Doble ración de Choco que pone más cerca el ascenso (2-0)

El resultado del Cádiz CF - Oviedo

Los amarillos dan un paso de gigante con dos goles de Lozano que lideran una justa victoria

Lozano celebra el primer gol mientras es felicitado por Alberto Perea. / Julio González

Cádiz/Era el día. Una final que había que ganar y esta vez sí lo hizo el Cádiz CF, con toda justicia y solvencia sobre el Real Oviedo. Tres puntos que valen más que oro y que acercan un poco más al equipo amarillo al ascenso directo a Primera División.

Al fin sacó el Cádiz CF su versión consistente que le ha hecho mantenerse en el liderato durante toda la temporada. Seguirá primero una jornada más y alcanza los 66 puntos, nada menos que seis más que el Almería a falta de sólo cuatro capítulos. Ahora es el turno del Huesca y el Real Zaragoza para completar la jornada.

Le salió redonda la noche al conjunto amarillo, y eso que tuvo que reponerse del penalti errado por Álex Fernández con el marcador a cero. Pero después emergió Choco Lozano en su mejor actuación como cadista. Firmó un doblete con el que abanderó un triunfo que da mucha vida a un Cádiz que recupera el pulso. Y de qué manera. Debutó Augusto Fernández avanzada la segunda mitad.

Álvaro Cervera mantuvo el habitual 4-4-2, esta vez sin la apuesta tan ofensiva que había propuesto en Elche. Se inclinó por un once más precavido. Se preveía un partido muy físico, como de hecho así fue desde el principio. No habían pasado ni cinco minutos cuando un choque de cabezas entre Sergio González y Tejera provocó una brecha en la frente del canterano, quien pudo regresar al césped con un prominente vendaje.

Casi sin haber entrado en materia, la primera llegada de los locales del área acabó en un penalti tan tonto como indiscutible. Tocó el balón Choco Lozano en una esquina, lejos de la portería, y fue directo a un brazo de Tejera. El árbitro no lo dudó y el VAR ratificó la decisión.

Álex Fernández, infalible durante toda la temporada (había marcado los siete máximos castigos que había lanzado) no anduvo fino esta vez desde los once metros, golpeó el cuero con potencia pero centrado y se topó con un inspirado Lunin, que repelió el esférico y dejó todo como estaba en el minuto 11.

El madrileño desperdició una oportunidad de oro, pero los de casa, lejos de venirse abajo, apretaron por el centro y los costados, con un insistente Salvi por la banda derecha y Lozano muy activo. Las tres veces que los anfitriones montaron una contra les faltó acierto.

El control fue absoluto de los amarillos, aunque con dificultades para desbrozar la poblada maleza defensiva de los asturianos, que poco a poco se fueron sintiendo más cómodos. La prudencia ganó peso y las ocasiones brillaron por su ausencia en un partido tan enredado como equilibrado.

Demasiado miedo a recibir un gol por unos y otros y juego interrumpido por frecuentes faltas, sobre todo por parte de los azulones. Los dos equipos parecieron copias. Jugaron a anularse mutuamente hasta que el partido se rompió al filo del intermedio.

Los errores se sucedieron hasta llegar a parecer imposible el derribo de la muralla oviedista, que por fin saltó por los aires en el 44, poco antes del descanso. Espino penetró por la izquierda con la misma facilidad que entra el cuchillo en la mantequilla tras recibir el balón de Alberto Perea y sirvió justo al sitio adecuado en el interior del área para que Lozano, que entraba en carrera, definiese a bocajarro. El hondureño agradeció la asistencia del uruguayo para colocar el 1-0 y anotar su octavo gol de la temporada.

Los amarillos encontraron el premio cuando menos lo esperaban y con ese gol era la primera vez que se ponían por delante en el marcador en casa desde el retorno del campeonato. Una situación novedosa que trató de exprimir en la reanudación ante un adversario obligado a dar un paso adelante.

Defender a tope. Esa pareció ser la consigna. Desplegó su habitual orden el Cádiz, que jugaba de la manera que más le gusta: disciplinado atrás y con transiciones vertiginosas, como la de Salvi en el minuto 51 que se tradujo en el 2-0, una vez más con la firma de Choco Lozano.

Álex entregó el cuero al sanluqueño, quien halló un pasillo por la derecha al que sólo le faltó una alfombra. Por allí se internó, sirvió al área y el visitante Lucas convirtió un fácil despeje en un pase al hondureño, que fusiló a placer delante de la portería. Un auténtico 'killer' el centroamericano en su mejor versión desde su llegada al Cádiz.

El segundo gol dibujó un decorado idílico. El partido estaba encarrilado, aunque no sentenciado porque el Oviedo no levantó la bandera blanca. Si Rodri no hubiese mandado alto el balón en el 57 con un testarazo de fácil apariencia delante de Cifuentes, la victoria hubiese peligrado.

Pero no dejó de se una acción puntual. El Cádiz más sólido salió a escena, seguro de sí mismo, aplicado en la destrucción son dejar de mirar el área contraria.

El reloj se alió con los locales, que montaron un recinto amurallado en su terreno que dejó sin opciones a los del Principado. Cervera metió oxígeno con la entrada de Akapo e Iván Alejo y después con Nano Mesa y Augusto Fernández en su bautizo como cadista.

Los de casa administraron el tiempo a su antojo, sin excesivo sufrimiento salvo alguna acción a balón parado. Rodri volvió a perde el gol con una chilena que se marchó fuera en el 87. La victoria no corrió ningún riesgo y el Cádiz da un paso más hacia el ascenso.

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