Almería-Cádiz CF
El Comité de Árbitros reconoce el grave error en el penalti

El desacierto echa por tierra la mejoría (0-0)

cádiz - rayo vallecano

El conjunto amarillo recupera su versión más competitiva con un trabajo en bloque que no culmina en victoria arrastrado por su ceguera en el remate

La racha sin ganar se eleva a ocho partidos consecutivos

Álvaro García se lamenta tras fallar una clara ocasión de gol. / Julio González
Jesús Jaques Nuche

28 de octubre 2017 - 19:52

Cádiz/El Cádiz hizo todo lo que tenía que hacer para vencer menos en el remate. Falló en la faceta trascendental, la que da sentido al fútbol, y cuando no hay gol no hay fiesta. El conjunto amarillo ofreció unas gratas sensaciones ante el Rayo Vallecano, uno de los candidatos al ascenso que inquietó poco a Alberto Cifuentes. Algunos disparos lejanos y poco más fue el escaso bagaje de los madrileños, con más posesión pero sin dinamita a la hora de la verdad.

El cuadro gaditano lavó la mala imagen que había dado la semana anterior en Huesca con una mejoría indiscutible que, sin embargo, no tradujo en un triunfo que hubiese merecido con un poco de puntería.

La cautela se convirtió en la invitada que compartieron los dos contendientes, más ocupados en no recibir que en marcar en un partido de pocas ocasiones, pero las dos claras, clarísimas, que tuvo el Cádiz las falló y no le quedó otro remedio que conformarse con un empate sin goles. Sin acierto lo máximo a lo que puede aspirar es a sumar puntos de uno en uno mientras la racha sin ganar se eleva ya a ocho jornadas consecutivas.

Los de casa emitieron impresiones positivas y se agarran a ese asidero con vistas al futuro inmediato. Funcionaron en bloque, pelearon cada balón como si fuese el último, trabajaron en equipo, férreos en labores defensivas, no hicieron concesiones al adversario y brillaron jugadores llamados a desempeñar un rol importante. Pero hay que meter la pelota dentro de la portería. Esa es la cuestión.

La lesión de Rafidine Abdullah y el debut liguero de Manu Vallejo fueron las notas más destacadas de un choque que confirmó que el Cádiz tiene en la falta de gol un grave problema que le impide salir del largo atasco. Lleva cuatro puntos de los últimos 24.

Álvaro Cervera se guió por las buenas sensaciones de la reciente cita de la Copa del Rey contra el Betis y repitió casi todo el equipo, con las tres novedades de Alberto Cifuentes en la portería y Salvi y Álvaro García en las bandas. Y apostó de nuevo por un trivote, con Álex Fernández más adelantado, cerca de David Barral.

Los amarillos arrancaron en modo arrollador, con llegadas con las dos bandas, los laterales desdoblados y peligrosos centros al área que obligaron a la defensa visitante a trabajar a destajo. Los locales se sentían cómodos, sin dejar respirar a un rival al que hacía sufrir sin balón. La clave pasaba por quitar la pelota a un equipo que cuando la tuvo sí que empezó a inquietar de verdad, como el servicio de Álex Moreno al interior del área interceptado por la zaga antes del cuarto de hora.

El duelo se equilibraba y era el Rayo el que daba un paso adelante, aunque sin llegar a meter miedo. Unai López tiró alto desde la frontal del área en el minuto 16 en el prólogo de un periodo de dominio de los madrileños, con más posesión aunque sin generar ocasiones. Sí la tuvieron los de Cervera en el 21 con un pase en profundidad de Álex que dejaba solo a Álvaro ante el portero hasta que Dorado se tiró al suelo para despejar. El utrerano reclamó penalti pero el defensa había sacado el balón con limpieza.

Se animaron los gaditanos, que encadenaron un par de acciones de mérito sin necesidad de abusar del toque. En el 23, un centro chut de Salvi llevó el cuero hasta el larguero tras rebotar en un contrario y, dos minutos después, Álvaro se revolvió dentro del área con un disparo que se escapó no demasiado lejos de un poste.

El partido no tenía dueño en medio de fuertes precauciones defensivas sólo quebradas por chispazos puntuales, como el latigazo de Raúl de Tomás a la media hora que casi sorprendió a Cifuentes después de que la pelota tropezara en Servando. Fue de las pocas apariciones del delantero.

Los anfitriones no sufrían atrás pero tampoco encontraban la manera de romper arriba hasta que por fin llegó la gran ocasión, la que desea todo delantero, que no es otra que quedarse solo frente al portero con el balón controlado. En el minuto 39, Barral hizo lo más difícil, que fue birlarle el esférico a Velázquez con una presión atosigante, pero falló cuando lo tenía todo a su favor en el mano a mano con Alberto, ya dentro del área. El isleño dudó entre tirar y regatear, eligió la segunda opción y perdió las milésimas de segundos suficientes para que Baiano apareciera raudo para sacar la pelota y abortar la posibilidad más clara de gol en una de esas oportunidades de las que uno se acuerda después si el resultado no es bueno.

Se podía haber ido al descanso el Cádiz con 1-0, pero no sólo dejó escapar su momento sino que además se quedó sin el concurso de Abdullah, retirado poco después de la media por una lesión muscular. Una más en la plantilla.

Alberto Perea ocupó el sitio del comorense, aunque ubicado en tres cuartos y Álex Fernández más atrás como acompañante de José Mari en la medular.

El comienzo de la segunda mitad fue un calco del final de la primera, con un nuevo cara a cara con el portero que acabó en el cubo de la basura. Lo estuvo esta vez Álvaro García. En el 49, Alberto Perea robó la pelota en el centro del campo y con una precisa asistencia dejó al 11 solo delante del arquero. El sevillano se deshizo del cancerbero y, con la portería entera a su disposición, remató fuera cuando el gol parecía un hecho. Increíble pero cierto. Difícil tener una ocasión más clara que esa.

El nuevo error en la definición no desanimó a los amarillos, empeñados en robar el esférico en busca de espacios a la contra. Cervera puso al tanque Carrillo -en lugar de Barral- para la recta definitiva. El murciano ganó balones divididos, se asoció en el juego de espaldas pero no atinó en el remate. Lo tuvo en el 67 tras conectar con Salvi, pero le pegó flojo a la pelota.

El empate agigantó la incertidumbre de un desenlace no recomendado para hipertensos. Apretaron los de Cervera hasta el pitido final, pero acusaron el desgaste y no dieron con la tecla, El partido terminó tal como empezó, con el estreno liguero del canterano Manu Vallejo en los últimos minutos.

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