Fali, tan profesional como personaje en el Cádiz CF
Cádiz CF
Un futbolista diferente, tal cual por dentro y por fuera y con un sinfín de vivencias en el balompié.
Los que le conocen le definen como un jugador de 'huevos en la mano' y 'cuchillo entre los dientes'.
Cádiz/El cadismo, el equipo y la afición, no han tenido mucho tiempo para conocer a Fali, el defensa que en el tramo final de la pasada temporada llegó del Nástic para no dejar bajo mínimos el centro de la zaga. Un refuerzo extraño, fuera de fecha, de un conjunto casi descendido... Todo distinto en este valenciano que no deja a nadie indiferente. Cuando el Cádiz abone los más de 200.000 euros al Nástic, Fali tendrá mayor responsabilidad y peso en el vestuario.
Fali es un futbolista todo alma, corazón y pasional cuando hay que disputar el balón. No conoce a nadie si el objetivo es ganar, una palabra con la que le 'sangra' la dentadura. Con 16 años la vida le mostró el camino duro pero, al mismo tiempo, el que curte a las personas. Con esa edad, casado y padre de una hija, el defensor cerró la mandíbula y masticó su pasado para saborear un futuro mejor.
Su aspecto no es el de un futbolista que cautive visualmente a un entrenador -ni siquiera parece jugador de fútbol-, pero, ¡ojo! es un león que piensa, analiza y actúa en décimas de segundos antes de dar caza a su ‘presa’, ni más ni menos el objetivo del equipo.
A Fali no lo olvidan en el Barcelona B ni en el Nástic. Lógico. En el filial azulgrana no ocultaba su pasión por Sergio Busquets; ídolo en el balompié subterráneo. A su padre -entrenador de porteros del Barça B- le pedía conocer al hijo. Fue pesado como él solo hasta que llegó ese día en el que se abrieron las puertas del vestuario del Barcelona. Busquets le regaló una camiseta y le invitó a pasar al lugar sagrado de las estrellas azulgranas. Messi, dando buena cuenta de un mate junto a Mascherano, le miró pensando que era un 'colao' porque no adivinaba que su aspecto fuera el de un futbolista. La compañía de Sergio Busquets fue el mejor aval para que exista una foto entre Fali y el dios argentino.
Otra perla es lo que dijo en el vestuario del Barça B: "Tengo 22 años y dos hijos... al que no corra, le rajo". Luis Enrique nunca le llamó a entrenar; Valverde sí. Inolvidable pisotón a Arda Turan y entrada del médico al césped. "Se lo ha cargado", pensó más de uno. Un susto, nada más. A Dembelé lo tumbó en un cuerpo a cuerpo. A Valverde no le desagradaba que un 'soldado' del filial pusiera a prueba la capacidad de aguante de los 'altos mandos' de su equipo. Sufrir el otro fútbol. "Llama a Fali, que hoy hay que espabilar a estos". A lo mejor era algo así. Y dejó huella. Aleñá le dijo: "Gitano, gracias por haberme enseñado el fútbol de otra manera".
Tres de anécdotas únicas, muy al 'estilo Fali'. Cuando el Nástic le hizo profesional, premió a sus hijas: un carro para cada y que lo llenaran en la tienda de juguetes. Precisó tres taxis para llevar todo lo comprado a casa. En el Barça B, Fali suspiraba por conocer a Sergio Busquets. Su padre entrenaba a los porteros del filial y le daba largas. "¿Qué pasa Busi, que tu hijo no quiere verme?". Al día siguiente 'conquistó' al centrocampista. Sin móvil ni actividad en las redes sociales. De hecho para ficharle, el Nástic tuvo que llamar al móvil de su mujer porque él no tenía. Ahí empezó todo. ¿Twitter, Facebook e Instagram? ¿En qué equipo juegan esos tíos?
El futuro jugador cadista sabe lo que es empezar de cero con y sin balón, y que la vida le obligue a dar el doble que cualquier otro para que le vean la cabeza alta. Ese es Fali, el de los 'huevos en la mano' y el 'cuchillo entre los dientes' Un jugador que gusta. Un tipo diferente.
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