una cena, de un almuerzo. Eso sí se está notando.

—¿El producto Parador engancha?

—Sí. Tenemos un programa de fidelización de Amigos de Paradores que gran parte de la facturación nuestra llega gracias a ese programa de fidelización y la verdad es que el cliente que se hace fiel a los Paradores la verdad es que le gusta, le gusta el servicio, la ubicación del establecimiento y al final acaban enganchando. Además Paradores como el de Cádiz en los que hay una gran influencia del verano, de la playa y demás, también suelen ser muy familiares. Tenemos aquí un servicio de animación, tenemos la piscina... Entonces tienes clientes que vinieron aquí de niños y que ahora son adultos y ahora son ellos los que se traen a sus hijos.

—Y supongo que Cádiz tampoco será muy difícil de vender.

—Por supuesto. Cádiz es un destino que se vende solo. Para darse cuenta de eso es mejor salir fuera. Vas a Madrid, vas a Barcelona, a Bilbao, a Santiago y ayer hacían 12 grados y estaba lloviendo. Nosotros decimos Cádiz, temperatura, luz, playa y la gente se le pone una sonrisa que se vende solo. Y eso es una suerte que tenemos nosotros.

—¿Y cuando se va el cliente le demuestra la satisfacción de haber encontrado en Cádiz lo que realmente esperaba?

—El nivel de satisfacción es altísimo. Pero no sólo por el establecimiento, sino también por la ciudad, por la provincia. La gente se va como loca. La provincia que tenemos es impresionante. Ayer se fueron unos clientes que son precisamente del sector hostelero y venían de Ibiza y tenían cinco o seis día y estaban como locos. Era una sonrisa de oreja a oreja. Habían estado en El Puerto de Santa María, en Vejer, Zahara de los Atunes, Ubrique porque querían ver una fábrica de pieles... Al final tenemos una provincia que tiene tanta variedad que para un cliente que está aquí diez o quince días les da muchas posibilidades.

—¿Se están moviendo como pasa con los cruceristas en grupos burbujas a la hora de hacer excursiones?

—No, la verdad es que no. Sí es verdad que vienen con sus coches particulares. De hecho ha aumentado el uso del garaje del hotel. Antes venía mucha más gente en tren o en avión pero prefieren ahora su vehículo particular para hacer los desplazamientos.

—¿Ha cambiado el perfil del cliente?

—El perfil del cliente español es el mismo. Una edad media entre 50 y 60 años. Es verdad que viene también gente joven pero suelen ser turistas de mediana edad. También tenemos clientes que vienen con niños y para ellos tenemos un servicio de animación que ofrecemos tanto en horario de mañana como de tarde y está siempre completo.

—¿Cómo están las previsiones?

— Es cierto que el mes de junio ha sido un mes un poco atípico porque veníamos de una situación de pandemia y cierres perimetrales y acabamos con una ocupación del 92% y este mes de julio vamos a acabar con un 95%. Pero es que siempre hemos acabado con esos porcentajes. Los meses de julio, agosto y septiembre son meses de muy alta ocupación.

—¿Y qué significa que un hotel esté lleno al 95%?

—Pues ni más ni menos que está lleno casi todos los día de la semana. Y si no se llena es por culpa de lo que está ocurriendo en todas las casas en el día a día. Que el cliente nos llama diciendo que han confinado a un hijo y no pueden desplazarse y entonces con esa reserva se les da un depósito, un plazo... Si no se llena es por esto. Aparte tienes también esos pequeños picos de cambios de mes que siempre se nota que en cambios de mes o de quincena se puede quedar por ahí algún día tonto colgadillo. Pero el resto de los días prácticamente lleno.

—¿Siguen manteniendo como política la flexibilidad a la hora de cancelar una reserva?

—Llevamos año y medio o dos años con una flexibilidad total y siempre favoreciendo al cliente. También le digo que hemos tenido clientes de Australia que nos dicen que no quieren que se les devuelva el dinero sino que lo que quieren es venir y a lo mejor llevamos año y medio o dos años con su dinero en reserva. Hay clientes que prefieren seguir prorrogando sus reservas y se prorroga el depósito hasta finales de año y si siguen sin tener posibilidades de venir pues se les prorroga otro año y listo. Los clientes en general, y sobre todo los extranjeros, tienen muchas ganas de venir y de desplazarse pero el problema es que no pueden y no les dejan.

—¿Qué se le pasa por la cabeza cuando hablan de una quinta ola de covid?

—Estuve en el hospital anteayer y me preocuparía que hubiera colapsos en los hospitales y yo los veo que están tranquilos. Entonces es una repercusión que tenemos que intentar ponderar. Si los hospitales empiezan a saturarse, entonces sí me preocuparía.

—¿Y le da miedo pensar en nuevos cierre perimetrales?

—Miedo ya no nos debe dar nada. Sï incertidumbre. Somos conscientes de lo vivido.

—¿Pesa mucho en su currículo haber sido director de hotel durante una pandemia?

—Creo que a todos nos va a servir de experiencia en nuestro ámbito profesional.Haber vivido una pandemia como ésta creo que a un futuro de 10 o 20 años será una experiencia que nos hará ver las cosas de otra manera.

—¿Qué momento recuerda como el más crítico dentro de toda esta experiencia?

—La incertidumbre de no saber si iba a haber vacunas o no y cuánto tiempo podría durar esto.

—¿Y en fecha?

—Pues el invierno pasado, a principios de año nos sabíamos si iba a haber vacuna o no. ¿Cuánto tiempo íbamos a tener que estar así encasa? De hecho mi familia y yo henos estado encerrados prácticamente solos dentro del hotel desde el cierre hasta el final.

—¿Usted vive en el hotel?

—Sí. Vivimos aquí y estar en un hotel como este casi tres meses encerrados y no saber cuánto se iba a poder volver a abrir el establecimiento pesa mucho.

—¿Y cómo se viven esos tres meses de encierro con la familia en un hotel con tantos metros cuadrados y tan poca vida?

—Aquí contábamos con el personal de mantenimiento y administración para el tema del día a día del establecimiento. Al final era una sensación, sobre todo las noches o los fines de semana en las que nos quedábamos solos. Un poco de paranoia o miedo pero al final te vas acostumbrado y era como si tuviéramos una casa muy grande. Recuerdo hacer rondas nocturnas con mi hijo pequeño por todas las estancias del hotel. Al final tienes que moverte, tienes que abrir grifos....Nada más que esa ronda diaria nos daba algo que hacer y algo con l o que pasar el tiempo. Esos fueron los momentos peores.

—La experienia que tuvieron con la colaboración directa con Cruz Roja supongo que le habrá resultado difícil a la vez que inolvidable.

—Sobre todo el equipo de cocina ahí se volcó muchísimo porque fue proponérselo y en seguida todos se apuntaron. Luego tuvimos otra colaboración como la de El Corte Inglés o por parte de empresas públicas que aportaron otros productos y la verdad es que todo eso fue como otro ambiente. Era un momento de ánimo y solidaridad que a todos nos dio fuerzas y nos hizo pensar que de esta se podía salir. Ese mes que estuvimos aquí, día a día, apaciguó un poco toda la situación a nivel personal. Era como tomar el aire y retomar el pulso del día a día.

—¿Es la Caleta la playa preferida de sus clientes?

—Normalmente cuando el cliente llega y pide recomendaciones de playa, siempre tenemos un poco que preguntarle que qué busca. Si es gente en plan familiar y con niños, a la mayoría de la gente le recomendamos, sin dudarlo, la Caleta. Luego ya es gente que busca más tranquilidad y menos agobio y no quieren salirse de la ciudad le hablamos de la playa Victoria, Santa María del Mar, que vayan más bien temprano y eviten los fines de semana. Luego hay muchos clientes que buscan un lugar algo más especial o que buscan una determinada playa y ahí ya les recomendamos el entorno de Barbate, Vejer, Tarifa...

Con fibra óptica de la mano de Telefónica

Paradores de Turismo de España ha seleccionado a Telefónica, a través de un concurso público, como socio tecnológico único para culminar su digitalización, implantando una red de alta disponibilidad y banda ancha ultrarrápida en los 97 emplazamientos que la hotelera pública tiene repartidos en 16 Comunidades Autónomas. Dos de ellos se encuentran en la provincia de Cádiz, uno en la capital y otro en Arcos.

Hasta ahora, la infraestructura de red en estos edificios dependía de varios proveedores de telecomunicaciones y tenía un limitado ancho de banda. Esto, unido a la complicada orografía en la que se ubican -muchos en lugares remotos- y a la propia arquitectura de los edificios -buena parte de ellos históricos- limitaba la cobertura haciendo que las redes se saturaran con funcionalidades básicas. El nuevo proyecto salvará estas dificultades, lo que permitirá no solo que los clientes de Paradores puedan acceder a más prestaciones, sino que beneficiará también a las localidades colindantes.

El director del Parador de Cádiz y director regional sur de Paradores, Eduardo Oriola, considera crucial que las infraestructura de un alojamiento como éste esté siempre a las últimas, sobre todo con vistas a los clientes alojados, reuniones, eventos y demás que “hace que el cliente venga con absoluta tranquilidad para hacer su reunión en streaming, una videoconferencia”. Oriola destaca que el 75 o el 85% de los paradores se encuentran en puntos muy distantes donde “en ese pueblo, en esa pedanía o en esa parte de la sierra no es fácil llevar ese tiepo de instalaciones”.

Con este acuerdo firmado con Telefónica lo que hemos conseguido es que a todas esas zonas, además de los propios paradores, lleguen todas las mejoras, de las que también se van a ver beneficiados el resto de ciudadanos”. El acuerdo permitirá a Paradores la renovación constante de su infraestructura tecnologica, algo que ya consideran prioritario todos los clientes. “A un cliente le puedes decir que tienes una avería en el agua caliente que durará cuatro horas, pero lo que no le puedes decir nunca es que lo vas a tener cuatro horas sin wifi por culpa de una avería”.

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