Cádiz CF - Rayo Vallecano: un ambiente espectacular como en las grandes ocasiones
La afición vibra, lleva en volandas al equipo y entona el "¡sí se puede!"
Cádiz/No era un partido cualquiera el que disputaban el Cádiz CF y el Rayo Vallecano. Era una final para el conjunto anfitrión. Se notó desde el principio. La hora no era la más adecuada, dos de la tarde, pero la afición tenía muy claro que no podía faltar a una cita de máxima relevancia con todo lo que estaba en juego. Era un día crucial para dar un paso adelante en la pelea por la permanencia.
En el Nuevo Mirandilla (antes Carranza) se vivió el domingo 6 de marzo un ambiente de grandes de partidos. La comunión perfecta entre el equipo y la afición, cada parte metida en su papel y todos en la misma dirección. Una simbiosis inmejorable. La victoria generó felicidad y renovó la esperanza. ¡Cómo disfrutó la afición! Un ejemplo de cómo llevar en volandas a su equipo. Mereció la pena saltarse la hora almuerzo.
Los jugadores pusieron toda la carne en el asador sobre el césped en el duelo de la 27ª jornada de Liga y la parroquia cadista se entregó en cuerpo y alma. Ambientazo en las gradas. Una fiesta del fútbol.
El jugador número 12 estuvo más que sobresaliente. Matrícula de honor. Empujó de lo lindo a un equipo incansable con el impulso que le llegaba desde cada localidad. El Cádiz CF no lo tiene fácil para lograr la salvación, pero no será por no intentarlo.
El personal por fin pudo celebrar una victoria en casa. Dos años pasaron desde el último triunfo en el santuario cadista con espectadores en las gradas. Y diez meses desde el último en casa a puerta cerrada. Ya era hora devolver a ganar. Justo a tiempo para seguir con vida en la dura contienda por el objetivo.
La hinchada gritó los goles con euforia incontrolada. No paró de animar, de cantar, de meter presión al rival y al árbitro. Hasta que al final, tras el último pitido del colegiado, llegó el momento de la celebración con un intercambio de saludos entre los futbolistas y la afición. Todo ello bajo los sones del pasodoble del submarino amarillo, himno oficioso del Cádiz CF, y la consigna unánime de "¡si se puede!".
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