Análisis del Trofeo: "Manolo, tenemos un problema"
El nivel del Cádiz en la presentación ante su afición deja una esperada mala sensación y un malestar muy evidente hacia la figura del presidente
El cadismo explota: Gritos de "Vizcaíno, dimisión"
Cádiz/Lo sucedido en el Trofeo Carranza no permite acogerse a aquello de "a toro pasado, todos son adivinos". Lo que se vio en la noche del jueves en el césped del Nuevo Mirandilla (antiguo Carranza) era esperado, con el mismo nivel de temor y seguridad de que iba a suceder, por muchos aficionados. Largas y repetidas son las quejas, amargas en muchos casos, por la falta de fichajes, pero fichajes que, a priori, garanticen acercarse al objetivo. El 1-4 del Atlético de Madrid sobre un Cádiz CF demasiado pobre, deportivamente hablando, hizo el resto. Aunque duela, menos mal que los rojiblancos levantaron el pie en la segunda parte...
Cada temporada es un mundo y aunque en la plantilla queden futbolistas de la heroica salvación de hace dos campañas y de la casi milagrosa del curso pasado, es un secreto a voces que las carencias son importantes antes y ahora. Lo de jugar con fuego tiene su peligro, y aunque es un hecho real que desde el club se trabaja, y mucho, para dar forma a la nueva plantilla, lo que queda es lo que se ve. Y por ahora se ve poco. Es ley de vida que la masa social del club, la que paga carnés -a base de bien este verano-, camisetas nuevas y casi todo que huela al Cádiz CF, exija y apriete. Es que de lo contrario, en el Trofeo hubieran estados 1.000 ó 2.000 mil personas y habrían protestado tres.
Manuel Vizcaíno se ha enfrentado a pocos momentos complejos ante esa masa que le examina cada dos por tres. Pero este es uno de ellos. Que a un presidente que sacó al Cádiz CF de su última etapa en Segunda B y lo llevara hasta Primera le chillen y le pidan la dimisión en el primer partido de pretemporada en el estadio, significa que la gente no perdona ni olvida, además de que juzga lo que ve. También hay cuentas pendientes.
Resulta difícil calibrar en toda su extensión lo sucedido ante el Atlético porque es mucho Atlético. Pero, sin embargo, fue un equipo que jugó casi andando a pesar de Simeone y sus exigencias. Ya se sabe con el argentino, el término amistoso ni para jugar al parchís. Pero hubo un mundo más de distancia del que siempre se espera entre un equipo como el Cádiz CF y otro como el Atlético de Madrid.
Prácticamente en todas las líneas fueron palpables los problemas y las carencias. Salvo chispazos de Zaldua, que sí demostró que sabe centrar, y la animosidad de un Mabil llevado por la euforia del momento porque queda mucho para saber si puede competir de verdad en la Primera División española, no hay mucho más que elevar a satisfactorio porque un 1-4 no es sólo producto de un error del árbitro o del desacierto del portero.
Una semana larga para el debut liguero con el deseo de que este sábado el Sevilla -en el Trofeo Antonio Puerta- no meta aún más el dedo en la herida para que la hemorragia vaya en aumento. Vizcaíno, Manolo, sabe que "tenemos un problema" y que en su mano -por el control casi absoluto de la gestión de la dirección deportiva- está dar con las soluciones. Será discutible si es sólo una cuestión de dinero -parece que tiene su peso en este tema- pero, por ejemplo, el gol y la calidad en jugadores de Primera hay que pagarlos.
El Trofeo Carranza muestra realidades que no gustan enumerar por no señalar a casi todos, aunque no es un disparate cuanto menos dudar si todos los futbolistas que estuvieron sobre el césped siguen estando capacitados para jugar en un equipo de la elite en España. Lo dicho, Manolo, "tenemos un problema".
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