La vivienda en el polígono exterior de Zona Franca: “Cádiz necesita industria”
El Consorcio pone la Glorieta como límite para la construcción de viviendas
Se destaca la trinchera que supone la vía del tren para este suelo
La Glorieta de la Zona Franca es el límite imaginario que, según el Consorcio, debería de separar las viviendas de la ciudad de la zona industrial que conforma el polígono exterior. Más allá, entre esta plaza y Cortadura, debería de mantenerse el actual tejido productivo, sin más cambio que su profunda remodelación y modernización, que no es poco.
Esta es la apuesta que realiza el delegado del Gobierno en la Zona Franca, Fran González. La excelente acogida que ha tenido el proyecto de Navalips, con más de 800 viviendas previstas, no significa para la dirección del Consorcio que éste sea un modelo que se pueda reproducir en el resto del polígono.
Todo lo contrario, González tiene claro que "Cádiz necesita mantener su tejido industrial" aunque siempre mirando hacia el futuro, modernizando su propuesta al estilo de lo que ya se está desarrollando en la Zona Base.
Aquí, destaca el delegado de la Zona Franca, hay una propuesta de diseño mixta, pues junto a los proyectos industriales, basados en la sostenibilidad y la industria verde, también se han habilitado dos parcelas para otros usos. Uno, el hotelero, ya tiene candidato para su desarrollo; otro está por cerrar, aunque ya hay empresas interesadas en su instalación.
Es decir, un modelo que ya supone un notable cambio respecto al paisaje actual pues une áreas de servicios ciudadanos con industrias limpias directamente conectadas con las nuevas formas de economía, que por ello tienen una mayor proyección de futuro y garantía de seguridad.
Además, Fran González destaca la propia configuración urbana de los terrenos del polígono industrial, que lo convierten en un fondo de saco dentro de la misma ciudad.
Así, menciona la vía del ferrocarril, donde empieza el soterramiento y que se mantiene como un muro de separación con el otro lado de la ciudad, en este caso el barrio de Cortadura, con el que no habría conexión peatonal posible a no ser que se bajase hasta la Glorieta de la Zona Franca.
Y junto a ello, se analiza otro inconveniente, que también está afectado a la reurbanización industrial de este suelo: la atomización del mismo con unas 200 unidades de negocio diferentes.
Aunque hay naves vacías (la Zona Franca sólo es propietaria del 8% de este terreno), hay también empresas muy activas cuyos propietarios defienden su continuidad, sin interés por un uso residencial. Otras, de gran tamaño y sin uso desde hace años, tienen en cartera proyectos de desarrollo relacionados con el comercio, desechando también actuaciones relacionadas con la vivienda.
Aunque desde el sector inmobiliaria se plantea operaciones individuales, lo cierto es que para hacer que éstas sean viables se necesita una superficie que obliga a acuerdo entre propietarios, además de una urbanización exterior que, como ha comprobado el propio Consorcio en la Zona Base, resulta muy costosa.
Con todo, el delegado del Gobierno considera necesario un debate que analice de forma global el futuro del polígono exterior, y que a través del mismo se consensúe un diseño que sea definitivo y viable en su desarrollo.
Ya se han mantenido reuniones en este sentido con Ayuntamiento, propietarios y empresarios de la construcción, además de conocer de primera mano el Consorcio el interés de firmas externas por ubicarse en unos terrenos convenientemente urbanizados.
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