Fali pone toda la carne en el asador

Cádiz CF

El central valenciano confiesa que sueña con subir a Primera, aunque “hay que ir partido a partido”

“Nos gusta correr, en 90 minutos libramos 90 batallas; esa es la clave del éxito”, revela

Agradecimientos y halagos para Cervera, "un pedazo de entrenador"

Fali ejerce como cocinero en la barbacoa organizada por los jugadores este jueves en El Rosal. / Fito Carreto

Cádiz/Rafael Giménez Jarque (12-8-1993, Valencia), conocido futbolísticamente como Fali, lleva poco más de medio año como cadista pero cualquiera diría que tiene el escudo grabado a fuego desde siempre. Su profesionalidad, su entrega, su manera de ser, alguien tan expresivo, que no deja indiferente a nadie, en suma, le ha permitido ganarse a la afición y la consideración de uno de los pilares del proyecto. Al igual que sus compañeros, el defensa central evita mirar a un horizonte que llegue más allá del próximo partido, aunque, como todos, sueñe con tocar el cielo con las dos manos.

— La temporada pasada a estas alturas peleaba con el Nástic por no bajar a Segunda B… Le ha cambiado mucho la vida en un año, ¿no?

— La verdad es que el año pasado fue una temporada muy dura en Tarragona. Luego vine para los últimos cinco partidos, no pude jugar el primero porque llegué un viernes y debuté contra Osasuna, que era líder, y ya seguí como titular.

— Cuando vino en calidad de cedido en el tramo final del anterior curso, ¿tuvo la sensación de saltar de un barco que se hundía?

— No. Ya no podíamos hacer nada. Si hubiera habido alguna posibilidad de salvarnos, no habría venido, pero no podíamos hacer nada y venir a Cádiz era una opción espectacular, incluyendo poder subir a Primera. Estoy contento con la decisión que tomé.

— Una campaña, la 2018-19, que concluyó para el Cádiz con cierto desencanto…

— Pues sí. El día del Extremadura fue un partido difícil, el gol que encajamos, la última ocasión que tuvimos, el Dépor empató con el Elche... Pero ya en la última jornada no dependíamos de nosotros y pasó lo que pasó. Quería jugar el play-off, por eso vine, y no clasificarnos fue una pena y una decepción.

— Y en verano, continuidad pero ya fichado por el club gaditano.

— Había terminado aquí, agradecí la confianza al míster, al presi, a todos, porque es difícil contar con un jugador que no había estado en todo el año y el míster me dio confianza los últimos cuatro partidos. No sabía lo que podía pasar y al final decidieron ficharme y pagar la cláusula al Nástic. Era una decisión difícil porque al Nástic le debía muchísimo, pero nunca había estado en un club con ambición de subir. Era un reto bonito.

— Antes de llegar era del agrado de Álvaro Cervera y, según lo visto, aún más tras tenerle a sus órdenes durante unos pocos meses.

— La verdad es que al míster le debo mucho, desde el principio confió en mí y en esta campaña, igual. Espero darle lo que él busca porque estoy muy agradecido.

"Me siento orgulloso de formar parte de este momento, del equipo, de la ciudad, pero con los pies en el suelo”

— La pelea no se negocia… ¿Qué piensa de ello?

— Somos un equipo espectacular, hay una frase que nos encanta, que es que nos gusta correr, no nos cansamos y hay equipos que eso no lo ven. Libramos 90 batallas en 90 minutos, la gente lo tiene en la sangre, esto es el Cádiz y lo estamos demostrando.

— Da la sensación de ser un central a la vieja usanza, de lucha, con carácter, pero ¿qué queda del Fali que militó en el filial del Barcelona, un equipo acostumbrado al toque, un estilo acaso más sutil?

— Allí todo es salida de balón, jugaba de central y me obligaban a salir y romper líneas. Cuando vine aquí me acuerdo que el míster me dijo que así no, que por fuera, y no nos está yendo mal. Es un pedazo de entrenador y todos cuando llegan, como ha pasado con Choco, lo dicen. Cuando le haces caso al final sale todo bien.

— Salvo problemas físicos, titular indiscutible en el líder de Segunda. ¿Orgulloso, satisfecho, cómo se siente?

— Me siento muy orgulloso porque aquí es muy difícil jugar y que lo esté haciendo tanto es algo espectacular para mí. Nadie lo diría con toda la gente que hay. La ciudad, un equipo como el Cádiz... Me siento orgulloso de formar parte de este momento. Pero esto es largo y hay que tener los pies en el suelo.

— ¿Un jugador como usted contagia a un grupo o un grupo como el del Cádiz de esta temporada contagia a cualquier jugador?

— No sé... Yo soy muy alegre, me integro muy bien con todos, me siento muy querido por cómo soy, pero cuando estamos entrenando y compitiendo soy el primero que si hay que meter la cabeza en un avispero, lo hago. Cualquiera hace eso aquí y ese es el éxito del equipo. Si hay que dar una carrera de 40 metros cuando ya estás asfixiado, se da.

— 34 puntos sumados de 42 disputados. El primer tercio de competición no ha podido ser mejor, ¿no le parece?

— Nunca se espera eso, pero no miramos los números, vamos de tres en tres. De todas formas, no es una sorpresa porque trabajamos para cada partido y para disfrutar cada partido. Cuando empiezas a entrenar y sabes que te juegas la vida, al final no nos sorprende.

"Todos querrían una afición así, pero sólo la tenemos nosotros; al principio me temblaban hasta las cejas”

— ¿Sigue vigente el discurso de los 50 puntos para asegurar la permanencia?

— Somos un equipo humilde y trabajador, estamos haciendo una primera vuelta espectacular y no miramos ni lo de los 50 ni subir, sino ir partido a partido, que se nos está dando muy bien.

— Resulta obvio que la prudencia es la madre de todas las ciencias en esto del fútbol, pero sea sincero, ¿en el vestuario se habla de ascenso?

— Para lograr algo siempre hay que soñarlo. Nunca he vivido esto, ves la clasificación y dices, no veas, pero la Segunda es muy complicada. Nadie nos quita ya lo que llevamos y seguimos primeros con un buen colchón, pero esto no vale ya de nada. Ahora nos jugamos otros tres contra el Rayo. Hay que disfrutar por lo hecho, pero no vale para nada más.

— Si tuviera que apostar, ¿a qué apostaría esta campaña?

— A que vamos a competir cada semana. Sólo a eso, a nada más porque vamos partido a partido.

— La afición también ayuda lo suyo para alcanzar los objetivos, ¿verdad?

— Nunca he vivido esto, y encima vivo en Cádiz. La temporada pasada veía a la gente varias horas antes del partido y me temblaban hasta las cejas. Luego venía tanta gente y pensaba en lo que se nos venía encima. En mi debut, de central ante Osasuna, el líder, se me dio bien, empatamos 0-0 en un buen partido... Lo de la afición aquí es una locura, empuja mucho, es el jugador número 12. Vivirlo como futbolista es brutal. Todos querrían tener una afición así y sólo la tenemos nosotros.

— Con 26 años cumplidos el pasado verano, ¿cómo ve Fali su futuro deportivo?

— Sólo pienso en esta temporada. Tengo firmadas tres, pero primero el objetivo es ésta. Después nunca se sabe, hay que mirar el presente, nunca se sabe. Ojalá pudiera estar muchos años.

— ¿Tantos como para retirarse en el Cádiz?

— Mi familia está encantada, mis hijas, mi mujer. Vivimos en la capital, el club está creciendo, aunque nunca se sabe. Desde luego no me importaría.

— Y lógicamente, si es en Primera, mejor que mejor…

— Ojalá. Ese es el sueño de todo jugador y si es con el Cádiz, mejor que mejor. El club se lo merece por afición y por todo. Por ahora seguiré trabajando día a día.

Una aclaración que explica que Aleñá juegue ahora en el Barça

Fali aprovecha la entrevista concedida a Diario de Cádiz para aclarar un episodio de su carrera que ha dado para muchos comentarios. Jugando en el Barcelona B se dijo que poco menos que había amenazado a sus compañeros con rajarlos si no metían la pierna. El zaguero valenciano, risueño donde los haya, se pone serio para zanjar el asunto. “Se trata de algo que salió en El Mundo Deportivo. Me enteré al día siguiente y expliqué que eso no había salido de mi boca porque lo consideré algo grave. Y quedó solucionado. Yo venía de Segunda B cuando llegué, en aquel equipo había muchos chavales jóvenes que con cualquier golpecito se iban del partido, yo tengo dos hijas y dije que no tuvieran miedo, que había que dar el máximo, pero jamás empleé esas palabras, ni lo de rajar ni nada parecido. Las pilas las puse, eso sí, y luego me lo han agradecido. Por ejemplo, en el caso de Aleñá, me había dicho que no veía el fútbol así y luego vio que lo que yo le decía sí le aportaba. Ahora está en el primer equipo del Barça”.

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