Premio a un gran curso (2-1)

Cádiz-Elche

Los amarillos sellan su pase al 'play-off' al reconciliarse con la victoria y fallar sus rivales directos. Los de Cervera acaban cuartos la jornada y se aseguran como mínimo la quinta plaza

Los jugadores cadistas celebran con la afición la clasificación para el playoff de ascenso.
Los jugadores cadistas celebran con la afición la clasificación para el playoff de ascenso. / Jesús Marín
Jesús Jaques Nuche

04 de junio 2017 - 22:47

Cádiz/El Cádiz corona con éxito su excelente temporada con la clasificación matemática para la fase de ascenso. Hace justo un año todavía estaba enredado en la contienda por escapar de las penumbras de la Segunda División B y ahora se dispone a pujar por dar el salto a Primera. Las vueltas que da la vida. El conjunto amarillo sufre desde hace semanas el desgaste de una larga temporada pero ayer sacó la garra suficiente para doblegar al Elche, al que envió a las catacumbas de la categoría de bronce. En el Ramón de Carranza se vivieron las dos caras del fútbol. La alegre, que sonrió a los andaluces, y la dramática, que sufrieron los franjiverdes.

Casi tres meses hacía que el Cádiz no ganaba en su feudo hasta que por fin logró esa victoria tan necesaria, que además llegó acompañada de los tropiezos de Real Valladolid y Huesca que dejaban expedita la vía para soñar. La derrota del Tenerife completó la fiesta de los gaditanos, que acabaron la jornada en la cuarta posición y se aseguran como mínimo la quinta plaza. Disponen además de una opción de quedar terceros. Y no menos importante es cerrar el pase una jornada antes del epílogo de la Liga para disponer de tiempo de preparación.

El Cádiz logró en marzo su primer objetivo, la permanencia, confirma ahora el segundo, el play-off, y ya pone sus miras en el tercero, el ascenso.

No fue nada fácil la renovada alianza con el triunfo en el santuario cadista delante de una afición entregada. El partido caminó por los derroteros de la discreción en la primera parte entre dos contendientes atenazados por el miedo a perder. Apenas crearon ocasiones. Fue en la segunda, espoleado por un renacido Rubén Cruz,

cuando los locales mostraron superiores a un adversario hundido que nunca se resignó aunque con escasos argumentos. Aridane abrió la lata poco después de la reanudación y Salvi amplió la diferencia que Guillermo acortó en el 90, ya sin tiempo para más.

Cervera tiró del once tipo de las últimas semanas, los llamados a llevar al Cádiz a un lugar entre los mejores. Los visitantes necesitaban los tres puntos y lo demostraron. Fueron los que llevaron el peso del partido en el arranque ante un conjunto local desenfocado, a expensas de la velocidad de los extremos y poco más, peleón pero sin temple. Sin el balón, los amarillos no encontraban la manera de pisar el área contraria. Tardó más de 20 minutos y cuando lo hizo Álvaro García no estuvo nada fino en una situación ventajosa.

La batalla se libraba en el centro del campo y en esa zona mandaban los alicantinos sin llegar a inquietar más allá de un par de jugadas de estrategia Ninguno era capaz de poner el balón en la portería. Justo a la media hora Juan Carlos realizó su primera intervención para repeler un fuerte centro de Brian. Esa acción era clara candidata a ser la más peligrosa de los 45 minutos iniciales hasta que los gaditanos se hicieron ver en los últimos minutos. En el 39, Ager Aketxe fue el primero en poner la pelota entre los palos con un tiro desde la frontal que Juan Carlos atrapó sin dificultades. Antes había caído Ortuño dentro del área en un lance en el que reclamó penalti.

Apretaron los de Cervera pero con más corazón que cabeza, liderado por la batuta de José Mari y un voluntarioso Salvi. Ortuño anduvo un día más peleado con el cuero. Además de perder numerosos balones no vio puerta, como el cabezazo que mandó por encima del arco con todos a su favor segundos antes de que el colegiado decretase el descanso de un duelo caracteriza por las excesivas precauciones de unos y otros, con un Cádiz de apariencia limitada en algunos momentos, más implicado en labores defensivas que ofensivas. En la línea de los últimos tiempos, poco creador de ocasiones y peleado con la victoria.

En ese momento, en el intermedio, el equipo amarillo tenía en bandeja el pase matemático a la fase de ascenso porque sus rivales directos tampoco cumplían con sus deberes. Pero debía ganar de manera inexcusable para evitar tener que jugársela en la última jornada en el campo del Valladolid.

Todo cambió de manera radical tras el descanso. El Cádiz superó con claridad al Elche. El segundo acto comenzó con una sorpresa. Un desacertado Ortuño se quedó en el vestuario y Cervera apostó por Rubén Cruz, que no jugaba desde la 31ª jornada en la derrota ante el Tenerife, la última de los amarillos.

Los locales salieron con bríos y no tardaron en adelantarse en el marcador. El gol llegó a balón parado. No podía ser de otra manera. En el 52, Aketxe sacó de esquina, Aridane entró en el primer palo y el esférico entró en la portería tras rebotar en un defensa.

El Cádiz se colocó con una ventaja mínima que era un tesoro. Ese 1-0 le metía de modo definitivo en el play-off aunque faltaba todo la segunda mitad frente a un rival que en ese momento estaba descendido y no le quedaba otra que volcarse en ataque a la desesperada. Casi empata en el 57 Nino con un disparo desde el corazón del área que se marchó a córner tras rebotar en la zaga.

El escenario era inmejorable para un Cádiz que encontraba espacios para armar la contra. Se crecieron los de casa con continuas penetraciones al área hasta que en el 65 Rubén Cruz se inventó un centro majestuoso al segundo palo y Salvi, completamente solo, fusiló a placer para hacer el segundo y llevar el éxtasis a la grada.

El Cádiz lo tenía hecho. Sólo debía administrar una jugosa renta, ya con Abdullah sobre el césped con la idea de tener más la pelota.

El tiempo corría a favor de los locales con la sensación de estar más cerca un posible 3-0 que un 2-1. En el 75, Aridane cabeceó el balón al poste tras un saque de esquina de Aketxe. El partido parecía resuelto pero Nino añadió incertidumbre al desenlace con un gol en el minuto 90.

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