Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
fútbol | Copa del Rey
Sevilla/El 30 de noviembre de 2017 pasará la historia del Cádiz por una gesta que siempre será recordada. El equipo amarillo, con la segunda unidad, llegaba al Villamarín con un 1-2 de la ida que ponía la eliminatoria muy cuesta arriba pero dio la campanada con toda una demostración de efectividad, sobre todo en una primera parte de auténtica locura. Marcarle cinco goles al Betis en su propio campo no está al alcance de muchos equipos, y menos uno de Segunda A que pareció de Primera. Y eso que jugó a un intercambio de golpes poco habitual en un equipo de Cervera, pero es lo que tocaba y mandó a la lona a un rival que no fue capaz de frenar el torrente ofensivo de un Cádiz brillante, espléndido, un martillón pilón a la contra, certero a balón parado y sufridor para capear el caudal ofensivo de los verdiblancos.
Álvaro Cervera desplegó un once caracterizado por las rotaciones, con un claro 4-4-2 de vocación presionante. Tenía que intentar un milagro en el que no tardó en empezar a creer en el comienzo de un partido loco, sin freno En el minuto 2, Abdullah metió en profundidad a David Barral, Tosca deshizo el fuera de juego y el isleño tuvo tiempo para pensar la definición mientras se adentró en el área. Acomodó el cuerpo para golpear el esférico con la bota derecha y batió a Dani Giménez con un disparo raso y cruzado. El tempranero 0-1 espoleó a los gaditanos, que tenían todo el partido por delante para hacer un tanto más, aunque pronto se encontraron con el empate. En el 8, Kecojevic sacó el balón de manera limpia en la pugna con Sergio León en la frontal del área pero el colegiado Trujillo Suárez decretó un libre directo que Boudebouz transformó con un lanzamiento al ajustado palo que a priori debía proteger Rubén Yáñez. El portero tocó la pelota pero no evitó el 1-1.
El empate no desanimó a un equipo visitante envalentonado que, sin nada que perder, imprimió un ritmo de vértigo y fue a por el partido sin rodeos hasta tal extremo que en el minuto 18 igualó la eliminatoria con un gol de Dani Romera, el primero vestido de amarillo y azul. Aitor sacó de esquina, Moha Traoré prolongó de cabeza al segundo palo y el almeriense, solo, remachó con la testa para poner el 1-2.
Pero la locura no acabó ahí. Fue a más. Cinco minutos después, Tello volvía a poner las tablas con un derechazo desde un lateral del área ante el que no pudo responder el cancerbero. Un golazo que no detuvo a un Cádiz desatado, dispuesto a todo, que en el 26 se volvía a poner con ventaja en el encuentro y por vez primera en la eliminatoria. Barral capturó el cuero en una mala cesión de Rafa Navarro a su portero, que trabó al delantero. Penalti claro que Aitor ejecutó con toda su energía. Rompió la pelota con un latigazo que elevó el 2-3.
El Cádiz apenas había necesitado media parte de la primera mitad para dar la vuelta a la tortilla. Y a raíz de ese tercer tanto los amarillos crecieron aún más en medio de un mar de nervios de un Betis todo facilidades en su retaguardia.
Los de Cervera se sintieron como pez en el agua. Guarecidos en su terreno y verticales a la contra, con Abdullah y Álex Fernández magistrales en los pases largos.
Aitor, de largo en su mejor actuación de la temporada, marcó en el 36 con un misil lejano que se tragó el arquero, pero el árbitro anuló el gol por un fuera de juego que sólo existió en la mente del auxiliar de banda. Pero nada podía detener a un equipo que reventó una y otra vez la defensa verdiblanca y en el 40 firmó el 2-4 en una contra de manual. Servicio al espacio de Abdullah a Aitor, que regateó a su par y asistió en bandeja para que Dani Romera, otra vez él en boca de gol, rematase a placer y acercara un poco más al Cádiz a los octavos. El descanso irrumpió con ese 2-4 que debió haber sido 1-5 con un poco de acierto arbitral.
El Cádiz había hecho la proeza de remontar en la primera mitad y en la reanudación apretó los dientes para defender un resultado inimaginable. Los anfitriones se volcaron a la desesperada. Necesitaban dos goles y acosaron por el centro y las bandas ante una ordenada muralla amarilla. Liderado por Boudebouz, el Betis se adueñó por completo de una pelota de la que no querían saber nada los gaditanos. Barragán falló solo delante de Rubén Yáñez en el minuto 59 y en el 62 un zurdazo de Tello se marchó fuera muy cerca un poste. El sufrimiento estaba garantizado, y más aún cuando en el 64 el propio Tello controló el esférico dentro del área y cruzó lejos del arquero para poner el 3-4.
Cervera respondió con la entrada de Salvi y Álvaro García porque el Cádiz había desaparecido arriba y el Betis, que ya no sufría atrás, atacaba sin miramientos. El sanluqueño no tardó en hacer de las suyas y en el 73 culminó una contra con un duro disparo que repelió el cancerbero. Fue volver a pisar el área contraria y llegar el quinto gol. En el 77, el portero local desvió a córner un zurdazo de Brian y el saque de esquina lanzado por Salvi lo cabeceó Kecojevic al fondo de la portería. Era el 3-5, el gol de la sentencia, el que hacía falta para abortar la reacción de un Betis noqueado. Joaquín, que acababa de saltar al césped, no se lo podía creer.
El preparador cadista apuntaló la medular con Garrido en la recta final. La victoria estaba en el bolsillo y el Cádiz, en octavos en una hazaña.
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