Carranza ruge en una noche feliz
Más de 15.000 cadistas reviven la pasión de los partidos gloriosos
La fe del cadismo mueve montañas. El empuje de esta afición no para de sorprender a pesar de lo que mucho que viene exportando en forma de pasión. Ayer, más de 15.000 almas dieron un colorido bestial al partido. Un Carranza que rugió como en sus momentos gloriosos; un estadio que levantó a los suyos cuando más necesaria era la ayuda del jugador número 12.
La Tribuna era la grada más ambientada por estar prácticamente llena, lo que no es fácil con el enorme aforo que tiene. Más sitios libres en Preferencia y en la grada alta de algún Fondo, pero la Tribuna fue ayer uno de los motores de la maquinaria de la animación.
La salida del equipo a calentar fue un motivo para que los aplausos surgieran de esa comunión que ahora es total. Ni qué decir cuando ataviados con la vestimenta los futbolistas de Cervera saltaron para iniciar esa batalla camuflada en un juego entre dos aspirantes. Entonces la locura resultó mayúscula y el griterío, ensordecedor.
El cadismo es listo y ayer estuvo siempre con los suyos, cuando el viento era favorable y cuando tocaba remar por el bravío cantábrico enmascarado en el Racing de Santander. Ni un reproche a los fallos, ni una mala palabra... Hasta una ovación a Sergio Mantecón. Y es que las cosas han cambiado para bien.
El penalti fue soñar despierto; el gol se vivió como el de una final; y la conclusión del encuentro, con el Racing atacando, resultó el éxtasis a una tarde-noche de cadismo puro. Una de esas que habría que repetir al menos una vez más.
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