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Nadie quiere ser presidente

cádiz c.f.

Siguen seis consejeros, aunque ninguno es de los 'pesos pesados' de la etapa anterior, y como novedades entran Manuel Calderón y Rafael Galván · Se anuncian otras altas para próximos días

Martín José García, emocionado, se lleva un pañuelo a los ojos en el momento en que Antonio Muñoz Vera lo elogia.
W. Doña / Cádiz

31 de agosto 2010 - 05:02

Ningún cadista quiere ser presidente. En realidad, los hay que quieren pero sus familiares no opinan igual. Total, que en la junta general de accionistas de ayer no se pudo anunciar el nombre del presidente que relevará a Antonio Muñoz Vera. Simple y llanamente porque no lo hay... todavía. El nuevo consejo de administración está integrado en principio por ocho personas, seis de las cuales ya formaban parte del anterior-Miguel Cuesta, Enrique Huguet, Martín José García Marichal, Luis Sánchez Grimaldi, José Mata y José Antonio Rodríguez Murillo- mientras las dos restantes -Manuel Calderón y Rafael Galván- se estrenan en estas lides.

En cualquier caso, Muñoz Vera anunció que en próximos días se irá completando el consejo con los fichajes de otros cadistas, entre los cuales se encontraría con toda probabilidad el que ocupará la poltrona presidencial ya que ninguno de los ocho presentados ayer parece mostrar predisposición alguna a ocupar el cargo.

Del anterior consejo se caen los dos Antonio Muñoz -padre e hijo-, los dos vicepresidentes -Francisco Puig y Federico González- y el secretario general -Martín José García Sánchez-, además de Manuel Díez y Luis Escarti. Robinson y Dávila ya eran historia.

El presidente saliente, conteniendo la emoción a duras penas, tomó la palabra en el acto oficial de su despedida y se extendió bastante en el discurso. Empezó diciendo que "las personas no podemos ser eternas en los cargos" para efectuar enseguida un recorrido histórico de su paso por la presidencia en el siglo XXI: "Hubo tiempos de comunión total con la afición, las instituciones y los medios de comunicación que derivaron en grandes éxitos. Luego llegó una etapa de luces y sombras, con turbulencias que nos han hecho vivir momentos complicados, en gran parte debido a que se quebró esa unión".

Muñoz recordó que "volví en la 2000/2001 cuando el club estaba al borde de la desaparición, siempre pensando más en el Cádiz que en mí. Yo no necesitaba ningún tipo de protagonismo. Recogimos nueve millones de deuda sin ningún tipo de patrimonio y, con la ayuda de todos y una economía de guerra, llegamos a pasar por Primera y saneamos el club económicamente". Pero llegaron las vacas flacas, de las que habló así: "A pesar de que todos admitíamos que el lugar del Cádiz, ya saneado, era militar en Segunda sin apuros, se empezó a dividir la afición y a crearse un clima adverso. En esa situación vendimos la mayoría de las acciones y nuestros sucesores provocaron que se rompiera tanto el equilibrio presupuestario como la unión en el vestuario. Se originó un gran déficit y a nuestro regreso sufrimos la existencia de altos salarios de contratos que siguieron en vigor en Segunda B".

Con sus habituales tiritos a Baldasano ya realizados, Muñoz matizó: "Mi intención no es justificar nada, no es culpar a alguien, pero somos los únicos que hemos admitido responsabilidades. Estoy esperando que otros admitan su parte de culpa".

A continuación hizo una breve referencia al proceso de concurso de acreedores en que se halla la sociedad amarilla: "Era obligado acogernos a la Ley Concursal. Espero que ascendamos porque es una especie de varita mágica. Dos de los tres que han subido a Primera están acogidos a ella".

El empresario cordobés no olvidó los elogios a sus ya ex compañeros: "Nadie sabe lo que hemos pasado los dos vicepresidentes y yo, pues tuvimos que hacer grandes esfuerzos económicos. Y qué puedo decir del inmenso y desinteresado trabajo del secretario general. Con él se ha sido muy injusto, abundando las valoraciones gratuitas (en esos instantes un emocionadísimo Martín José García Sánchez le cogió del brazo implorándole "déjalo, déjalo"). Del trabajo de mi hijo para el Cádiz prefiero no hacer ningún comentario porque creo que no podría continuar hablando".

Y, con la voz entrecortada, puso la guinda: "Ahora se olvidan todas estas cosas y empieza una nueva etapa. Que sea como aquella que vivimos todos unidos".

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