Vía libre para terminar la avenida entre el puente del Doce y la playa
Urbanismo en Cádiz
El Ayuntamiento pretende iniciar este año las obras del último tramo de la avenida transversal, un proyecto iniciado en 1999
El solar se completará con un bloque de viviendas
El Ayuntamiento espera iniciar ante de que concluya este año las obras del último tramo de la avenida transversal, en el solar que ha quedado libre tras el derribo de los edificios de la calle Cooperativa.
El proyecto se ejecutará una vez se desmantele un equipo de un transformador de suministro que queda en la zona por lo que se calcula que la vía estará abierta en la primera parte de 2012.
Urbanismo ha descartado finalmente la construcción de una rotonda en la conexión de la avenida de la Constitución de 1812 con la de Juan Carlos I.
En la urbanización de esta parcela, junto al tramo final de la avenida, quedará espacio libre para la construcción de un nuevo bloque de viviendas, en la zona más próxima a la avenida de la Lacave. Allí se levantará un edificio con cabida para 50 viviendas. El terreno saldrá en su momento a la venta para que el proyecto sea ejecutado por la iniciativa privada. El dinero que se obtenga se repartirá entre el Ayuntamiento y Procasa, que lo dedicará a la financiación de las obras de la avenida.
El inicio de estos trabajos supone el principio del fin de la construcción de la conexión transversal entre el puente de la Constitución de 1812 y el Paseo Marítimo. El proyecto se puso en marcha en 1999 y estará listo en 2021. Serán 22 años de trabajos ejecutados en distintas fases, muy complicadas algunas pues han ido acompañadas del derribo de antiguas edificaciones, entre ellas la del viejo colegio Carola Ribed.
Esta vía se convertirá entonces en la principal conexión viaria entre la Bahía y la playa, aunque la ausencia de una rotonda entre Varela y la avenida de Andalucía dificultará el desvío del tráfico a la principal arteria de la ciudad.
En su momento, la apertura de la transversal se planteaba como esencial para la puesta en servicio de una nueva línea de autobús urbano que conectase directamente la barriada de La Paz con el Paseo Marítimo y facilitase el desarrollo de las líneas circulares en el transporte público. Queda por ver cómo se aprovechará la nueva avenida en el nuevo contrato del servicio urbano, aún por definir por parte del Ayuntamiento.
La construcción de la avenida transversal, formada por las avenidas de la Constitución de 1812 y la de Huelva y el cruce por Asdrúbal, es un ejemplo más de lo complicado que resulta en esta ciudad ejecutar proyectos urbanísticos que afectan a una trama urbana que, en algunos casos y aquí ha pasado en varios tramos, ya estaba cerrada.
La primera fase se inició en 1999 con la urbanización de los antiguos cuarteles de Varela, para lo que se organizó un concurso de ideas que finalmente no se aprovechó en el diseño final de la zona, conformada por viviendas y dos parques separados por la nueva avenida.
El final de esta fase se topó con la necesidad de derribar varios de los antiguos bloques de pisos de la calle García de Sola, para lo que antes eran necesario construir los inmuebles alternativos, y el derribo del viejo colegio Carola Ribed, por cuyo solar iba a discurrir la avenida.
Aquí el Ayuntamiento, gestionado entonces por el PP, chocó con el desinterés de la Delegación Provincial de Educación, a cuyo frente estaba Pilar Sánchez, elegida poco después alcaldesa de Jerez de la Frontera, a la hora de acelerar la construcción del nuevo centro, para el que el gobierno de Teófila Martínez había cedido terrenos en uno de los jardines previstos en Varela.
El nuevo colegio no estará listo hasta 2006.
Unos años antes, en el otro extremo de esta vía transversal, se había urbanizado la Avenida de Huelva, que suponía la conexión del futuro puente de la Constitución de 1812, entonces pendiente de construcción, con el viario de extramuros.
Esta avenida se urbanizó en lo que era la antigua frontera entre la factoría naval y la barriada de Astilleros.
Terminado este tramo y urbanizado también el afectado por el viejo Carola Ribed, que ya llegaba hasta la avenida de Juan Carlos I, se llega a la que ha sido la fase más complicada, la más costosa y en la que se ha invertido más tiempo: la conexión con las dos caras de la vía transversal.
Aquí se implican dos operaciones urbanísticas de calado. Por una parte, el traslado del cuartel de la Guardia Civil a la avenida de Astilleros, el derribo de las antiguas dependencia de la Benemérita y la construcción en su lugar de 135 viviendas en una operación ejecutada y financiada por Procasa, con un coste de más de 20 millones de euros lo que ha provocado que la empresa municipal no pueda acudir desde entonces a préstamos bancarios para afrontar nuevas operaciones inmobiliarias de la ciudad.
La construcción de estos pisos permitió ampliar la avenida transversal unos metros más. Los edificios de la calle Cooperativa se convirtieron entonces en el último muro a derribar.
Para el desarrollo de esta penúltima operación había que terminar las nuevas viviendas en el solar de la Guardia Civil e iniciar el traslado de las familias de Cooperativa a estos bloques; a la vez quedaba pendiente el proceso de expropiación de un pequeño chalé que se inició en julio de 2019. Una vez concluido todo ello se inició el derribo de los inmuebles afectados.
Curiosamente, todo el proceso de construcción de la nueva avenida transversal se ha llevado por delante a denominaciones de calles en su situación primitiva, como pasó con San Juan Bosco y José Joaquín de Mora hasta llegar a Cooperativa.
De la misma forma, la urbanización también afectó a las casitas bajas de San Severiano, derribadas salvo dos que aún quedan en pie y pendiente en parte de urbanización el terreno.
La ampliación de la avenida de la Constitución recortará también recorrido peatonal entre las dos puntas transversales de extramuros.
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