Casualidadesdel destino
Ni Cervera ni Soriano podrán ejercer como técnicos en Carranza al cumplir el último partido de sus respectivas sanciones
El partido que el próximo domingo disputarán Cádiz y Almería en el Ramón de Carranza permitirá presenciar una situación que en raras ocasiones se produce en el fútbol profesional, ya que ninguno de los dos entrenadores podrá sentarse en el banquillo para desempeñar con normalidad sus funciones por culpa de las respectivas sanciones que cumplen.
Así, Álvaro Cervera, técnico del equipo amarillo, y Fernando Soriano, máximo responsable de la escuadra rojiblanca, sólo podrán saludarse si coinciden en algún rincón de las gradas del estadio gaditano, y del mismo modo ambos tendrán que ingeniárselas como puedan para trasladar a sus ayudantes cualquier tipo de indicación que estimen conveniente, según transcurran los acontecimientos sobre el césped. Por normativa federativa, desde luego, absolutamente nadie sabrá de ellos sobre el rectángulo de juego.
Para Cervera se tratará del cuarto encuentro consecutivo en el que no puede trabajar como quisiera. El preparador cadista cumple el último encuentro de suspensión que le impuso el Comité de Competición por la expulsión sufrida en el Nuevo Arcángel de Córdoba como consecuencia de sus protestas después del polémico penalti que permitió al Córdoba adelantarse en el marcador, aunque los visitantes acabaron remontando y llevándose los tres puntos (1-3).
Desde aquel día, el entrenador del Cádiz ha aprovechado cada ocasión que se le ha presentado, cada rueda de prensa previa o posterior a una contienda, para expresar lo que considera una injusticia del reglamento, ya que en su opinión la sanción a un técnico conlleva un castigo al conjunto que lo convierte en desproporcionado. Como quiera que las reglas son las que son, el caso es que Cervera no ha tenido más remedio que seguir las evoluciones de los suyos en los últimos tres choques desde donde ha podido o le han dejado, aunque lo cierto es que, a tenor de la suma global de los marcadores registrados, la mano del entrenador no parece haber resultado determinante.
De esta forma, con Roberto Perera oficialmente como responsable técnico en el banquillo cadista, el equipo amarillo consiguió una celebrada goleada ante el Sevilla Atlético por 4-1 en la despedida del pasado año. En la siguiente jornada, la del regreso tras las Fiestas Navideñas, los cadistas repitieron alegría gracias al afortunado triunfo obtenido en el Martínez Valero de Elche (2-3). Y por último, en el primer encuentro del nuevo año en Carranza, el último de la primera vuelta, los gaditanos cosecharon la segunda derrota del curso como locales, el 0-1 frente al Valladolid.
Como resumen, pues, tres partidos sancionado por el momento que se han saldado con un positivo balance de dos triunfos y un revés. Seis puntos sumados sobre nueve posibles que invitan a pensar que, a pesar de que el entrenador insista en lamentar una situación a todas luces desagradable y que personalmente él califica como injusta, sin la menor duda, la realidad objetiva se afana en demostrar que el rendimiento del equipo no tiene porqué guardar una relación directa con la dirección técnica desde el banquillo.
En este sentido, las matemáticas confirman que con Álvaro Cervera ejerciendo sus funciones con normalidad el Cádiz cosechó siete victorias, seis empates y cinco derrotas en las primeras 18 jornadas de LaLiga 1|2|3, sumando 28 puntos que arrojan un promedio de 1,55 puntos por partido. En cambio, con el técnico sancionado desde la tarjeta roja que vio en Córdoba, obligado a ver los partidos desde la grada, el equipo amarillo sumó seis puntos en tres encuentros, lo que depara un promedio de dos por partido, claramente superior.
No obstante, como los datos no dejan de ser fríos datos y la percepción de lo que sucede en cada momento está condicionada por mil circunstancias, probablemente Cervera tendrá el convencimiento de que con él junto a la hierba siempre será mejor.
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