El Cádiz CF y el valor de lo práctico

Cádiz/La primera victoria de la segunda vuelta la consiguió el Cádiz CF justo el día que por fin logró dejar la portería a cero. No es casualidad. Una cosa va con la otra. La clave está en la propia portería más que en la contraria. Esa es la filosofía grabada a fuego en la piel cadista en los últimos años, apuntalada ahora en la enrevesada complejidad de la Primera División.

Las dificultades que encontraba el conjunto amarillo para retomar la alianza con el triunfo estaban íntimamente ligadas con sus problemas para desatascar la cremallera de su puerta. Fue de dejar su arco inmaculado nueve jornadas y dos meses y medio después de la última vez y sumar tres puntos de una tacada (tras siete envites consecutivos sin ganar), con el impulso que ello supone. Un pasito más cerca del objetivo.

Con lo que le cuesta ganar al Cádiz CF, cuando abraza la victoria ésta produce un efecto de propulsión que va más allá del resultado. Sobredosis de autoestima, refuerzo del modelo de juego… Y un paso más cerca de la permanencia.

El triunfo sobre el Eibar, de un valor incalculable, resume el recorrido del equipo de Álvaro Cervera y lo que le espera en la prolongada recta que conduce a la meta: extremo sufrimiento, máxima igualdad entre las escuadras que libran la contienda por la salvación, la siempre necesaria porción de fortuna…

Todo lo sucedido y todo lo que vaya a ocurrir hasta el epílogo de la temporada va a estar marcado por los pequeños detalles que pueden inclinar la balanza hacia un lado u otro: un error, un golpe de suerte, una acción a balón parado, un penalti parado como el de Ledesma…

Los soldados de Cervera exprimen hasta la última gota de sudor como si cada jugada fuese la última de sus vidas. El desgaste físico es infinito con la aplicación hasta las últimas consecuencias del famoso lema La Lucha No Se Negocia.

El Cádiz CF está abonado al sufrimiento porque su condición de modesto le impide un tránsito más plácido. Pero tiene todas las posibilidades de quedarse en Primera, no duda en ejecutar un sistema ultradefensivo que puede gustar más o menos pero es el que le mantiene fuera de la zona de descenso toda la temporada.

El entrenador y su ejército lo tienen claro: la estética no cuenta, lo que vale es el resultado y para ello van a lo práctico sin andarse con rodeos. Para bien y para mal. Es tan simple como defender en bloque en su parcela y aprovechar arriba la inspiración de Negredo y compañía. Tan sencillo y eficaz a la vez.