"En el urbanismo ilegal hay bastante connivencia entre administraciones"
El director de Greenpeace en España llama al "liderazgo local" frente al fiasco de la Cumbre de Copenhague · Reclama protección total para la costa y rechaza el plan de Las Aletas
Juancho y sus colegas Nora, Christian y Joris entraron con esmoquin -traje largo, ella- en la cena de gala que ofrecía la reina Margarita II de Dinamarca a jefes de Estado de todo el mundo con motivo de la Cumbre del Clima de Copenhague. En medio del sarao, desplegaron dos pancartas con el lema Los políticos hablan, los líderes actúan. ¿Se acuerda? Era diciembre. No estaban invitados. Pasaron 21 días en la cárcel: prisión preventiva.
En esas tres semanas, por lo menos, el grito en el abismo del movimiento ecologista dio la vuelta al planeta y muchos supieron que Juancho es Juan López de Uralde (San Sebastián, 1963), director ejecutivo de Greenpeace en España. "Aunque llevo muchos años en esto, uno tiene la sensación de que su vida empieza desde aquella acción", se presentó ayer él en el Foro de Cádiz, organizado por Cajasol, Casino Gaditano y Diario de Cádiz, donde ofreció una ponencia sobre la Revolución energética y el camino hacia la sostenibilidad, un repaso a las evidencias del cambio climático, otro grito en el abismo.
López de Uralde subrayó el consenso internacional sobre el fracaso de la cumbre danesa. Allí se esperaba "un acuerdo vinculante, justo y ambicioso", con compromisos en negro sobre blanco como la reducción del 40% de las emisiones de CO2 para 2020 en los países industrializados. La realidad no deparó convenios en firme sino una "declaración política" de escaso calado. "Se demostró que no hay voluntad de los países, que no hay liderazgo internacional y que el lobby de la industria sigue actuando en la sombra. Y para colmo, todo fue un desastre organizativo en el que un país que se supone al frente de los países occidentales acabó decretando un estado de excepción y persiguiendo a la sociedad civil", argumentó el ecologista ante el aforo del Casino Gaditano, medio centenar de participantes.
El director ejecutivo de Greenpeace, que carga culpa por "no haber sabido transmitir a la sociedad el mensaje sobre la gravedad de la situación", trabaja ya en una era post-Copenhague con los objetivos de incrementar la presión sobre Estados Unidos y China como "principales responsables" de las afecciones climáticas, y forzar un mayor compromiso de la Unión Europea, "que lamentablemente pinta bastante poco en el nuevo orden internacional que se está fraguando".
Son acciones de presión global, pero Greenpeace también identifica una vía de lucha contra el cambio climático "focalizando" los esfuerzos en la consecución de objetivos de emisión en países, regiones y municipios. Hay margen de maniobra, por ejemplo, en reformas destinadas al ahorro energético, o en el desarrollo de planes de transporte público sostenibles.
"Hay que conseguir un movimiento local que impulse iniciativas y que derive en un movimiento ciudadano global en defensa del medio ambiente", reclamó López de Uralde, vinculado a la organización ecologista internacional desde 1987. No sólo se trata de reducir el insostenible consumo de energía, sino de incrementar la eficiencia energética sobre la base de las renovables y de dar por finalizada con la mayor celeridad posible la "sociedad de los combustibles fósiles". "Será difícil, porque hablamos de cambiar el sistema mediante el cual obtenemos energía y mediante el que hemos construido la sociedad tal y como la conocemos", admitió. Pero es el único camino para transformar "un escenario que nos lleva al abismo ecológico y ambiental".
López de Uralde, pese a luchar contra el cambio climático desde trincheras internacionales, analizó temas con incidencia medioambiental en el país y en la región como el urbanismo ilegal que prolifera en los núcleos costeros ante la "dejación" pública. A su juicio, "en el urbanismo ilegal hay bastante connivencia entre las administraciones locales, autonómicas y estatales", aunque son los ayuntamientos los principales responsables de la situación. Los "problemas" que sufrimos no cambiarán, vaticinó, "mientras la financiación local siga estando vinculada al ladrillo".
"En la costa española tenemos un millón de viviendas vacías y tres millones más en planificación. No tiene ningún sentido. La clase política debe preservar lo que pueda preservar, y recuperar lo que pueda recuperar, que es poco porque hay ecosistemas costeros que están arruinados", reclamó López de Uralde.
En el primer capítulo, en el de la preservación de espacios, incluyó la negativa de Greenpeace al proyecto para construir dos apartahoteles en la playa de El Palmar, en Vejer, y preguntó en retórica: "¿No se está pretendiendo reproducir el modelo de desarrollo que nos ha llevado a esta situación de crisis?". "Pan para hoy, hambre para mañana".
Ante el requerimiento de uno de los asistentes al Foro de Cádiz, el portavoz de Greenpeace también reiteró el rechazo de la formación al proyecto para levantar el parque industrial y tecnológico de Las Aletas, en Puerto Real, en suelo de Dominio Público Marítimo Terrestre. El plan cuenta con un rotundo respaldo de todas las administraciones públicas pese a la sentencia contraria del Tribunal Supremo. López de Uralde volvió ayer a reclamar el "abandono" del proyecto ante la decisión judicial. Fue un grito más en el abismo.
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