Helado (1-1)
laliga 1,2,3 | Cádiz-Lugo
El conjunto amarillo no saca renta al golazo de Eugeni y pierde dos puntos en la recta final
Cádiz/El Cádiz se quedó helado con el gol del Lugo en la recta final de un partido que acabó con empate a uno. El golazo de Eugeni en el arranque de la segunda parte sólo sirvió para sumar un punto que supo a poco aunque no mereció más un equipo amarillo grisáceo, con pocas luces en ataque y sin la seguridad de otras ocasiones para rentabilizar una ventaja. Para colmo, perdió por lesión a Abdullah y a Brian y Garrido por la expulsión que sufrió poco antes del final. Los gaditanos, tras caer la semana pasada en Alcorcón, ralentizan su producción aunque al menos mantiene la segunda posición una jornada más. La equis hizo justicia a los méritos contraídos por las dos escuadras y se repitió el resultado de la pasada temporada. En lo que sí gana el Cádiz al Lugo es en el goal average particular tras vencer 0-1 en la primera vuelta.
Álvaro Cervera hizo tres modificaciones en relación con el choque de la semana pasada. Servando, Brian y Aitor salieron de inicio en lugar de Mikel Villanueva, Lucas Bijker y Álvaro García. Este último, aquejado de un fuerte catarro y alergia, empezó en el banquillo. Lo que no cambió fue el habitual trivote frente a un rival que avisó de sus intenciones antes del primer minuto con un tiro lejano de Fede Vico que atrapó Alberto Cifuentes.
Fueron los visitantes los que se mostraron más mordientes en un arranque con un claro dominio del balón. En el minuto 5, una pugna dentro del área cadista entre Servando y Fede Vico acabó con una caída del rojiblanco que el árbitro no consideró punible. No hubo nada.
Los locales fueron entrando poco a poco en el partido. Sin alardes, pero con el mínimo empuje que se le requiere a un equipo que juega delante de su afición. Dieron señales en ataque con algunos centros inocentes, un espejo de la voluntad y los escasas ideas arriba. Y es que el repertorio de los amarillos apenas dio para lanzar pases largos a Carrillo poco más, con las bandas tapadas. Brian se inventó un zurdazo tan lejano como potente en el 17 que obligó a Juan Carlos a estirar el cuerpo entero para evitar el gol con sus manos.
Lo intentaron los de casa por los dos costados de forma estéril. No hallaron la fórmula para desenmarañar la telaraña defensiva del rival y las pocas veces que lo consiguieron el esférico no llegó al área con peligro en forma de centro.
La intensidad del duelo contrastó con la nula capacidad ofensiva de dos equipos que jugaron a desactivarse, aunque los gaditanos tomaron la iniciativa en busca de algo más que un empate, eso si, con las habituales carencias a la hora de mirar la portería contraria.
La única novedad que sobresalió entre tanto aburrimiento llegó con la lesión de Rafidine Abdullah, que cayó mal tras agarrar a un adversario -vio la cartulina amarilla- y tuvo que dejar su sitio a Eugeni en la recta final de una primera mitad soporífera, un insulto al seguidor que desafió al frío para tragarse lo más parecido a una sesión preliminar insoportable del concurso del Falla.
Justo antes del descanso irrumpió el Cádiz con verdaderas opciones de marcar. En el 45, Salvi se saltó la estrecha vigilancia a la que fue sometido -siempre tenía dos rivales encima- y sirvió precisión al corazón del área, pero el cuero rebotó en Leuko tras el remate de Aitor y, preso del destino, se escapó por centímetros. Igual que se marchó fuera podía haber entrado. Casi sin respiro, ya en el tiempo de prolongación Álex Fernández envió un centro chut que se perdió muy cerca de un poste. Los de Cervera aparecieron por fin en ataque justo antes del pitido del colegiado que decretó el intermedio. Se llevaron al vestuario sensaciones que alumbraban esperanza para una segunda parte en la que debían dar un paso al frente si querían quedarse con los tres puntos. El Lugo, salvo los coletazos del principio, se conformó con mantener el orden, pertrechado alrededor de su área a la espera de su oportunidad, la que tuvo, muy clara, nada más comenzar el segundo acto. Iriome, en boca de gol, remató pero Kecojevic se cruzó a tiempo para impedir el 0-1.
Los gallegos salieron despiertos en la reanudación ante un Cádiz atenazado. Mario Barco, en el 50, metió el susto en el cuerpo a la parroquia cadista cuando, solo delante de Cifuentes, definió con la puntera pero flojo y sin la dirección adecuada.
Empezaban a sufrir los anfitriones pero el fútbol, el deporte, la vida, cambia en cuestión de segundos. En el 52, Eugeni fabricó una obra de arte con la que el Cádiz cobró ventaja en el marcador. Controló el balón cerca de la frontal del área sin nadie a su alrededor, con las décimas de segundo suficientes para levantar la cabeza, mirar la portería y colocar la pelota donde en lugar donde había fijado la mirada: en la escuadra. La pelota tocó en un poste y entró en la portería. Un golazo repleto de calidad. El 1-0 abrió un escenario de sobra conocido por los amarillos, acostumbrados a ir por delante.
Los lucenses se volcaron sin rodeos a por la igualada ante un Cádiz atareado en defender mientras sufría una nueva baja por lesión, en este caso Brian, que se tuvo que marcharn en camilla por una dolencia en la parte posterior de un muslo. El central Villanueva se tuvo que ocupar del lateral izquierdo en los últimos 20 minutos decisivos en los que los locales trataron de sentenciar a la contra. Cervera apostó por la velocidad de Álvaro García en el último tramo, con espacios para dar rienda a su explosividad. Pero fue Jaime Romero el que estuvo a un tris de empatar con un cabezazo colocado que abortó Cifuentes con el traje de héroe.
El sufrimiento estaba garantizado hasta el último suspiro. De hecho, el Lugo restableció el equilibrio en el marcador con un gol de Cristian Herrera en el minuto 86 al rematar a bocajarro tras el servicio de un compañero a la salida de un córner. El Cádiz no había sabido apuntillar al rival y se quedó frío con el tanto postrero. Y para colmo, Garrido fue expulsado en el minuto 89 al ver la segunda amonestación. Todo se torció al final.
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