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Festival de Darwin (0-3)

Las Palmas - Cádiz CF | La crónica

Un triplete de Machís en la recta final del partido aúpa a los gaditanos a la cuarta plaza

El Cádiz recupera su estado de solidez y aprovecha su momento para dar un golpe de autoridad

Aketxe pugna por el balón con Timor.

Por fin apareció el Cádiz CF más solvente. Llegó a tiempo para dar un golpe sobre la mesa y dar un salto desde la séptima a la cuarta plaza gracias a su contundente victoria por 0-3 en el terreno de Las Palmas en un duelo igualado que se decidió en un final de vértigo, cuando llegó el festival goleador de Darwin Machís, autor de un triplete.

El partido caminaba hacia el empate a cero después de una de tarde de contención. El Cádiz CF jugó a lo que de verdad sabe. Recuperó el estado de solidez, esperó su momento y golpeó sin piedad a su rival cuando el cansancio hizo mella en los últimos minutos.

El triunfo en el que pocos crecían después de los tres empates seguidos en casa mete de lleno a los gaditanos en la batalla por el ascenso, en una cuarta plaza que es todo un lujo y con 56 puntos. Nada está hecho pero el paso es de gigante.

Álvaro Cervera arriesgó con su apuesta por un jugador del Cádiz B, Sergio, en el centro de la defensa. Tenía la opción de Edu Ramos si Marcos Mauro no estaba al cien por cien, pero se inclinó por el canterano en la zaga pese a su inexperiencia. Era su primera titularidad en la categoría de plata. De hecho, dos indecisiones suyas no acabaron el gol de Las Palmas en los cinco minutos iniciales.

En la primera, Sergio no tuvo cuerpo para evitar la internada de Rubén Castro, que en el mano a mano estrelló su disparo contra Cifuentes y después contra el poste. En la segunda, no pudo contener a Fidel, que envió un zurdazo fuera muy cerca del palo.

Los visitantes, con camiseta azul y pantalón blanco, no se vieron por debajo de milagro y con el guión inalterado desplegaron el habitual 4-4-2, con Manu Vallejo con Darwin Machís, que de esa forma quedó liberado de tener que perseguir al lateral en la subida.

Los apuros del comienzo dieron paso a un choque más equilibrado, si no hubiese sido insoportable. Los andaluces asomaron la cabeza en ataque en el minuto 13, cuando Jairo entró solo por la izquierda y soltó un latigazo con la izquierda que iba para dentro hasta que Raúl Fernández estiró un brazo para evitar el 0-1 con una gran intervención. Fue el único intento serio en los primeros 45 minutos.

Los dos bandos jugaron a anularse y lo consiguieron sin excesivos problemas. La creatividad era un bien escaso y vaya si se notó. Nadie fue capaz de romper el entramado defensivo y el balón iba de un lado para otro sin un ápice de criterio.

Los de Cervera se emplearon a fondo en la presión desde arriba con la que dificultaron las aproximaciones de los canarios, que cuando se acercaron al área sí causaron inquietud. La zaga cadista transmitió algún síntoma de inseguridad hasta que se fue asentando.

El duelo entró en una fase anodina, como si de pronto unos y otros hubiesen firmado un armisticio sobre el césped. La tregua se prolongó hasta el descanso en toda una exhibición de conformismo. Demasiado respeto entre ambos.

Salvo alguna acción aislada, apenas se generaron ocasiones de gol. En el 43, Machís pecó de egoísta tras un robo de balón cuando dos compañeros entraban solos en el área en una contra de manual desaprovechada. Pocas más claras que esa iba a tener un Cádiz que se marchó a descansar al vestuario sin haber sacado rendimiento a media docena de saques de esquina, pero con el consuelo de no haber recibido un tanto.

La segunda parte amaneció con la reaparición de Jon Ander Garrido, sustituto de Edu Ramos. El cambio no varió el esquema. Los azulones continuaron con el empuje arriba para intentar bloquear la salida del balón. En el 49 avisó Timor con un misil que repelió Cifuentes en el primer aviso serio tras la reanudación.

Replicaron de inmediato los visitante con un perfecto centro de Machís que Manu Vallejo no alcanzó por milímetros en boca de gol. El chiclanero reclamó penalti por un derribo Aythami que pudo ser pena máxima.

El partido entró en la recta definitiva con los locales en modo ofensivo -con Rafa Mir sobre el césped- y los gaditanos con la sensación de poder golpear. La cuerda se podía romper por cualquier extremo por un pequeño detalle. Lo intentó Machís en el 68 con una galopada de las suyas que acabó con un centro a las manos del portero, que medio minuto después atrapó un disparo lejano de Aketxe.

El desgaste físico abrió espacios y fue cuando más se dejaron ver los gaditanos en las proximidades del área. Jovanovic entró en los últimos minutos y un choque con el portero obligó a un cambio en la portería canaria.

Nauzet se colocó entre los palos en el minuto 83 y dos después se produjo la estampida que decantó el partido del lado de los visitantes. Fue un final explosivo, inesperado. En el 85, una excelente jugada por la derecha llevó a Aketxe hasta el interior del área, sirvió el balón atrás y emergió la figura de Machís. El venezolano controló el cuero con un leve toque y con rapidez soltó un derechazo esquinado y raso. Poco duró el 0-1. En pleno descontrol de los locales, de nuevo apareció Aketxe en el 87 para dejar solo frente al portero a Rober Correa con un servicio magistral. El lateral, todo generosidad, prolongó hacia Machís, que sólo tuvo que empujar a puerta vacía.

Pero ahí no quedó la cosa. Con la victoria en el bolsillo, el propio Machís redondeó la cuenta con el tercero tras una perfecta vaselina en el mano a mano con Nauzet. El sudamericano definió con sutileza, todo clase, pare engordar el marcador.

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