“La zona comercial debe protegerse de los apartamentos turísticos”

El comercio en Cádiz

Los empresarios piden medidas para evitar que los locales se sustituyan por esta oferta de alojamiento l

Preocupación por el efecto negativo que tendrá la posible marcha de Zara

Comercios y público por la calle Columela
Comercios y público por la calle Columela / Jesús Marín

Han pasado de una etapa de importante crecimiento a otra en la que sólo se vislumbra tiempos muy complicados.

Por una parte, el cierre obligado por el estado de alarma provocado por la pandemia y el más que incierto futuro económico cuando ésta termine. Por otra, el anuncio de la marcha de Zara del centro histórico de Cádiz, por culpa de los costes de alquiler, y la posible llegada, en su lugar, de un complejo de apartamentos turísticos a ubicar en plena calle Columela, la milla de oro del comercio de la capital.

"Hay que evitar que las calles comerciales de la ciudad se transformen en calles llenas de apartamentos turísticos. Nuestro desarrollo como ciudad turística y comercial debe hacerse con un planteamiento lógico que defienda a un sector histórico en Cádiz. Hay zonas donde pueden instalarse estos alojamientos evitando el daño al tejido comercial de la ciudad", destaca Manuel Queiruga, presidente de Cádiz Centro Comercial.

Advierte Queiruga que la anunciada marcha de la principal marca del grupo Inditex, inicialmente prevista para el próximo mes de junio, supondrá un importante daño a la imagen comercial de la capital.

Aunque es cierto que Cádiz mantiene una importe oferta de marcas, tanto propias como de firmas nacionales e internacionales, se considera relevante la presencia de Zara en las calles comerciales de la ciudad. "Si se va, provocará un daño muy grande", que además llegará en pleno proceso de recuperación tras la pandemia del coronavirus, cuando el comercio y Cádiz tenga que promocionarse con todo su arsenal.

Para la asociación de comerciantes que se hable de una firma hotelera en la calle Columela es grave "pues nos estamos refiriendo a la principal vía del sector en Cádiz, a su auténtica milla de oro". Una calle que, tras la última crisis económica, apenas sufrió una reducción en los costes del alquiler de locales. Hace apenas unos años, el propietario de una tienda llegó a pedir un traspaso de 100.000 euros y un alquiler mensual de 6.500 euros. El local, meses más tarde, ya estaba arrendado.

La relevancia de esta calle provoca incluso que firmas especializadas busquen casi de forma continua locales vacíos para atender a la demanda de sus clientes.

La respuesta del Ayuntamiento, con la tramitación de la nueva ordenanza para el control de pisos y apartamentos de alquiler, tranquiliza a los comerciantes, aunque piden al gobierno municipal que esté alerta para evitar “movimientos especulativos y que el afán por incrementar rentas de forma exagerada afecte a la oferta comercial ya existente”.

Para Cádiz Centro Comercial, es esencial defender al comercio tradicional, que ha sido siempre un referente en la provincia y en buena parte de Andalucía, y también el que ha llegado a través de las cadenas nacionales e internacionales y a través de franquicias que son gestionadas la mayor parte de las veces por empresarios gaditanos.

En este sentido, se considera vital que afianzadas varias vías como calles comerciales (Columela, San Francisco, Pelota, Compañía...) es muy importante ir incrementando las áreas de ventas a partir de otras calles transversales que, si bien tienen un elevado número de locales, no están preparadas en lo que se refiere a iluminación y pasos peatonales.

Todo ello será vital una vez la ciudad comience a normalizar su vida tras el final de la pandemia y la adopción de medidas para recuperar su pulso económico.

Queiruga alerta ante la situación en la que se encuentran no solo los comerciantes que han tenido que cerrar sus locales sino también, y con especial gravedad, los que tienen autorización paraa mantenerlos abiertos pero con ventas que no cubren los costes. Menciona así a los comerciantes de los mercados de abastos, que han visto reducir su facturación al 50%, o los pequeños almacenes de alimentación, lejos de las grandes cadenas.

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