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Cádiz/Jeremías Conan Ledesma vuelve a ser protagonista, esta vez por una causa que le hace feliz. En la diana en muchas ocasiones, el portero del Cádiz CF pudo alzar la cabeza con orgullo cuando acabó el encuentro contra el Eibar. Su parada en el penalti fue un argumento para pensar en frío en las dudas que, a veces, despiertan su fichaje. Y es que entre Conan y Ledesma está él, el cancerbero en su soledad para lo bueno y lo malo.
El 1 de octubre del año pasado, Jeremías Conan Ledesma realizaba su debut oficial como portero del Cádiz CF. Fue en el encuentro en el Nuevo San Mamés, contra el Athletic Club de Bilbao. El argentino fue llegar y besar el santo porque su equipo consiguió una victoria (0-1) de un mérito enorme después de estar con dos jugadores menos en los últimos 30 minutos por las expulsiones de Carlos Akapo y Álvaro Negredo.
Desde entonces, Ledesma ha sido fijo entre palos salvo para los compromisos de Copa del Rey, en los que David Gil ha sido actor principal. Después de que el propio Gil abriera la Liga como titular ante el Osasuna(0-2), Alberto Cifuentes pudo, por fin, debutar en la máxima categoría asumiendo la titularidad en Huesca (0-2) y en el Ramón de Carranza contra el Sevilla (1-3), cuando sin saberlo se despidió de su profesión y de su sentimiento como jugador cadista que tanto le ha marcado en los últimos años.
Con Cifuentes retirado, Ledesma era el elegido por Álvaro Cervera y en aquel Athletic-Cádiz CF gozó de su primera titularidad. Un escenario de los que desprenden mayor esencia en la Liga de las Estrellas, un rival con mucho peso histórico y su estreno por primera vez lejos de la Liga argentina. Aquel día empezó a cambiar la vida deportiva del portero titular del conjunto amarillo hasta acumular toda la primera vuelta y lo que se lleva de la segunda como 'dueño' del arco.
Conan Ledesma vivió el sábado su particular montaña rusa entre palos. Una bajada temible con la salida 'a por uvas' en el gol que finalmente fue anulado al Eibar, así como una subida espectacular, más bien subidón, cuando se estiró como un guepardo para ser un muro ante el potente lanzamiento de penalti de Dmitrovic, curiosamente como especialista desde los once metros del equipo vasco a pesar de ser portero.
Fue un penalti bien lanzado, por lo que fue una buena intervención del guardameta. Salvó a su equipo porque un gol a esa altura de partido hubiera sido un golpe duro.
Conan parece frío como el Atlántico que separa España de su Argentina natal. La sensación es que controla la situación, y así lo quiere ver su defensa, y que tiene menos drama el lastre histórico que pesa sobre los porteros por ser el último hombre.
En ocasiones se le ha pegado el cante tan del Sur, de esta tierra, con salidas hacia la nada o los excesivos despejes de balones que quizás puede retener. También en ocasiones es un muro insalvable en un mano a mano, en lanzamientos cercanos y en sacar balones por arriba, por donde otras veces flojea. Pero es así. Entre Conan y Ledesma está él, el portero del Cádiz CF.
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