Día de fiesta en Carranza

Cádiz - Sporting | Ambiente

La afición disfruta con el regreso del equipo al camino de la victoria

Los jugadores del Cádiz saltaron al césped acompañados de niños. / Julio González

Cádiz/Para la afición del Cádiz, esta temporada casi todos los partidos en el Ramón de Carranza son una fiesta. Más allá del juego, ramplón y anodino durante muchos minutos, eléctrico por momentos, los resultados convierten cada cita en el estadio de la Tacita de Plata en un motivo para la celebración.

En esta ocasión se trataba del Día de Todos los Santos, pero da igual si es festivo o no. La realidad para el cadismo este curso viene a ser la misma cada jornada en casa, excepción hecha del encuentro contra el Deportivo, que se saldó con un empate sin goles.

La temible noche de Halloween tuvo continuidad con una tarde otoñal por la leve amenaza de lluvia aunque casi veraniega por la temperatura. Ni truco ni trato sobre el césped pero tampoco en la grada.

Como reza el lema de Álvaro Cervera, este Cádiz no negocia la pelea y ha contagiado a la hinchada con su espíritu de lucha. Sin desfallecer los unos, los jugadores, y los otros, los seguidores, todo resulta más fácil.

El gol de Marcos Mauro pasada la media hora situó las cosas donde querían los locales y al descanso se llegó con una mínima ventaja que suponía un respiro de alivio para los aficionados. Había que sufrir, seguro, pero mejor yendo por delante en el electrónico.

El empuje de la grada se mantuvo en el segundo tiempo y dio alas para ampliar la renta con el tanto de Álex Fernández. Lástima que la alegría durara apenas un par de minutos, hasta que el Sporting recortó distancias.

Faltaba un cuarto de hora cuando el VAR puso la guinda al choque. Una acción de ataque extraña en el área asturiana terminó propiciando que el árbitro revisara la jugada y señalara penalti. Más alegría para la afición, inesperada en esta ocasión. Álex no perdonó y puso la puntilla con el 3-1.

Entre el terror de la noche anterior y el Día de los Difuntos, el Cádiz se mereció la aureola en forma de tres puntos que consolidan su incontestable liderato. El cadismo tiene motivos de sobra para la ilusión. Como a la llegada al Carranza, a la salida se respiraba que este año toca.

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