Análisis: La llegada de Borja Lasso genera polémica
El estrecho vínculo del nuevo secretario técnico al Sevilla y a Vizcaíno 'calienta' a los aficionados, que ven una maniobra para reforzar el poder del presidente en la dirección deportiva
El nuevo papel de Enrique Ortiz en el organigrama del Cádiz CF
Cádiz/No se hacen esperar las reacciones de muchos aficionados del Cádiz CF desde que este martes se supo que Borja Lasso es el nuevo secretario técnico del club. Voces que no ven con buenos ojos la operación porque entienden que es de cara a la galería para que la fortaleza de Manuel Vizcaíno en la parcela deportiva se vea aumentada. La inexperiencia en esas labores por parte del ex jugador, que cuenta con 28 años, y su acceso desde el interminable viaducto sevillista, tan presente en la entidad, enciende el malestar de la masa social.
El mercado de verano en cualquier equipo es un examen continuo a la espera de noticias. A menos de dos meses del arranque de la próxima Liga, los seguidores quieren poner cara a las nuevos jugadores del proyecto. El caso del Cádiz CF no es menos. A falta de fichajes y de que se aclaren renovaciones o ventas de las que se apunta mucho pero se dispara poco, la novedad en el Nuevo Mirandilla (antiguo Carranza) se ha presentado con el fichaje de un secretario técnico, Borja Lasso.
Futbolista profesional hasta el pasado mes de diciembre, cuando una grave lesión le obliga a colgar las botas, este sevillano y ex sevillista llega de la mano del presidente, su gran valedor. Nadie duda de la capacidad del ya ex jugador, aunque escama que el conducto de acceso sea el que une Nervión con la Tacita. Otro más. Borja Lasso tiene por delante un doble reto: hacer bien los deberes como secretario técnico con lo que exige esa labor en un proyecto como el del Cádiz CF. Y superar esa barrera de continúa discordia y dudas hacia su figura por los discutibles méritos acumulados para ejercer ese cometido, sin experiencia, en un club de Primera División.
El cadismo espera fichajes o, al menos, que se produzca la renovación de Carlos Akapo y que la posible venta de Pacha Espino quede en nada. Y si el uruguayo debe salir que sea dejando a cambio una buena cantidad de billetes que se emplee en la plantilla. El Cádiz CF tiene más de un siglo de historia y ha existido antes de Espino y seguiría existiendo sin él.
Pero ese mismo cadismo se 'calienta' solito sin que haya pasado algo de lo dicho anteriormente; es decir, que Akapo anuncie su marcha oficial a otro equipo o que Espino sea malvendido. Y se enciende la masa social por esas otras operaciones de despacho, y quizás despecho, que no llega a entender salvo que la presencia de Lasso sea la antesala de un desembarco futuro de Monchi, como algunos apuntan en redes sociales entre la ira y el cachondeo apuntando al director deportivo del Sevilla -con todo el respeto a su incontestable labor-.
La sensación, a veces, es que hay mucho cadista 'dando vueltas' al estadio con una libreta en la mano para anotar todo lo que no le gusta o que huela al Sevilla FC. Sin embargo, decisiones como rescatar a Lasso del paro obligado para que tenga mando en plaza en un proyecto que se asienta en la élite, genera esa lupa permanente hacia todo aquello que viene de las aguas hispalenses del Guadalquivir.
Vizcaíno es el dueño del Cádiz CF, guste o no, y puede decidir a su antojo, guste o no. Ahora pone a Borja Lasso como hace unos años dio cabida a Darío Silva como ojeador no se sabe de qué o de quién. Incluso cuando apostó por otro ex sevillista, Óscar Arias, que dejó más sombras que luces en Cádiz a pesar del ascenso. O cuando un Del Nido cambió el blanco por el amarillo -al menos en el contrato- porque, ya se sabe, donde manda patrón...
El presidente decide, mientras no se diga lo contrario, y sus motivos tendrá para que un ex futbolista de 28 años se coloque el traje de secretario técnico y negocie, bajo su supervisión -claro está-, la composición de la plantilla y otros aspectos de un equipo profesional. El tiempo dirá si Vizcaíno acertó con este refuerzo tan personal, pero por el momento no tiene discusión que a la gente se la trae al pairo que uno de los suyos, un hombre del dirigente sevillano, sea elegido secretario técnico. Cuando los vientos sean adversos, posiblemente Borja sea para Vizcaíno una soga en vez de un Lasso.
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