Pedro M. Espinosa
¿Dónde están los tíos?
Pepe Mejías y Carlos Orúe fueron dos de los empleados del Cádiz que vivieron y sufrieron la otra gran crisis económica del club antes de la actual, la que tuvo lugar en la temporada 2000-2001. Técnicos, jugadores y empleados acumularon hasta siete nóminas pendientes, se vieron obligados a encerrarse en el Ramón de Carranza y a manifestarse ante la sede del Grupo Zeta, en Madrid, que por entonces era dueño del paquete mayoritario de acciones.
Pepe Mejías, el inolvidable exjugador cadista, habla de "malas sensaciones" después de conocer la deuda y recuerda que "en la etapa de Rafael Mateo se habló de la desaparición del club, y ahora está muy mal". Entiende que por lo sucedido "se deberían pedir responsabilidades" y agrega que "con una deuda de más de trece millones de euros no son buenos gestores para el club". Mejías espera como solución que "las acciones cambien de mano".
Otro protagonista del encierro del año 2000 fue el entrenador de aquel equipo, Carlos Orúe, que con todas las adversidades del mundo hizo al Cádiz campeón del grupo IV y lo dejó a un gol del ascenso. Cada 15 días, el jerezano acude a Carranza, donde es recibido con los brazos abiertos. A Orúe le duele lo que está pasando en la entidad. "No tengo datos concretos salvo lo que he leído. Pero no tiene más remedio que ser consecuencia de una muy mala gestión. No es normal que se lleguen a esos números", dice refiriéndose a la deuda.
Orúe admite que la situación le afecta por el cariño que le tiene al equipo, pero que lo pasa peor "por la afición". "No se merece pasar por esto y lo siento de corazón por los seguidores. La gente está cansada y me da mucha tristeza ver las gradas casi vacías cuando acudo al Carranza".
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