Cádiz CF-Getafe: Hipertensión de camino a LaLiga Hypermotion
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Cientos de cadistas desaprueban la gestión de Vizcaíno y Contreras en una concentración convocada por Brigadas Amarillas y Alma Cadista antes del partido contra el Getafe
Mucha tensión en el ambiente previo del Cádiz CF-Getafe
Cádiz CF - Getafe, en directo
Cádiz/La afición del Cádiz CF es fiel a los suyos... hasta que le tocan la moral. Cuando el destino ya te manda sin remedio (salvo que aparezca un milagro, que en el fútbol nunca se sabe) camino de LaLiga Hypermotion, la tensión se desbordó en la previa del partido ante el Getafe, el último clavo ardiendo al que agarrarse mientras que las matemáticas no digan lo contrario. Una tensión que más bien fue hipertensión, como el apelativo que se está llevando este año la Segunda División por lo competida que está tanto por arriba como por abajo. Una Liga Hipertensión (un juego de palabras surgido de las redes sociales y que es el mejor reflejo de la realidad) a la que el Cádiz está abocado si nada lo evita.
La sensación en los aledaños del Nuevo Mirandilla era de hartazgo por lo que se ve en el campo y en el palco. Porque si hay dos culpables a los que la grada señala, estos son Manuel Vizcaíno y Rafael Contreras. De hecho, es curioso el reparto de las responsabilidades, recayendo buena parte de ellas en la figura del vicepresidente, algo que no es habitual en el mundo del fútbol, sobre todo cuando se tiene una estructura presidencialista. Quizás, existen dos ejemplos: Joan Gaspart tras Josep Luis Núñez en el FC Barcelona de los años 80 y 90, y José María del Nido Carrasco tras Pepe Castro en la etapa reciente del Sevilla FC.
Todo se ha ido aplazando a la espera de una reacción del equipo que no ha llegado. A las 12.30 horas, Brigadas Amarillas y el colectivo Alma Cadista convocaron una concentración a las puertas de la grada de Tribuna para protestar por la mala gestión de la entidad amarilla durante la temporada que está a punto de finalizar. El ambiente enrarecido que se vive en la afición gaditana se pudo palpar minutos antes. Lo que hasta la fecha era una fiesta, este domingo se convirtió en indiferencia a la hora de la llegada del autobús del Cádiz CF al acceso al estadio por la grada de Fondo Norte. Se notó en los ánimos, en los gritos y en la afluencia de público, mucho menor de lo habitual en los cortejos que llevaban a la plantilla al templo amarillo. Una tibia mezcla de aplausos, ánimos, pitos, gestos de desaprobación y cánticos recibieron a los que poco después tenían que pelear por la permanencia.
De fondo, ya se escuchaban los gritos de "¡Vizcaíno, dimisión!" procedentes de los bajos de Tribuna, en una concentración que agolpaba a cientos de seguidores ante la entrada a la zona noble del Nuevo Mirandilla. Con una pancarta que rezaba "Vizcaíno, Contreras, por culpa de vuestra gestión, camino de Segunda División", quedaba muy claro por dónde iban a ir los tiros.
Así, empezaron a surgir algunos de los cánticos clásicos de protesta como el "vete pa Sevilla, no te queremos" dirigido a Manuel Vizcaíno. También le cayeron bellos versos de Pemán a Rafael Contreras, tal y como cantaban 'Los bordes del área'. La tensión brotó cuando, al parecer, alguien se asomó desde las oficinas del club, lo que encendió los ánimos de los presentes con gestos obscenos, peinetas y algunas patadas a las vallas de acceso a la puerta 0 del estadio, aunque la situación no fue a mayores, sobre todo por la presencia de antidisturbios de la Policía Nacional. También se vieron las bengalas para ambientar la ocasión y encender aún más la protestas.
Si hay algo a lo que la inteligencia artificial no puede superar es a la carga gaditana. Todavía no existe una máquina que sea capaz de contrarrestarla, por muchos talleres que se puedan ofrecer. Y la carga apareció con un objetivo concreto: el uruguayo Maxi Gómez. El delantero es el mayor ejemplo del fracaso de la temporada a pesar de su cartel de "delantero top". "Y mete un gol. Vamos, Maxi, mete un gol", se cantaba con mucha guasa gaditana para mostrar la desaprobación en la parcela deportiva.
Ya dentro, el nerviosismo se palpó desde el minuto 1. Tanto que la megafonía sonó a todo trapo con el 'Me han dicho que el amarillo' antes del encuentro para tapar, con poco éxito, las protestas de la grada.
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