La última reinvención de la calle Ancha
Comercio / Hostelería
La conocida vía del centro de Cádiz deriva a zona hostelera y cuenta ya con ocho cafeterías
Tiene 43 locales comerciales, nueve de ellos cerrados, aunque dos en obras
Ha soportado varias crisis, más de tres cambios de pavimento (tuvo incluso aceras) y el olvido con la marcha de las cabalgatas a la avenida y de la carrera oficial de Semana Santa. Pero ahí sigue, y reinventándose (valga el guiño subielista). De ser la calle más comercial de la ciudad pasó a decaer, principalmente con el cierre de Galerías Preciados en 1995. Dejó a Columela, curiosamente ahora en horas bajas, el privilegio de ser la Milla de Oro del comercio en la ciudad. Los últimos años han sido un suplicio, con un vaivén de negocios y de constantes cierres y aperturas de locales. Hasta que la hostelería ha venido a rescatarla.
A Ancha ya hay quienes ya la llaman la Calle de las Cafeterías. Hasta hace no mucho solo convivían tres negocios hosteleros: el Salón Italiano (heladería Los Italianos), el bar Liba y la cafetería Chamara. Las tres se mantienen, Los Italianos con su singular discontinuidad, aunque Chamara ha cambiado de nombre: Algarabía. Pero se sumaron Granier, Panaria, La Tertulia, Verde Pistacho (heladería que también sirve desayunos) y el café La Lectora. Ocho locales de hostelería. Habría que remontarse a los 80 (y de ahí para detrás) para observar en esta calle un ambiente tan hostelero. Joaquín Lluch, de Confecciones Lluch, que está liquidando por jubilación, recuerda que “hubo hostelería antes de los 80, luego fue meramente comercial salvo excepciones, y ahora parece que la hostelería le ha dado a la calle otro aire”. Evoca lugares como el bar Niza, en la esquina con Sagasta, lo que hoy es Panaria (que en tiempos posteriores al Niza fue también la heladería Roma), la cafetería Orcha, el restaurante El Comedor Vasco, o la cafetería La Camelia que tuvo dos locales, uno en otra esquina con Sagasta y otro en el sitio que ha dejado hace poco Movistar. O la Cervecería Inglesa, que Lluch sitúa al principio de la calle “donde está hoy la sede del PSOE”.
Dice Carlos López, que lleva 30 años regentando el bar Liba, en una de las esquinas con San José, que “estuvimos muchos años solo nosotros y Los Italianos, pero todo va cambiando y ahora la tendencia es la hostelería, con vistas al turismo”. Carlos, al frente de un negocio que fundó su abuelo José María Ruiz López en 1938, añade que “esta calle ha estado peor, aunque la época buena fue la de Galerías Preciados. Se fueron algunos bancos y ahora parece que la calle está más ambientada”.
No es el único hostelero que añoraba Galerías Preciados. El recordado Gianni Campo, propietario del Salón Italiano, decía en una entrevista a este diario en 2014 que durante las rebajas de julio de Galerías Preciados llegaba a vender 700 granizadas al día. Los almacenes tal como los conocimos la mayoría de los gaditanos vivos abrieron en Ancha el 12 de noviembre de 1966, hace ahora 50 años, aunque antes habían estado en otro lugar de la calle para trasladarse a San Francisco, frente al Cine Gades, en lo que fue por último el Juzgado de Menores. Y en el 66 volvió a Ancha, a un edificio donde estuvo el Círculo Mercantil e Industrial, con fachada de mármol de Macael.
Actividad comercial
La calle Ancha cuenta en total con 43 locales comerciales, 26 en la parte que sale de Novena y 17 en la pared que continúa a José del Toro. De ellos, nueve cerrados, aunque hay actividad, en forma de obras, en dos, el que ocupó hasta hace poco Movistar y el que todavía muestra el letrero Delicias de Cádiz El Almendrita. No son muchos los locales cerrados teniendo en cuenta la crisis que llevaba la calle soportando desde 2008, agravada ahora por las consecuencias de la epidemia del coronavirus.
Carlos López. Propietario del bar Liba.
"Esta calle ha estado peor, pero la época buena fue la de Galerías Preciados”
Tiene Ancha lo que muchos no han visto allí nunca: dos supermercados. Un Carrefour Express en el local que, según cuenta Joaquín Lluch, ocuparon antaño Muebles Campe, Mundolamp, Sony o General Ópticas. El otro, un Covirán, en otra de las esquinas con San José, donde estuvo la farmacia de Evelio Carabot y luego la fallida apuesta textil de la firma Caramelo. Lluch apunta que ya hubo otro supermercado “que duró muy poco porque obligaban a las señoras a dejar los bolsos en la puerta”. Al ¿exotismo? de los supermercados se suma una Barraca, tienda de cucherías, demostrándose así la deriva de una calle que fue eminentemente ocupada por tiendas de otros sectores.
Puestos a recordar, Lluch destaca que Ancha contó incluso con la Relojería Alemana antes de que este negocio, ya desaparecido, se mudara a Columela. Estuvo en lo que fue el Rectorado de la Universidad de Cádiz y próximamente será la delegación municipal de Cultura y Fiestas, en la misma finca que en 1964 se convirtió en la Jefatura Provincial del Movimiento, que no quería locales en los bajos, de ahí la marcha de la relojería.
De negocios emblemáticos hay una larga lista. Empezando por almacenes El Siglo, que acabó en juguetería y que cerró a comienzos de este 2020 después de 86 años. O el estanco, ahora en Benjumeda con Cervantes. Calzados Carmen, El Eco de París, Periñán (distribuidor de sonido Philips en lo que hoy es Granier), Máquinas de Coser Alfa que se mudó hace poco a la cercana Sagasta, Calzados Faly –ahora una lavandería–, moda de hombres Bocuñano, la Tintotería Los Mil Colores, Bolsos Tosso, Muebles Tetuán, Discos Elisia o sastrería Robles, entre otros recordados comercios. Se mantienen El Séneca, aunque con cartel de Se Alquila, Fotografía Luis Márquez y Viajes Rico, entre los más veteranos. Sin olvidar entre los desaparecidos a lugares no comerciales como el Casino Militar, el Banco Hispanoamericano (hoy escuela de Salus Infirmorum) o el Banco Vizcaya, que ahora es la librería Quorum.
Nostalgias aparte, la calle Ancha consigue siempre salir a flote. Lo hace ahora gracias a la hostelería y lo seguirá haciendo, pues el marchamo de calle importante nunca se pierde.
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