El Cádiz CF recurre al Comité de Apelación

Cádiz/El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol se empleó con dureza contra el Cádiz CF, al que impuso un total de 17 partidos de sanción repartidos entre cuatro integrantes del equipo tras el acta del duelo ante el Getafe correspondiente la 25ª jornada de Liga.

Los cuatro encuentros de castigo al segundo entrenador, Diego Ribera, y los seis al técnico de porteros, Lolo Bocardo, no se ven reflejado sobre el césped a la hora de que ruede el balón. Sí afecta al terreno de juego los cuatro partidos que le caen a Jeremías Conan Ledesma y los tres que sufre Iza Carcelén. Un duro golpe para el conjunto amarillo en plena lucha por la permanencia.

La entidad cadista se ve gravemente perjudicada y se dispone a tomar cartas en el asunto de manera inmediata pese a que tiene muy complicado revertir la situación. Sus alegaciones para evitar que fuesen castigados el portero y el lateral derecho cayeron en saco roto.

Era casi imposible que Iza Carcelén se quedase sin sanción porque las imágenes reflejan una agresión a Juan Iglesias. Distinto es el caso de Ledesma. Hernández Hernández asegura que el cancerbero empujó a un compañero para que impactase contra el cuerpo del colegiado. El árbitro estaba de espalda, como él mismo reconoce, pero lo tiene muy claro.

El Cádiz CF, en sus alegaciones, subrayó que "existen pruebas videográficas absolutamente concluyentes, inequívocas e inobjetables, que evidencian que los hechos descritos en el acta del partido no se corresponden con la realidad y que, en definitiva, impiden atribuirle conducta alguna susceptible de reproche disciplinario".

De nada han servido las supuestas pruebas tan concluyentes que ha presentado el club porque al arquero le han caído nada menos que cuatro partidos de sanción.

El Cádiz CF no está de acuerdo con la resolución de Competición y prepara un recurso ante el Comité de Apelación con el que buscar la retirada de las sanciones a sus jugadores o al menos conseguir una rebaja con la que amortiguar el varapalo. No es fácil pero tampoco imposible.