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La vergüenza del foso de la muralla de Cádiz

El patrimonio histórico en Cádiz

La falta de mantenimiento en el Pelícano pone en riesgo una zona vital de la antigua fortificación de la ciudad

Destrozo en una de las escasas farolas ubicads en el foso / Jesús Marín
J. A. H.

03 de julio 2019 - 17:18

La falta de inversiones para su mantenimiento pone en riesgo el foso del popularmente conocido como Pelícano, a pie de la muralla de la Puerta de Tierra, que a mediados del siglo pasado obtuvo la categoría de Monumento y ahora está considerado como Bien de Interés Cultural.

El foso, donde durante años funcionó una guardería infantil, está hoy ocupado en su mayor parte por un espacio para el paseo y estancia de los perros. Éstos, y sus dueños, superan la zona acotada hasta el punto de utilizar también la zona ajardinada, lo que provocó un evidente deterioro del césped.

Más allá de este uso, y a pesar de las posibilidades turísticas que en cualquier ciudad histórica tendría un equipamiento de esta relevancia, el foso funciona como mera conexión entre la Avenida y las estaciones de tren y autobuses, cruzando para ello una pasarela.

Daños en la balaustrada que conecta con el paseo de Bahía Blanca / Jesús Marín

La ausencia de mantenimiento es evidente en todo el conjunto. Hace unos meses el Ayuntamiento tuvo que reforzar un tramo de la balaustrada ante el riesgo de derrumbe, aunque desde entonces no se ha actuado para reformar lo dañado.

El abandono es también evidente a lo largo de todo el lienzo, tanto del de la muralla como del que rodea el foso, con claros signos de desgaste y erosión. Hay también pintadas en varias zonas, sobre todo en la escalera que conecta con la Avenida que, por si fuera poco, está muy gastada con el riesgo de caídas que ello implica, y con la balaustrada necesitada de una importante limpieza.

El césped de la zona destinada a los perros / Jesús Marín

Aunque para mal estado destaca la balaustrada que conecta el foso con el paseo de Bahía Blanca, que funciona como rampa. Aquí, simplemente la piedra ostionera ha desaparecido por lo que no hay donde agarrarse.

La zona ajardinada más cercana al arco de acceso al casco antiguo cuenta con un buen mantenimiento por parte de Parques y Jardines, aunque muchos setos se han perdido. La ausencia de una iluminación adecuada, la falta de bancos y de papeleras hace que esta parte del foso no sea muy apetecible para el paseo y el descanso.

Pintadas en uno de los accesos al foso / Jesús Marín

El Ayuntamiento planteó hace unos meses un proyecto para revitalizar este enclave histórico, con la construcción de los edificios más emblemáticos a una escala adecuada para este espacio. Esta actuación fue, sin embargo, rechazado por la Junta de Andalucía, aduciendo que estaba junto al BIC. Curiosamente a este Bien de Interés Cultural no le perjudica el estado actual del foso ni que el que esta en el otro lado de la plaza de la Constitución sea utilizado como unas pistas deportivas, con cestas de baloncesto y porterias de fútbol se ubican junto al mismo lienzo de la muralla a proteger.

La balaustrada se cae / Jesús Marín

Prohibiciones aparte, el Ayuntamiento no ha invertido nada en la recuperación de este patrimonio tan relevante para la ciudad, a pesar del provecho turístico que tendría bien utilizado. Se aduce la falta de presupuestos. A ello se une la falta de interés tanto de la Consejería de Cultura como del Ministerio de Cultura, que no aportan dinero para su restauración.

La concejalía de Patrimonio Histórico sí ha ejecutado en los últimos meses una campaña de mantenimiento y limpieza de los lienzos de la muralla de San Carlos y del arcos de los Blanco, así como actuaciones en distintos monumentos de la ciudad a la vez que se han restaurado y pintados los guardacantones y se repondrán placas perdidas o en mal estado.

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