Cervera, víctima de la mala planificación deportiva

La deficiente confección de la plantilla y su bajo rendimiento, claves en la salida del entrenador

Cervera con Jorge Cordero y Enrique Ortiz. / Jesús Marín
J.J.N.

11 de enero 2022 - 11:58

Cádiz/La destitución de Álvaro Cervera como entrenador del Cádiz CF supone el final la etapa más larga de un técnico en el banquillo del conjunto amarillo. La mala dinámica de resultados acabó con la estancia del considerado por muchos como el mejor entrenador en la historia del club.

Cuando un equipo no funciona, la cuerda siempre se rompe por el lado más débil, el del entrenador. Es más fácil echar a un persona que a un buen puñado de futbolistas o que los responsables deportivos y directivos asuman su responsabilidad.

La mala trayectoria del Cádiz CF en la temporada 2021/22 no es culpa en el exclusiva de Cervera. La duda es si el técnico no ha conseguido sacarle todo el jugo a la plantilla o es que la plantilla no da más de sí. Quizás sea una conjunción de ambas cosas. Quizás haya más factores.

El banquillo provoca desgaste y quizás llegó un momento en que Cervera ya no daba con la fórmula para sacar la nave a flote. Probó con diferentes alineaciones, con cambio de posición de jugadores... Pero el equipo, lejos de reaccionar, cada vez se vino más abajo.

Pero si el Cádiz CF ocupa la penúltima posición en la clasificación, con muchas papeletas para descender, no es por la labor de Cervera. Los primeros que quedan en evidencia son los futbolistas, la inmensa mayoría por debajo de lo que es espera de ellos.

Jeremías Ledesma, Pacha Espino y Choco Lozano. Poco más se salvan en este Cádiz CF carne de Segunda División que si están hundido en la tabla es por el pobre rendimiento colectivo e individual.

La falta de liderazgo, los errores de concentración, la falta de atención en las segunda jugadas, la nulidad en ataque... Demasiadas carencias en un equipo que si no defiende no saber hacer nada más.

Y si la plantilla no da más de sí es por su evidente falta de calidad pata competir en Primera División. No puede haber un milagro cada año sin elevar el nivel. La deficiente planificación deportiva está costando muy cara con fichajes que dieron profundidad al plantel pero no aumentaron su calidad.

No hay un solo fichaje que destaque ni mejore al equipo. Haroyan es un central más que no sube el nivel; Víctor Chust es más una promesa que una realidad, Arzamendia no termina de explotar; Tomás Alarcón apuntaba maneras pero se está quedando a medias; Martín Calderón ha debutado este año en la Primera española; Álvaro Jiménez descendió con el Albacete a Segunda B; Osmajic es más conocido fuera del campo que dentro; Andone no encontró el ritmo y Sobrino aún no ha visto puerta.

Un equipo que se caracteriza por jugar atrás y salir con rapidez por las bandas carece de extremos que cumplan esa función a excepción de Salvi, que este curso no es el de años anteriores. En la delantera sólo funciona Lozano, acosado por las lesiones.

El club está abocado a rectificar en enero hasta donde pueda llegar en un mercado de invierno mucho más limitado que el de verano. De momento sólo ha llegado un fichaje, Fede San Emeterio.

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