Fútbol
Un polémico arbitraje impide la victoria del Cádiz CF en Almería (1-1)

Álvaro García cuenta cómo fueron sus tres años en el Cádiz CF, en qué pueblo de Madrid vive y quién residió en la casa antes que él

Álvaro García. / Europa Press

Álvaro García, actual jugador del Rayo Vallecano, militó en el Cádiz CF tres temporadas entre 2015 y 2018 que fueron decisivas en su carrera como futbolista. Su progresión de amarillo le sirvió de catapulta par dar el salto a la élite. El extremo izquierdo (31 años) repasa su trayectoria, habla de su etapa actual y cuenta su experiencia en el equipo amarillo en una entrevista en Jot Down Sport.

Álvaro García guarda un gran recuerdo de su paso por el Cádiz CF, en el que jugó 125 partidos oficiales entre Segunda B y Segunda. "Fue en Cádiz donde me di cuenta de que podía vivir del fútbol, ahí es donde doy el paso adelante, porque fueron tres años muy buenos, espectaculares", asegura el utrerano.

El extremo subraya que no fue fácil irse del conjunto gaditano, donde habia encajado como anillo al dedo: "Fue muy duro. No podía decir que no, porque entonces el Rayo estaba en Primera. La diferencia era enorme. Merecía la pena enfrentarse a ese cambio, aunque perdía lo que tenía. Estaba a 50 minutos de casa de mis padres, porque vivía en El Puerto. Iba un día a la semana a Utrera... y también teníamos la playa, se vive muy bien cerca de la playa".

Su marcha no fue un paso sencillo por algo más: "También fue duro decir adiós al vestuario del Cádiz, éramos como una familia. Creía que nunca encontraría algo así. Veía amigos por todas partes. Salvi, José Mari, Garrido. De hecho, aún hablo con ellos. Incluso, con Aitor, que está ahora en Méjico. Y aún quedamos con las familias y los niños.

Álvaro García recorre su sexta campaña como rayista, en el que ejerce un papel relevante. Vive con su familia en Madrid pero no en la capital, sino en Leganés. "vivimos en el barrio de San Nicasio, en un piso. Mi familia está muy contenta en él, y eso es lo que más valoro. No tenemos que irnos a vivir a un chalet de 1.000 metros cuadrados para ser felices. La felicidad es otra cosa. La chica de los pisos me dijo que se había quedado libre un ático en el que vivió Juan Villar cuando estuvo en el Rayo. Me preguntó si quería verlo. Fuimos y nos gustó".

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