Almería-Cádiz CF
El Comité de Árbitros reconoce el grave error en el penalti

Locura disfrazada de amarillo

El autobús con técnicos y jugadores, escoltado por una multitud, tarda dos horas desde el Ciudad de Cádiz hasta Diputación

Texto: W.d. · Vídeo: Julio González

27 de junio 2016 - 21:57

Cádiz/Las calles de Cádiz se convirtieron ayer en un reguero incesante de aficionados vestidos de amarillo que fueron surgiendo desde todos los rincones hasta formar una muchedumbre impresionante decidida a aguantar lo que hiciera falta para recibir como héroes a los técnicos y jugadores que el día anterior habían culminado la proeza de ascender a la categoría de plata del fútbol español, un objetivo que tan solo tres meses atrás se antojaba prácticamente imposible de alcanzar a la vista de que el rendimiento estaba siendo decepcionante y no invitaba a confiar con argumentos reales en un futuro inmediato plagado de éxitos. Pero llegó Álvaro Cervera, observó las primeras semanas lo que tenía entre manos y decidió cambiar la mentalidad de sus pupilos y la manera de jugar los encuentros. Esa medicina la aplicó desde el inicio de la fase de ascenso y, sorprendiendo a propios y extraños, se salió con la suya.

El cadismo tenía muy claro que el día después del salto a Segunda División A tenía que dedicarlo a homenajear a unos futbolistas que durante el último y principal tramo de la temporada dieron el callo a base de bien y obedecieron a las mil maravillas las atinadísimas instrucciones de su entrenador. Y así lo hizo, aunque desde los más mayores hasta los más pequeños tuvieron que aguardar varias horas para ovacionar a sus ídolos debido a que el retraso respecto al programa previsto resultó más que apreciable. La llegada de la plantilla a la capital ya se hizo esperar bastante y eso propició que el arranque del paseo triunfal en autobús descubierto desde la altura del Complejo Deportivo Ciudad de Cádiz se llevara a cabo alrededor de las 21:15 horas cuando estaba anunciado para las 19:30.

Desde ese momento, el autobús principal, con los jugadores y técnicos, precedió a otros dos con familiares, empleados del club y periodistas. La caravana avanzó a velocidad de caracol, con multitud de cadistas haciendo el mismo trayecto, pero a pie, justo detrás del primero de los autocares. Cánticos, vítores y el himno oficioso surgido de la pluma de Manolito Santander se escucharon una vez tras otra a lo largo de un camino hacia Diputación que pareció interminable. No en vano se llegó pasadas las 23:00 horas, dos después de haber partido desde la entrada de la ciudad. Pero nadie protestó porque del primero al último solo tenían en el pensamiento premiar a quienes les habían hecho llorar de alegría. Ya solo faltaban unos minutos para el momento cumbre, el que se iba a vivir en la plaza de San Juan de Dios.

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