Ceguera en defensa y en ataque

Elche - Cádiz CF | La crónica

El equipo amarillo sufre una justa derrota pese a jugar más de medio partido en superioridad numérica

David Querol y Nino no pierden de vista el balón.
David Querol y Nino no pierden de vista el balón.

El Cádiz CF probó la medicina que suele dar a sus adversarios para cosechar una justa derrota frente al Elche pese a jugar más de medio partido con un jugador más. El equipo amarillo acostumbra a no dejar espacios a su oponente y esta vez fue él el que no los encontró ante un rival que con uno menos supo defenderse con orden sin cometer un solo error. Acostumbra a aprovechar el error del contrario y esta vez fue el rival que rentabilizó un fallo de los visitantes.

Los gaditanos sí fallaron en defensa y en ataque y la consecuencia fue un varapalo que frenó en seco a un equipo que mordió el polvo después de cuatro victorias consecutivas. El mal menor es que el Cádiz conserva la sexta posición tras la derrota del Oviedo.

El habitual 4-4-2 con el que salió el conjunto de Álvaro Cervera destacó por una variante inusual. Salió con dos puntas 'bajitos' y veloces, Machís y Manu Vallejo, cuando siempre entraba un delantero alto en la alineación. Lo hubo, pero en este caso David Querol arrancó desde la banda derecha para ayudar a Rober Correa en labores defensivas.

Los amarillos se ciñeron al guión que se saben de memoria. Se afanaron en el cierre de espacios atrás para salir con rapidez a la contra, aunque fue a balón parado, tras un saque de esquina, cuando rozaron el gol en el minuto 5 con un remate a bocajarro de Kecojevic que repelió Edgar Badía.

No tardó en aparecer Machís, que probó fortuna con un latigazo desde la frontal del área -en el 10- que acabó con el balón entre los brazos del arquero.

Arrancaron más entonados los andaluces pero el duelo se fue escorando hacia los locales bajo el soporte del respeto mutuo. Se esmeraron los dos en proteger sus dominios. Cada uno a su manera. Los alicantinos, con la posesión del esférico y la presencia de numerosos efectivos en campo contrario. Los gaditanos, demasiado atrás a la espera de su momento.

La progresión del conjunto de Pacheta coincidió con la involución de los amarillos, que pagaron caro un error en la defensa de una acción de estrategia para verse por debajo en el marcador. En el 32, el esférico llegó alto al área cadista en el lanzamiento de una falta, un atacante de Elche ganó en el salto a tres zagueros y quedó demostrado que no hay nada más peligroso que un balón sin dueño enfrente de la portería. Dani Calvo, el más listo de la clase, cazó el cuero y lo coló por la escuadra con un zapatazo inapelable.

Los de casa habían amagado con una catarata de balones colgados al área hasta que sacaron todo el jugo a un fallo del Cádiz para poner el 1-0.

Los de Cervera recibieron el tanto como un jarro de agua fría. Noqueados, sin respuesta, ya con David Querol en punta y Manu Vallejo en el costado derecho.

Cuando peor pintaba la cosa, el partido dio un nuevo giro cerca del descanso cuando los ilicitanos se quedaron con un hombre menos desde el minuto 40 por la justa expulsión de Juan Cruz por una durísima sobre Rober Correa, a quien clavó los tacos de su bota en el tobillo derecho. Un milagro que no sufriera una lesión. Por más que protestaron el lateral local y sus compañeros, el colegiado, muy cerca de la acción, no dudó en mostrarle la cartulina roja.

El Cádiz tiró a la basura una pésima primera parte en la que fue de más a menos pero disponía de toda la segunda en superioridad numérica para dar la vuelta a la tortilla.

El primer paso para el intento reacción lo hizo Cervera con dos sustituciones en el intermedio. Rober Correa y David Querol se quedaron en el vestuario y entraron Salvi en el lateral derecho y Ager Aketxe por delante suya en el mismo carril. Machís pasó a la izquierda y Jairo se unió a Manu Vallejo en punta.

Con ese arsenal ofensivo buscó el Cádiz una remontada que se le resistió. No dio apariencia de poder siquiera empatar ante un adversario bien pertrechado atrás que apenas sufrió. Los amarillos demostraron que sin espacios se ahogan.

No había manera de hacer saltar el eficaz cerrojo franjiverde y a falta de media hora para el final Cervera arriesgó aún más con el ingreso de Álex Fernández en lugar de Matos y Jairo hizo las veces de lateral izquierdo. El madrileño tuvo el empate en sus botas en el 62 pero su remate en boca de gol se marchó fuera cuando parecía más fácil que la pelota acabase dentro. Fue la única jugada con verdadero peligro de la segunda parte.

El Cádiz redobló su insistencia con chispazos de Machís y poco más. Lo peor que podía suceder era que no pasara nada y con sólo un cuarto de hora hasta el epílogo la última medida fue la colocación de Kecojevic como delantero centro. En el 80 remató el defensa en posición de ariete pero sin encontrar puerta.

Una solución de urgencia que no sirvió de nada. Tanto caudal ofensivo para una ocasión y poco más. Los fallos en el pase se multiplicaron a medida que se acercó el final. La precipitación de los visitantes se alió con los anfitriones en una última media hora en la que sólo se jugó en la parcela ilicitana.

El asedio no sirvió de nada. El Cádiz se asfixió arriba, no fue capaz de cazar un balón en segundas jugadas y se marchó de vacío.

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