Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Cádiz/El sonido del pitido final quedó solapado por un grito de alegría proveniente de la banda. A continuación, todo en una misma secuencia, brazos arriba, puños cerrados, mirada al cielo, sonrisa imborrable, catarata de abrazos… Alegría desbordante. Todo en cuestión de segundos. Álvaro Cervera estalló de júbilo justo después de la victoria del Cádiz CF en el terreno del Granada que le llevó hasta la cifra mágica de los 40 puntos con la que soñaba antes de iniciar la temporada.
El sueño se cumplió antes incluso de lo que podían imaginar los más optimistas. El triunfo en el Nuevo Los Cármenes fue una liberación para el entrenador, nunca tan expresivo como esa tarde del domingo 2 de mayo que será recordada como la del paso definitivo para la permanencia del conjunto amarillo en Primera División.
Se quitó un peso de encima Cervera, consciente de que el último paso suele ser el más difícil de dar. Después, con la cabeza algo más fría, recordó que las matemáticas aún no otorgan la salvación, aunque en su fuero interno sabe que es casi imposible que se escape.
Ese 'casi' es el que hace guardar la prudencia necesaria para no bajar la guardia. Quedan cuatro jornadas y el técnico quiere seguir compitiendo. Y ya con la tarea resuelta, con el derecho a disfrutar a pierna suelta de la máxima categoría.
La relación de amor entre el Cádiz CF y Cervera se prolonga en el tiempo, un hecho poco usual en el fútbol y en concreto en el complejo mundo de los banquillos. Cinco años plagados de felicidad y ahora un éxito más, quizás el más complicado. Un modesto recién llegado, candidato a bajar en todas las quinielas, planta cara a los grandes y no sólo se agarra con fuerza a la élite sino que demuestra una solvencia que pulveriza cualquier atisbo de crítica a un modelo de juego que no para de dar frutos desde junio de 2016.
El éxito del Cádiz CF tiene muchos nombres y no hay duda sobre uno de ellos: Álvaro Cervera. Sacó al equipo del profundo pozo de la Segunda B, en la división de plata siempre lo mantuvo en la batalla por el ascenso hasta que lo subió a la élite y ahora lo guía hasta la permanencia sin ningún sobresalto.
¿Quién se atreve a discutir la forma de jugar si el resultado es mejor de lo esperado? ¿Quién apostaba por el Cádiz CF instalado en la 12ª posición con diez puntos de ventaja sobre el descenso con cuatro capítulos aún por delante?
La salvación del equipo amarillo es el triunfo de un entrenador y de los jugadores, el éxito de un sistema tan válido como cualquier otro. Lo práctico está por encima de lo estético, la defensa como premisa indiscutible y la creencia en un modelo que corre como sangre por las venas de los futbolistas. Y con ello el imprescindible aderezo motivador: La Lucha No Se Negocia.
El Cádiz CF no ha pisado los puestos de descenso en todo el curso. Es la prueba palpable de su firme recorrido con un solo un bajón en el arranque de la segunda vuelta resuelto con una reacción encomiable. Tras aquellas cuatro derrotas, seguidas llegaron
Cervera supera con nota la reválida de la Primera División. Se consagra como técnico en la Liga de las estrellas, un reto le faltaba en su currículum que ahora cumple con creces y con un desafío más en el horizonte: estabilizar al equipo en la élite.
El Cádiz CF y Cervera se deben la vida mutuamente. El club apostó por él cuando estaba en paro y él devolvió la confianza con resultados. Dos ascensos para el que quizás sea el mejor entrenador en la historia de la entidad cadista. Cervera no ha hecho otra cosa que batir récords en el Cádiz CF: el técnico con más partidos (acumula 230), el que acredita más victorias (91), el que que encadena más temporadas seguidas (seis)… Y ahora puede ser el que guíe al equipo a su mejor campaña en Primera.
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