Incapaces de dar la talla (2-1)
Huesca-Cádiz
El Cádiz sucumbe con estrépito ante un Huesca que remonta con diez. La inoperancia condena a la zona de descenso al equipo de Espárrago, que ahora depende de otros equipos para lograr la salvación
Hace dos temporadas, el Cádiz se jugaba la permanencia en Alicante pero encontró el abismo por su incapacidad para afrontar aquella dramática situación. Algo parecido ocurrió ayer en El Alcoraz oscense, donde los amarillos se jugaban la vida pero no estuvieron a la altura de las circunstancias en el duelo más importante de la temporada.
Lo más sangrante es que el conjunto de Víctor Espárrago sucumbió contra un Huesca que jugó la última media hora con un jugador menos y que fue capaz de remontar aun estando en inferioridad numérica. No hay excusa posible cuando se pierde contra un equipo que no fue mejor que el Cádiz pero que supo explotar sus limitadas armas.
Los cadistas, salvando los primeros compases, perdieron el pulso del partido, se quedaron sin alma y demostraron una enorme carencia de recursos que explican las razones por las que llega a la última jornada en la zona de descenso, a dos puntos de la salvación y con muchas papeletas para volver al infierno. Salvo el Real Unión, el resto de rivales directos que iban por debajo hicieron los deberes. Los gaditanos deberán ahora ganar la próxima jornada en Carranza y esperar un milagro en otros campos.
El ayer conjunto local, entrenado por el gaditano Antonio Calderón, puso lo que hay que poner sobre el césped y se llevó los tres puntos. El Cádiz, sin embargo, ni siquiera fue capaz de arrancar uno que le hubiera dado más posibilidades en el último acto. Cuerpo y técnico y jugadores deben estar preguntándose todavía a qué jugaron ayer.
El duelo no comenzó nada mal para los de Espárrago. El míster parecía hacer un apuesta a priori defensiva al colocar a Erice junto a Fleurquin en el centro del campo. La consigna parecía clara: presionar, asfixiar a los medios locales y salir con rapidez al contragolpe. Los jugadores interpretaron bien la estrategia en el inicio y a los cinco minutos llegaba el primer y a la postre único tanto visitante. Jaume Costa sorteaba con habilidad a dos contrarios, servía a Diego Tristán y éste se la ponía a Enrique, quien marcaba a placer tras regatear a Doblas. Muy pronto se ponía de cara el partido para los amarillos, que asestaban un duro golpe a un Huesca noqueado.
Fortalecidos por el tempranero gol, los cadistas se adueñaban de todas las líneas y recurrían a los contraataques. En uno de ellos, en el minuto 9, Camacho evitaba el cabezazo de Ogbeche en boca de gol tras un centro de Enrique, que antes había recibdo un gran pase de un motivado Erice. Poco después, Tristán rozaba el segundo tras una buena jugada individual finalizada con un disparo atrapado por Doblas.
El Cádiz mandaba en el marcador y en el campo y no dejaba jugar al Huesca, que no gozaba de su primera ocasión hasta mediada la primera mitad con un cabezazo de José Végar que se marchaba alto. Cuando más controlado tenía el partido el Cádiz llegaba el tanto del empate, tan inespeerado como bello. Uno de esos goles ante los que hay que quitarse el sombrero. Luis Helguera empalmaba un balón desde unos 35 metros que se colaba por la escuadra haciendo una parábola que superaba a Miguélez. Seguro que no ha metido uno así en su vida, pero ayer tuvo que ser para desgracia del Cádiz. Corría el minuto 34 y los pupilos de Espárrago dieron los primeros síntomas de desmoronamiento hasta que llegó el descanso. Y es que lo que hasta ahora había sido un cuento feliz se tornaba pesadilla. El empate llegaba como un jarro de agua fría para los amarillos y daban alas a los locales, que apretaban de lo lindo espoleados por su ruidosa afición.
Los segundos 45 minutos fueron ruinosos. El Huesca salió más entonado mientras el Cádiz buscaba la sorpresa a la contra. Végar creaba peligro con un cabezazo nada más comenzar la segunda parte y Enrique respondía con un disparo sin premio.
Los dos equipos salían tras el descanso en puestos de descenso y a ninguno les valía el empate si querían llegar la última jornada fuera de la zona de peligro. Tenían que ir a por todas y saber jugar sus bazas. El Cádiz no supo hacerlo y dio la sensación de que daba por bueno el equilibrio en el marcador. En el 55, una falta lanzada por Tristán rozaba el palo izquierdo de la meta local. Fue lo último que hizo el sevillano, sustituido a renglón seguido por un Toedtli que no aportó más que su compañero.
Los oscenses apretaban y Miguélez evitaba el segundo gol local con una doble parada, primero en un mano a mano con José Végar y después a cabezazo de Camacho. Dos minutos después, en el 64, llegaba una acción a la que el Cádiz no supo sacar partido. Lizondo Cortés mandaba a la caseta a Helguera por dar un patada sin balón a López Silva. El propio López Silva tuvo cerca el segundo gol, pero se estrelló contra Doblas. El conjunto amarillo lo tenía todo a favor para al menos no caer, pero no manejó ‘el tempo’, se perdió en la nadería y pagó su exceso de confianza con el segundo gol del Huesca a doce minutos del final por mediación de Camacho, que con un disparo junto a un palo hizo inútil la estirada de Miguélez.
De ahí al final el Cádiz fue incapaz de crear peligro, salvo un disparo de Ogbeche que sacó Doblas
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