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Con la vista también se come

HOSTELERÍA Establecimientos en parajes idílicos de la ciudad

Los kioscos-restaurante ofrecen la oportunidad de disfrutar a la vez de la gastronomía y del paisaje

El kiosco de Baro, en la avenida de la Bahía, es el último que ha abierto, con el entorno como uno de sus argumentos para captar clientes.
J.m. Sánchez Reyes / Cádiz

25 de mayo 2011 - 01:00

Los kioscos-restaurante se asientan poco a poco en la ciudad. Los tres que nos ocupan nacieron después de una época en la que hubo cierto rechazo ciudadano, principalmente al que se quiso instalar en la plaza de Santa María del Mar, conocida como Rosa de los Vientos. Entonces se inauguró Lumen, en el parque de Varela, en noviembre de 2008, y un mes después La Quilla, junto a La Caleta, con polémica incluida. En este caso, la Junta de Andalucía determinó que la licencia de obras otorgada por el Ayuntamiento era nula, entendiendo que se había utilizado de manera indebida el uso de suelo público para una actividad de interés privado no permitida. El Consistorio recurrió la sentencia y aún se está a la espera de la resolución. El tercer kiosco lleva abierto dos meses. Lo regenta la empresa Baro en la avenida de la Bahía. Los tres se encuentran en privilegiados enclaves, lo que refuerza sus ofertas hosteleras.

"Un enfoque distinto a lo habitual" quiso implantar Maribel Téllez en La Quilla. Dice haberlo conseguido tanto en los diferentes ambientes creados como en el valor otorgado al paisaje. Para La Quilla es clave la cercana presencia de la playa La Caleta. "El entorno ayuda mucho porque el entorno es el protagonista. Nosotros somos únicamente un complemento", comenta la propietaria. La clientela, variopinta, disfruta de unas inmejorables vistas, con la puesta de sol caletera como estrella de los 'decorados' naturales. "Intentamos que el cliente se sienta cómodo, de ahí la gran acogida. Creemos que a la gente le está gustando", apunta Maribel. La Quilla no tiene un tipo de cocina "definido" y sí una carta "curiosa". En tan singular establecimiento se puede tapear, comer o celebrar una pequeña fiesta si se desea. "Ofrecemos mucha variedad a pesar de no tener un local muy grande", explica. De diez de la mañana hasta la madrugada hay tiempo para todo. ¿La crisis? Maribel Téllez la asume "sin referencias anteriores" porque La Quilla nació en plena recesión. Y reconoce que la gente "sale menos", pero cuando sale, según la hostelera, "lo disfruta más".

Y también en el epicentro de la 'crujía' mundial le ha dado a Manuel Baro por abrir un kiosco-restaurante. Ya lo hizo en La Cierva y ahora repite en la avenida de la Bahía. Un local acristalado con una magnífica vista acoge al cliente. Los más de 30 años viviendo en la barriada de La Paz sirvieron a Baro para entender que la zona "está desaprovechada". El arreglo del paseo marítimo entre Astilleros y Puntales por parte del Ayuntamiento acabó por dar a este hostelero el empujón que le faltaba. "Este paseo es más bonito que el de la playa, y te lo digo yo que en la playa es donde tenemos nuestro establecimiento más antiguo. Hay que poner en valor el litoral porque a veces no sabemos ni lo que tenemos", añade el hostelero. Anima a los empresarios a invertir en La Paz. "Hay un montón de locales vacíos y es un barrio por explotar y conviene dinamizar esta zona", declara. Él ha apostado por el paseo de la Bahía. ¿Abrir un local en tiempos de crisis es de locos? Manuel lo tiene claro: "Sin locuras como ésta no avanzamos". Y se muestra optimista recordando un dicho como "detrás de lo malo viene lo bueno".

Pescados y mariscos y un ambiente "relajado". "Buen servicio y precios asequibles" componen la carta de presentación de Baro. No importa que haga mal tiempo, las vistas mandan. De momento es pronto para hacer valoraciones, aunque la primavera está siendo complicada en cuanto a meteorología. "No nos podemos quejar en estos dos meses, aunque esperamos el despegue en verano. En invierno, ya hablaremos". La apuesta es de largo recorrido. "Hay que gustar a los gaditanos, principalmente, que son los que están aquí todo el año", señala.

A Ana Martín, gerente de Lumen, no le gusta la denominación de kiosco para su restaurante Lumen, en el interior del parque de Varela. "Parece que así nos han bautizado. Bueno, lo aceptamos", destaca. Le gustó el entorno cuando el Ayuntamiento sacó a concurso la explotación del establecimiento, aunque se apresura a indicar que no existe mucha diferencia entre un restaurante en una calle al uso y otro en un parque. En Lumen entra gente de todo tipo. Los precios están "a la altura de la media en otros restaurantes". Desde que abrieron la experiencia ha sido "muy positiva" y su gastronomía tradicional ha calado en la clientela. "Tenemos cinco premios de las rutas de las tapas", apostilla Ana Martín. También hay lugar para un tranquilo café.

El Ayuntamiento está por la labor de conceder más licencias de este tipo. Hay un kiosco proyectado en el paseo marítimo cerca de Puntales y otro en la citada Rosa de los Vientos. Y siempre mirando al mar.

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