El Cádiz y los cuatro triunfos consecutivos en Primera
Cádiz CF
En la temporada 89/90 los amarillos ocupaban plaza de descenso a falta de cuatro jornadas para el final de Liga pero vencieron todos por la mínima y se salvaron
El Cádiz CF, en una situación idéntica a la de la pasada temporada a falta de cuatro jornadas para el final
El Cádiz encara cuatro finales que sellarán su destino en esta Liga. Decía Bill Shankly, mítico entrenador de aquel Liverpool que empezaba a fraguar su leyenda en las islas británicas y el continente, que “el fútbol no es solo una cuestión de vida o muerte, es algo mucho más importante que eso”. Por restar dramatismo a un final de campeonato que puede elevar la tensión arterial de miles de hinchas, habría que recordar que es solo un juego, un deporte. “Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos”, explicaba Borges, uno de esos intelectuales que se jactaba públicamente de su desdén por el deporte rey, lo que en su caso, siendo argentino, tenía su miga. Pero la verdad suprema es que el Cádiz se la juega, y que muchos aficionados (sobre todo los más jóvenes) se preguntan si es posible ganar cuatro partidos consecutivos en Primera. La respuesta es sí. Y lo es porque ya lo ha hecho antes.
Sucedió en la temporada 89/90. Los amarillos tuvieron un comienzo de Liga muy similar a la actual. De los primeros seis encuentros ganaron uno (al Sporting en casa en la tercera jornada) y perdieron cinco (ante Logroñés y Málaga en el Carranza y contra Atlético de Madrid, Valencia y Real Madrid fuera). Esto le llevó a ocupar puestos de descenso en buena parte de la temporada.
Irigoyen había confiado las riendas del equipo a David Vidal, que había logrado la permanencia la campaña anterior tras la destitución de Senekowitsch. Con un plantel en el que había jugadores de calidad como el propio Mágico, Husillos, Barla, Jose González o Enrique Montero el mandamás cadista entendía que había que exigir mejores números.
Los tambores de guerra comenzaron a sonar tras otra nefasta racha de resultados en el inicio de la segunda vuelta. Empate en Las Gaunas (1-1), derrota en casa ante el Atlético (0-1), goleada en Gijón (4-0), nuevas derrotas frente al Valencia (0-2) y Madrid (0-3) en el Carranza; duelo perdido con el Málaga en La Rosaleda (1-0), un doloroso 0-4 ante el Sevilla y otra derrota en San Mamés (3-1). Siete derrotas consecutivas que se frenaron con un pírrico empate ante el Zaragoza en casa (1-1).
Así las cosas Irigoyen se encargó de airear en el Diario que si David Vidal no ganaba en Valladolid sería destituido. El Cádiz, como este año, se jugaba la vida ante los de Pucela, aunque esa vez en tierras castellanas. Y el Cádiz ganó. Dos goles de Poli sirvieron para superar el de Jankovic y el cadismo respiró algo más tranquilo. Al menos por unos minutos. El tiempo que tardó el técnico gallego en enviar un órdago a Irigoyen en los micrófonos de José María García al acabar el partido. “A ver si ahora Irigoyen tiene huevos de echarme”, dijo. El presidente lo fulminó.
El encargado de hacerse con el equipo fue Colin Addison pero el equipo no terminaba de arrancar. Un empate ante Osasuna y un triunfo ante Castellón pusieron el contrapunto ante las derrotas frente a Oviedo, Mallorca y Barcelona.
La cuestión es que el Cádiz encaraba las cuatro últimas jornadas ligueras en puesto de descenso. El Cádiz no había sido capaz de vencer dos partidos seguidos en toda la Liga. De hecho sólo sumaba siete triunfos en su casillero en las 34 jornadas anteriores. Sin embargo, el equipo se conjuró y fue capaz de ganar los cuatro duelos por la mínima. Venció en Vallecas con gol de Husillos, a la Real Sociedad con otro tanto del argentino, en Tenerife, en aquel famoso duelo en que el único tiro a puerta del Cádiz, que acabó en gol, lo realizó Manolo Hierro en propia puerta, y acabó la Liga venciendo al Celta (precisamente el mismo rival que visitará el estadio gaditano para cerrar los duelos como local en esta campaña) con un gol de Manolito. Cuatro triunfos seguidos que dejaron a los amarillos salvados de la quema.
Conclusión, se pueden ganar cuatro partidos seguidos con esfuerzo, con trabajo y creyendo en el objetivo. Teniendo en cuenta el pésimo arranque liguero y los nefastos arbitrajes sufridos por el Cádiz esta temporada es justo reconocer que tiene mérito seguir fuera del descenso y dependiendo de sí mismo a falta de las cuatro últimas citas. Posiblemente todos los cadistas hubieran firmado estar en esta situación tras la quinta derrota seguida en el inicio de la temporada. Es lógico que aparezcan las dudas, sólo los imbéciles están seguros de todo, pero que estas no ocupen el lugar reservado para la fe. Porque nunca se puede dejar de creer en el Cádiz.
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