Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Cádiz CF
Cádiz/El partido que el próximo domingo enfrentará al Cádiz con el Málaga en el Ramón de Carranza llega con los dos equipos en polos opuestos y en una situación de ambos que nada tiene que ver con la que vivieron la pasada temporada. En sólo un año no es que hayan cambiado las tornas de manera radical pero sí que se ha producido un giro significativo en uno y otro.
El conjunto gaditano se presenta en la 28ª jornada de la competición liguera de Segunda División A como líder solvente, con una renta de seis puntos sobre el segundo clasificado, el Almería, y de ocho sobre el tercero, el Zaragoza, que cuenta con un encuentro menos, el aplazado que disputa la semana que viene con el Mirandés. Tras dejar atrás una preocupante mala dinámica, los pupilos de Álvaro Cervera parecen haber retomado el buen camino y se muestran dispuestos a pelear por el anhelado salto a la máxima categoría.
Por contra, el cuadro costasoleño afronta el desplazamiento a la Tacita de Plata inmerso en el mar de dudas en el que navega desde que comenzó la campaña. Afincado todo el curso en la zona peligrosa, en estos momentos ocupa la 17ª posición con 31 puntos, dos por encima del Albacete, que ostenta el primer puesto de descenso a Segunda B.
Mientras que los amarillos se han ganado a pulso la vitola de favoritos a todo, con una apuesta sobre el tapete que puede gustar más o menos pero que resulta eficaz a la vista de los hechos, los blanquiazules deambulan desde el arranque del torneo entre las tinieblas del infierno, con el precipicio siempre en el horizonte más inmediato y un temor fundado a caer en el pozo.
El Cádiz ha conseguido formar una plantilla compensada, capaz de traducirse en onces de garantías y un fondo de armario que le ha permitido salir airoso del bache del mes de enero, que en realidad empezó en el último partido del año y de la primera vuelta, en casa con el Numancia. El Málaga, en cambio, tuvo dificultades desde el verano para completar su plantel. A los problemas estructurales que arrastra desde que la presencia del jeque Al-Thani condiciona su día a día, con el paso del tiempo se unieron los límites establecidos por LaLiga para realizar fichajes, un inicio de Liga titubeante y, en última instancia, la convulsa destitución de Víctor Sánchez del Amo como entrenador.
El escenario, por tanto, se antoja muy distinto al de 2019. Hace 12 meses, los malacitanos, que partían como firmes candidatos para subir a Primera, coquetearon con las dos plazas de ascenso directo hasta que finalmente Osasuna y Granada se llevaron el gato al agua. Así y todo, a pesar de sus malas rachas, que las tuvieron, acabaron metiéndose en el play-off. No obstante, la primera eliminatoria representó un auténtico jarro de agua fría porque el 0-2 con el que llegó a ponerse en ventaja en Riazor dio paso a un 4-2 final y a un 0-1 a favor del Deportivo en la vuelta disputada en La Rosaleda.
En el caso de los cadistas, al igual que en la campaña de su regreso y en las dos posteriores, lucharon con opciones reales por acceder a las seis primeras plazas de la tabla, aunque la decepción marcó el desenlace por segundo año seguido. La derrota encajada en Carranza ante el Extremadura convirtió la visita al Sporting en un trámite por más que las matemáticas dijeran lo contrario.
Ahora, cuando el segundo tercio de la competición toca a su fin, Cádiz y Málaga continúan siendo dos referentes de Segunda pero con trayectorias muy diferentes, el primero ocupado en mantener su privilegiada posición y el segundo preocupado por no meterse en más problemas.
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