Hoy, programado un encuentro entre los dirigentes y los administradores
El Consejo tenía previsto ofrecer a los concursales la finca urbana de Granada como garantíaLa entidad recibe un escrito avisando del corte del servicio; los administradores van a solucionar el asuntoMartín José García, Moncayo, Escarti y Lapi analizan la situación que vive la entidad
Los dirigentes del Cádiz se pusieron ayer manos a la obra para tratar de solucionar el caos en el que se ha convertido el club por culpa de sus incumplimientos. A primera hora de la tarde se fueron produciendo encuentros, que no una reunión del Consejo, entre dirigentes, abogados y un empleado.
Pasadas las dos, en la oficina cadista se vieron las caras Florentino Manzano, Alessandro Gaucci, Diego García, Enrique Rodríguez Zarza -nuevo abogado de Sinergy para el asunto de la subasta-, Manolo Calderón y Antonio Manzano. Sobre la mesa, como no podía ser de otra manera, los numerosos frentes abiertos para ellos a la espera del encuentro que tienen previsto celebrar hoy con los administradores concursales. Una cita en la que podría salir de nuevo a relucir la finca urbana de Granada -la que le ofrecieron a Muñoz-, como garantía para Cañadas, Valiente y Molina.
En la reunión de hoy, uno de los últimos intentos del actual Consejo para enderezar una situación que se le ha puesto muy adversa, se espera la presencia de Gabriele de Bono, uno de los pesos pesados de Sinergy, que tendrá, junto a sus compañeros, la compleja labor de convencer a los concursales. Estos sólo admitirían como respuesta válida el dinero pendiente.
Por otra parte, para mañana queda otra reunión de los dirigentes cadistas con Antonio Muñoz, en otro frente abierto. En este caso, como consecuencia del impago de los 450.000 euros por la operación de compraventa de las acciones a cargo de Sinergy. Con una subasta fijada para el próximo martes, los responsables de la empresa saben que el abono del dinero es la única solución para evitar que el futuro del club esté en juego en la Notaría de Carlos Cabrera. Precisamente hasta allí se desplazaron el miércoles Gaucci y Calderón, con el objetivo de conseguir frenar la subasta.
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