Un chasco que obliga a dar un paso más (1-1)

LaLiga 1|2|3 | Cádiz CF-CD Tenerife

El equipo amarillo pierde dos puntos en la prolongación y tiene que ganar en Granada para asegurar el pase a la fase de ascenso

Rober Correa protege un balón junto a la línea de banda.
Rober Correa protege un balón junto a la línea de banda. / Julio González
Jesús Jaques Nuche

28 de mayo 2018 - 09:31

Cádiz/Un gol del visitante Malbasic en el minuto 92 complica la vida a un Cádiz que pasó de estar matemáticamente clasificado para la fase de ascenso a Primera División a verse obligado ahora a tener que sumar los tres puntos en Granada para ganar la recompensa sin tener que mirar otros resultados. El equipo amarillo sube del sexto al quinto puesto pero empatado a 64 puntos con el Valladolid y el Osasuna, sexto y séptimo y dos por encima del Numancia y el Oviedo. El Cádiz mereció la victoria contra el Tenerife pero la mala suerte al final le condena a tener que sufrir hasta la última jornada.

Para el partido más importante de la temporada, Álvaro Cervera apostó por un once de corte ofensivo con cuatro cambios en relación al choque ante el Barcelona B, entre ellos los laterales Rober Correa y Brian, Abdullah en la medular y Jona en punta. Los locales tardaron en pisar el área lo mismo que el comorense en entrar en juego. En el minuto 9, un desplazamiento largo a Rober permitió al extremeño llevar el balón hasta Jona, que puso un centro demasiado fuerte en el primer aviso de los gaditanos.

Los de casa pusieron toda la carne en el pero se toparon con un adversario replegado que cerró todos los espacios y sin espacios el sufrimiento en ataque está garantizado. El Tenerife obligó al Cádiz a jugar del modo que no quiere y la consecuencia fue la escasez de aproximaciones. Tardó casi media hora tardaron en generar una ocasión de verdad, cuando el esférico tocó en la mano de Iñaki dentro del área, el árbitro no vio penalti y en el rechace Alberto Perea soltó un derechazo que no cogió puerta por centímetros tras rebotar el cuero en un defensa.

La llegada a los dominios de Dani Hernández fueron esporádicas por más que lo intentaron los anfitriones, bien dirigidos por Álex Fernández y Abdullah en la circulación del balón pero maniatados por el eficaz entramado defensivo de lo visitantes que Jona hizo saltar por los aires en el 38 cuando recibió el esférico dentro del área de espaldas a la portería, se deshizo de su par con un giro rápido y su remate cerca del arco lo desvió el cancerbero a córner en el primer disparo entre los palos del encuentro. Ahí se escapó la oportunidad de llegar al intermedio con ventaja en el marcador.

Los amarillos se animaron en la recta final de una primera parte que no dio para más. Los chicharreros amagaron a la contra sin llegar a inquietar de verdad y se dedicaron a perder tiempo de manera tan descarada que Dani Hernández vio la cartulina amarilla en el minuto 40 por retrasarse en el saque de puerta. Extraña actitud la de un equipo que se supone pretendía apurar sus mínimas opciones de llegar a la fase de ascenso.

Los amarillos se vieron atrapados en la telaraña de un rival más ocupado de destruir que de construir, que ahogó a Alberto Perea y Álvaro García, que aparecieron a cuentagotas aunque aún quedaban los 45 minutos definitivos.

El Cádiz arrancó con fuerza la segunda mitad pero el que que casi marcó fue Juan Villar con una volea desde el balcón del área que se perdió cerca de un poste. La aceleración de los locales derivó en la imprecisión en la toma de decisiones y cuando entran las prisas las ideas se nublan. La grada detectó el nerviosismo del equipo y subió el tono de animación mientras Jona remató fuera en el 57, un minuto antes de que Aitor relevara a Carrillo. El onubense, olvidado en los últimos meses por el entrenador, saltó al césped en un momento crucial, poco antes de que Alberto Perea se sacara de la chistera un auténtico golazo. En el 61, Álex Fernández se coló por la derecha como un Fórmula 1 y cedió a Rober Correa, que centro a la frontal del área y allí apareció el albaceteño para controlar el cuero y disparar justo después del bote para alojar el balón dentro de la portería a media altura junto a un poste.

El 1-0 tranquilizó a un equipo fortalecido que empezó a encontrar espacios a la contra y a hacer lo que siempre hace cuando va por delante: defenderse con uñas y dientes. El Tenerife ya no quería perder un segundo. Le entraron las prisas que no había tenido hasta entonces. Dani Romera se hizo cargo de la delantera en una recta final preñada de incertidumbre por la apretura del marcador. Los de Cervera supieron cerrarse y jugar a que no pasara nada. Sólo un par de intentos inocentes de los chicharreros y algún que otro balón al área sin peligro. Cuando los tres puntos parecían asegurados, Malbasic empató en el 92 con un derechazo raso desde la frontal. Pese a todo, Aitor y Álvaro García pudieron marcar a última hora pero se hicieron un lío y no llegaron a tirar con todo a su favor.

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