Depredador insaciable (4-1)
Cádiz CF-Las Palmas | Crónica
El equipo amarillo aplasta a un teórico candidato al ascenso y firma su quinto triunfo seguido con un partidazo y un festival de goles
Cádiz/El Cádiz no se baja de la nube. El equipo amarillo se deshizo de Las Palmas con más facilidad de lo imaginable con una actuación brillante de todos los jugadores. Con un 4-1 que pocos esperaban antes del encuentro. Pasó por encima de un candidato al ascenso que no demostró tal condición y encadenó su quinta victoria consecutiva que le llevó a dormir en la sexta posición a la espera de lo que el Mallorca haga el domingo. Como mínimo acabará la jornada en el séptimo peldaño de la clasificación.
El Cádiz entonó en We are the champions en el 27ª aniversario del fallecimiento de Freddie Mercury. Lo hizo en modo campeón, como una apisonadora que aplasta todo lo que se le pone por delante, con un festival del goles y un juego sólido, con dosis de calidad... Un partido oara no olvidar que confirma la racha impresionante de un equipo que de momento no conoce límites.
Álvaro Cervera repitió el por tercera jornada consecutiva y el de la segunda parte contra el Elche. No quiso tocar lo que funciona y renovó su confianza en el 4-4-2 de las últimas semanas frente al 4-3-3 que desplegó Paco Herrera.
Los canarios salieron con un equipo muy ofensivo pero se vieron sorprendidos por la presión intensa que ejercieron los locales desde el pitido inicial. Los de Cervera impusieron un ritmo frenético con un esprint de salida a toda mecha que no tardó en dar frutos en una extensión de la excelente racha en la que se ha instalado.
En el minuto 10, Manu Vallejo, en modo hiperactivo, llegó a la línea de fondo por la banda derecha, sirvió un centro raso al interior del área pequeña y el balón rebotó en Deivid para colarse en la portería.
El 1-0 asentó a los gaditanos, que con la ventaja en el marcador esbozaron el guión que les interesaba: entregar el cuero al oponente, cerrar espacios en su terreno y tratar de buscar el contragolpe. En uno de ellos, en el 13, Lekic no conectó por un pelo con Salvi, que se quedaba solo ante Raúl Fernández.
Las Palmas, ataviado con uniforme verde para evitar la coincidencia de colores, se hizo con el balón y empezó a inquietar los dominios de Alberto Cifuentes. Un misil lejano de Rafa Mir se escapó por poco -en el 17-, el portero local atrapó un libre directo lanzado por Timor -en el 29-.
Los de casa no se arredraron y también tuvieron sus opciones. En el 31, Garrido cazó un balón suelto en el balcón el balcón del área y su latigazo, bien dirigido, rebotó en la zaga.
Sólo tres minutos después perdonó Rubén Castro, que no logró golpear la pelota en una posición inmejorable delante de Cifuentes.
Pese a los acercamientos de los visitantes, lógicos dado su potencial, los de Cervera se emplearon como una máquina de alta precisión. Siempre supieron qué hacer en cada momento, con y sin balón, por el centro y lo costados. Todos brillaron a gran nivel, abanderados por un Garrido inconmensurable, amo y señor en la medular.
Los canarios no aprovecharon su momento y los anfitriones dieron un paso más con un arreón justo antes del descanso que se tradujo en un tranquilizante 2-0.
Lekic tuvo cerca el gol en dos ocasiones -en el 36 y en el 40- con sendos remates que se perdieron por milímetros. El serbio no paró arriba y de él partió el segundo tanto. Corría el minuto 42 cuando recibió en la zona de tres cuartos, abrió la derecha a Salvi, el sanluqueño pasó a Rober Correa, que se desdobló como un cohete, y el centro del extremeño lo agradeció Manu Vallejo para empujar a placer delante de la portería. Un golazo, el quinto seguido del chiclanero en los últimos cinco partidos, gestado en una acción colectiva que resumió la magnífica primera parte de un Cádiz que desactivo a un rival desconcertado.
Los inquilinos del Carranza tenían el partido encarrilado a falta de una segunda mitad que arrancó de manera similar al final de la primera. En el 47, Lekic cabeceó alto un centro de Jairo en un nuevo aviso de las intenciones de un equipo lanzado a la contra sin olvidar que la prioridad era la defensa de un resultado que era oro puro.
Los verderones se hicieron con el absoluto dominio del esférico pero el control del partido lo tuvo el anfitrión. Se jugó a lo que quería un Cádiz.
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