Aquel Cádiz CF - Villarreal único en el mundo
En la última jornada de Liga de la temporada 1993-94, con el equipo gaditano descendido a Segunda B, la afición de Preferencia montó el taco con el asistente de esa banda
Cádiz/Era la temporada 1993-94. Un 15 de mayo del año 94. Cádiz CF y Villarreal despedían la temporada en el entonces Ramón de Carranza (ahora Nuevo Mirandilla) con el conjunto gaditano descendido de forma matemática desde jornadas antes a Segunda División B. En 12 meses pasaba de Primera a la categoría de bronce. Aquel Cádiz CF-Villarreal quedó en la historia del fútbol por el taco que montó una parte de la afición que se lo tomó todo a guasa después de una campaña realmente de cachondeo en lo deportivo e institucional.
Aquel 15 de mayo se acababa la competición en Segunda A con el Cádiz CF hundido en el fondo de la clasificación desde las primeras semanas de Liga. Ganó cuatro de 38 encuentros y encajó la friolera de 67 goles. Fue un muñeco en manos de casi todos los adversarios. Real Burgos, Real Murcia y Castellón le acompañaron en la durísima caída al 'pozo'.
Aquella última jornada presentaba en la capital gaditana precisamente al Villarreal, que precisaba obtener los tres puntos para alcanzar la permanencia. Los castellonenses estaban inmersos en una intensa pelea con Real Murcia, Castellón, Leganés, Athletic de Bilbao B y Palamós para evitar las dos plazas de descenso que quedaban por dilucidar. El Villarreal hizo los deberes y se impuso 0-1, lo que le daba la permanencia.
Pero la noticia no estuvo en el resultado. En una tarde desapacible, meteorológicamente hablando, el estadio presentó una de las entradas más flojas que se recuerdan en años. Apenas unos 400 espectadores. Recordada la presencia de un solitario hincha con su paraguas abierto en el Fondo Norte. El desmadre llegó cuando un grupo de unos 30 ó 40 espectadores de Preferencia empezó a correr a la par que lo hacía pegado a la línea el asistente de esa banda. Todo ello ante el jolgorio y los aplausos del poco público presente en las gradas.
Fue la estampa de la risa de un Cádiz CF en una temporada para olvidar que dio paso al larguísimo periplo por la Segunda B durante nueve largas temporadas hasta el retorno a Segunda A de la 2002-03, de la mano de Jose González. Casi una década marcada por las decepciones.
Aquel Cádiz CF-Villarreal acaparó minutos televisivos en la sección 'Lo que el ojo no ve', de aquel programa (El Día Después) en el que trabajaba el inolvidable Michael Robinson, quien posteriormente llegó a convertirse en consejero del club gaditano. El ojo del planeta fútbol vio como un grupo de cadistas bromeaba con el asistente, que no daba crédito a lo que sucedía a su espalda en mitad de un partido. Era el despropósito del fútbol, ya que hasta la acción del único gol se produjo con un seguidor local invadiendo el terreno de juego.
Ese Cádiz CF posterior a la etapa brillante de futbolistas como Kiko Narváez o Arteaga estaba descabezado en los despachos y en el césped, y ni siquiera la lluvia de entrenadores en una misma campaña (Colin Addison, Hugo Vaca, José Antonio Naya y Marcelino Pérez) evitó el descalabro del descenso.
Aquella imagen de la afición del Cádiz CF se convertiría perfectamente hoy en día en viral y volaría sin freno por las redes sociales. Fue un muy recordado duelo de 'submarinos' por las carreras de esos hinchas acompañando al juez de línea en su ir y venir por la banda. Un recuerdo que causa risa dentro del estupor de un año para borrar de la historia del club.
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