'Los últimos años grises', desde el objetivo de Duke en Cádiz

Historia de Cádiz

El historiador Julián Oslé recupera del Archivo Municipal el legado fotográfico de Ramón Bensusan Anchóriz, donde refleja el incipiente cambio social y urbanístico de Cádiz de los 50 y 60

El Trofeo Carranza en la playa Victoria.
El Trofeo Carranza en la playa Victoria.

La donación de un valioso archivo que es el retrato en blanco y negro de toda una época fue la semilla de la que germinó ‘Los últimos años grises', el último libro del historiador Julián Oslé, articulado en torno a fotografías de José Ramón Bensusan Anchóriz ‘Duke’ en Cádiz.

Tras un laborioso trabajo de positivado de las miles de imágenes –unos 260 carretes- que otro conocido historiador como Rafael Garófano legó a Cádiz, Oslé pudo desgranar los años 50 y 60 de la historia de la ciudad, desde el objetivo del que “fue sobre todo un fotógrafo conocido por su trabajo de estudio tipo retratos, orlas, etc.”. Pero, más allá de este trabajo profesional, Duke también inmortalizó la transformación urbana que vivió Cádiz a raíz de la explosión de 1.947, “cuando toda Puerta Tierra quedó devastada”; así como el impulso del comercio local; sus Fiestas Típicas Gaditanas que emplazaron al Carnaval durante la dictadura, la Semana Santa, el Trofeo y otras facetas de la sociedad de la época como los eventos sociales en el famoso Cortijo de los Rosales, los toros, etc. “La gente empezaba a reír, se percibía cierta alegría en la ciudadanía, la llegada del turismo extranjero a España y del nacional a Cádiz… era el final de aquellos años grises”, explica.

De aquel desarrollo urbanístico recupera imágenes de la construcción de aquellos grandes bloques en la Avenida y su gran transformación, la reconstrucción de San Severiano, la creación del barrio de la Laguna, y otras sorprendentes fotos de los rellenos en la parte del muelle de San Carlos o ‘Puerto piojo’, “el relleno de donde está el edificio de la antigua estación de Comes, donde había como una playa delante del monumento de la Constitución”. También incluye curiosas imágenes de la zona de la playa Victoria y sus casetas y otras de la industria gaditana en sus Astilleros, la Fábrica de Cervezas la Cruz Blanca en Extramuros, el primitivo Estadio Carranza o la construcción y multitudinaria inauguración del Puente con el mismo nombre.

El comercio gaditano y la tienda Europa.
El comercio gaditano y la tienda Europa.

Del ambiente comercial tradicional rescata bajo el título Cádiz en el milagro económico de la España de los 60 instantáneas de la propia inauguración de Galerías Preciados, que fue todo un acontecimiento, y fotos de míticos establecimientos como Mabus, La Camelia, Bazar Europa, la inauguración de la primera librería moderna Miñón, Oliveti y Melchor. Recupera la estampa de José Sánchez Sousa, de Picos Brasileños, “que era un personaje que siempre iba en su furgoneta acompañado de un maniquí haciendo publicidad”.

El comercio portuario ocupa varias páginas, hasta llegar al apartado festivo gaditano, con sus Fiestas Típicas como gran exponente y de las que se incluyen fotografías de sus reinas, -que eran las hijas de las personalidades influyentes de la época y famosas-, enormes exornos, así como el propio Trofeo Carranza, “cuando estaba en auge y la playa se vinculó a este evento; el boom fuerte fue en los años 60, hasta el punto de que un tramo de la avenida se cortaba al tráfico y el Trofeo llegaba en coche de caballos”, explica.

El circo y otros actos sociales como los toros, las retransmisiones en directo de Radio Juventud, las fiestas del Cortijo de los Rosales, “que fue todo un mito de los años 50 con la llegada de los personajes más famosos de la época como Massiel y su eurovisivo traje”, y la Semana Santa, marcan el pulso de la vida de toda una época.

La obra cuenta con el prólogo de Mª Carmen Gómez, Responsable técnica del Área de Fotografía del Archivo, que fue quien alertó a Julián Oslé de este valioso legado. En su texto ensalza el valor de una donación y del propio documento gráfico. Le sigue un prólogo biográfico del propio hijo de Duque, “en el que cuenta cómo recuerda a su padre desde su infancia y cómo arrancó en el mundo de la fotografía”. También introduce con su propia firma un homenaje a Carmen Martín Gayte, y a la generación de los 50, “por su amistad con Cádiz y el concepto de la fotografía como ventana, que era tan recurrente” en la que fue una gran apasionada de Cádiz y amiga de Fernando Quiñones.

El color lo pone el epílogo de Salvador Catalán, que ahonda en cómo la música se convirtió en un “elemento revolucionario y la cultura fue el eslabón hacia la democracia”, cerrando con la visión de un artista de la época y de hoy, Manolo Cano.

Un libro, en definitiva, que viene a ser la continuación de su anterior obra ‘Imágenes para después de una guerra’, y que refleja la incipiente apertura de Cádiz al mundo y a una mayor libertad.

stats