Mayo de 2006 en Getafe: Un dolor que persiste
El último descenso del Cádiz a Segunda A tuvo lugar en el campo que visitará este sábado
Un amistoso de primer nivel durante el parón
Cádiz/El Cádiz CF revive en el transcurso de la presente semana malas experiencias pues entre los recuerdos de los antecedentes ligueros del partido que disputará el próximo sábado en Getafe (14:00 horas) destaca una herida que no ha dejado de sangrar a pesar de que la misma se abrió hace ya más de 16 años, en concreto un 7 de mayo de 2006 que figura en los anales del club gaditano dentro de la relación de los días más negros de su historia. Aquel día el Cádiz CF, que entrenaba Víctor Espárrago, descendió a Segunda División A. Tan fatal desenlace se produjo cuando aún quedaba una jornada por disputar.
Salvo por la victoria de hace dos temporadas, muy valiosa para la permanencia en Primera, la realidad es que las presencias del Cádiz CF en la ciudad del Sur de Madrid están marcadas por los malos resultados en la mayoría de los casos y, de manera muy especial, por aquella derrota por 3-1 que condujo al equipo a perder la categoría.
En la afición cadista permanece fresco el chasco que supuso certificar matemáticamente, en la penúltima jornada, el que es aún último descenso cadista a Segunda A. Los pupilos de Espárrago mandaron en el electrónico hasta el minuto 69, pero la victoria necesaria para conservar opciones de permanencia en el cierre liguero se evaporó en una recta final para llorar, algo que no pudieron evitar los más de 3.000 hinchas del Cádiz CF presentes en el Coliseum Alfonso Pérez, que vivieron en sus carnes una decepción mayúscula. Para colmo, buena parte de la afición local festejó el descenso del equipo rival.
Hace dos campañas el triunfo en Getafe (0-1) no borró para nada ese trance de 2006 pero al menos rompió la mala racha en el feudo de los azulones. Sin embargo, la tarde negra de aquel 7 de mayo de hace 16 años y medio pesa en la memoria de todos.
Eternas en el tiempo las caras de amargura de los futbolistas abandonando el terreno de juego tras el 3-1 que les condenaba al descenso. Ni el hecho de volver a salir más tarde del vestuario para agradecer el apoyo de los cadistas desplazados mejoró un estado de ánimo en números negativos.
Y es que aquella plantilla no pudo apurar al menos alcanzar la jornada final con opciones de permanencia. El Cádiz-Málaga (5-0) que cerró aquel año la Liga en el antiguo Carranza (ahora Nuevo Mirandilla) fue una despedida muy triste a pesar de la goleada. Curiosamente el conjunto de la Costa del Sol también perdió la categoría.
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