Asignatura aprobada (2-1)
Cádiz - Oviedo
El conjunto amarillo aprovecha la superioridad numérica durante casi una hora para obrar su primera remontada del curso y ganar el duelo por la segunda plaza con goles de Perea y Servando
Cádiz/Tuvo que ser un sábado de Carnaval. El Cádiz se quitó la máscara y se vistió de héroe, un disfraz recurrente con el que logró su primera remontada liguera para imponerse con toda justicia a un Oviedo que jugó con un hombre menos durante casi una hora por la rigurosa expulsión de David Rocha. Los amarillos se vieron beneficiados por el excesivo rigor del colegiado en el castigo del medio del cuadro norteño, aunque sufrieron para volver a la senda de la victoria después de tres jornadas seguidas sin vencer. Un gol de los asturianos a balón parado en el arranque de la segunda parte en una acción aislada dificultó el triunfo de un equipo que fue capaz de rehacerse para remontar en los últimos 20 minutos con los tantos de Alberto Perea y Servando. Los cambios en la segunda mitad, de jugadores y de sistema, dieron resultado y los de casa se quedaron con y una victoria fraguada en la insistencia y en las dosis de calidad que inclinaron la balanza a su favor.
El Cádiz se llevó el duelo por un segundo puesto en el que se hace más fuerte ante un rival directo al que deja tres puntos atrás y con los 47 se acerca al objetivo de los 50. Además, igualó el goal average particular con el Oviedo. Y por fin rompió el maleficio contra el cuadro carbayón. El mérito del Cádiz es que firmó su primera remontada del curso frente a un buen adversario que llegó al Carranza en plena racha -diez partidos consecutivos sin perder- y demostró oficio y buenas maneras aunque con poca llegada en un encuentro intenso entre dos claros aspirantes al ascenso.
En un partido de relevancia el entrenador, Álvaro Cervera, apostó en la delantera por David Barral, que no participaba desde que fue expulsado en el choque contra el Granada. Fue la novedad de una alineación esperada, con el bloque habitual y el trivote como apuesta fija.
Desde el pitido inicial quedó de manfiesto que iba a ser un partido intenso. Cada acción era como si fuese la última entre dos equipos empeñados en quitarse el esférico. Los locales estuvieron más atinados en el robo y no tardaron en avisar. En el minuto 4, Álex Fernández centró con precisión al corazón del área y el certero cabezazo de Barral a la escuadra que Herrero desvió a córner.
El Cádiz se hizo dueño de la pelota pero se topó con un adversario ordenado que apenas ofreció espacios y se afanó en taponar las bandas a la espera de su momento. Los dos se cubrieron con un manto protector para resguardar sus porterías porque antes que ganar la prioridad era no perder. Y bien que lo consiguieron. El reloj caminó durante la primera parte sin sobresaltos, con dos equipos anulados y sin ocasiones más allá de la que había tenido Barral en los albores. Sólo una contra de manual de los carbayones a la media hora que Álex Fernández abortó con un esprint hasta la defensa.
No se sintieron cómodos los amarillos con la posesión de la bola. No encontraron la manera de descifrar la clave para desarmar una zaga de cinco hombres. Salvi y Álvaro García intercambiaron posiciones pero ese movimiento no solucionó nada. Alguna internada esporádica y poco más.
No había nada que alterase el orden hasta que en el minuto 34 llegó una de esas acciones consideradas claves en el devenir de un partido. En pleno contragolpe del Oviedo, Carpio y David Rocha corrieron a por un balón suelto que alcanzó primero el lateral derecho, que sufrió una dura entrada del medio visitante. El árbitro mostró la cartulina roja que obligó a los azulones a jugar más de media parte con un futbolista menos. La duda fue si la entrada era merecedora de semejante castigo, muy protestado por los de Juan Antonio Anquela.
La realidad es que el Cádiz se encontraba con una inesperada superioridad numérica que no aprovechó en los once minuto restantes del primer periodo. De hecho, fue Saúl Berjón el que estuvo cerca del gol en el 40 con un libre directo ajustado a un poste que repelió Alberto Cifuentes. El descanso irrumpió con el marcador intacto pero con todo la segunda mitad para que el Cádiz hiciese valer que estaba con uno más.
El Oviedo, obligado por las circunstancias, pasó de una línea de cinco defensas a un 4-4-1 para no perder presencia en la medular, donde Abdullah había tomado el mando en los 45 minutos iniciales aunque en la reanudación se quedó en el vestuario, además de Barral.
Con uno más sobre el césped, Cervera dio entrada a Alberto Perea y Jona y modificó el dibujo. Se olvidó del trivote y desplegó un 4-4-2, con Perea en el costado izquierdo y Álvaro García arriba por el centro como acompañante de Jona.
Los anfitriones dieron un paso adelante. No sólo controlaron la situación sino que empezaron a dar sensación de peligro a falta de ocasiones.
El escenario no podía ser más favorable para los amarillos hasta una jugada a balón parado de los asturianos volvió a dar un giro al partido. En el minuto 54, Saúl Berjón puso el balón en el área en el saque de una falta desde un lateral y Linares saltó más que nadie para conectar un cabezazo por alto que entró en la portería tras tocar el cuero en el larguero.
El Oviedo exprimió al máximo una de sus virtudes y se colocó el 0-1 con una jugada de estrategia que dejó helado al equipo de Cervera. Con el marcador en contra, al Cádiz no lo quedó otro remedio que volcarse en busca de, como mínimo, el consuelo de la igualada. Lo hizo con todo, con persistencia, sin dejar de creer que en el triunfo.
En lo que va de temporada nunca habían marcado los gaditanos después de recibir un tanto y llegó el día de cambiar el destino. Se fueron arriba a la desesperada, como si no hubiese un mañana. Jona pidió penalti en el 60 por un supuesto agarrón de Christian dentro del área y en el 67 Álvaro García envió el balón al larguero de un testarazo a centro de Salvi, ya con Eugeni en el campo en lugar de Garrido en una apuesta más ofensiva.
El Cádiz atacó por todos lados pero fueron los visitantes los que estuvieron a punto de hacer el segundo en el 70 con un cabezazo de Christian alto tras un córner. Pero lo mejor estaba por llegar para los de casa. En el 72, Alberto Perea demostró su calidad con un auténtico golazo. Controló la bola en el lado izquierdo del área, cerca de la línea de fondo, sorteó a dos contrarios mientras se abría en busca de ángulo y soltó un derechazo que se coló por la escuadra. 1-1 con tiempo por delante para culminar la remontada, que no se hizo esperar.
En el 79, Servando aprovechó un saque de esquina para poner el 2-1 con un testarazo suave, esquinado, que botó antes de entrar en la portería. Un gol con el que el Cádiz rompió barreras. Por fin remontó. Hizo lo que tenía que hacer para levantar el partido. Faltaba rematar la faena en la recta definitiva hasta el último pitido, en la que halló espacios a la contra. Salvi encontró un pasillo pero su disparo lo escupió Herrero, que de nuevo respondió al sanluqueño ya en la prolongación.
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