Punto milagroso en un regreso gris (1-1)
El resultado el Cádiz-Rayo Vallecano
El equipo amarillo sufre de lo lindo para sumar un empate al final ante un rival superior
Cádiz/El Cádiz CF regresó a la actividad competitiva con un sufrimiento atroz. No se adaptó a ninguno de los parámetros pero fue capaz de sumar un empate (1-1) que puede ser muy valioso. El Rayo Vallecano fue muy superior de principio a fin, acumuló todos los méritos para llevarse los tres puntos bajo la dirección de un excelso Óscar Trejo, pero los amarillos reaccionaron a tiempo con un gol postrero de Álvaro Giménez.
El Cádiz no existió hasta que resucitó en el tramo final cuanto lo tenía todo perdido después de ofrecer sensaciones muy negativas. Literalmente. Fue un equipo desconocido, deshilachado, como si fuese otro muy diferente al de hace tres meses. Sin orden, sin energía, sin un solo remate a puerta. Le faltó físico y la mentalidad adecuada. Pese a todas esas carencias, aprovechó su momento para amarrar un punto de oro con tintes milagrosos.
Mal, muy mal le ha sentado al Cádiz el largo parón liguero. Un equipo lento, sin ritmo, descosido desde el pitido inicial sin un gramo de la consistencia que le había aupado a un liderato y una plaza de ascenso directo que conserva pero que le va a costar mucho mantener si no se enmienda con prontitud. El punto es aire puro, pero la impresión no fue nada buena
El guión fue el esperado pero hubo un equipo que no hizo. No hubo resquicio para la sorpresa y cada equipo desplegó su estilo, nada que ver uno con otro. Los madrileños se hicieron con el control del esférico y los gaditanos se dedicaron a tapar espacios ante un rival con buen trato de balón.
Cada uno a lo suyo, con mejores sensaciones de los visitantes aunque sin aproximaciones al área en los compases iniciales. Si acaso un par de centros sin dificultades para David Gil en su primera titularidad liguera en Segunda División. Los de casa no lograron robar y el margen para el contragolpe fue mínimo tirando a nulo.
El paso del tiempo favoreció a los visitantes, muy superiores en la circulación en la media ante un Cádiz incapaz de generar peligro. Fue Andrés Martín el primero en atreverse a tirar a puerta (minuto 20) con el cuero a las manos del arquero tras rebotar en un zaguero.
Un quiero y no puedo fue el desarrollo de la primera parte para los locales, sufridores en la tarea de la destrucción. Los de Vallecas se asociaron con calidad e inteligencia y el siguiente en avisar fue Álvaro García con un zurdazo que se marchó fuera en el 23 y otro en el 27 que repelió Cala.
La cosa no pintaba nada bien para el líder, que contaba con no tener la pelota pero no tantos problemas para desactivar al adversario. El Rayo crecía en el partido mientras los amarillos sólo se asomaban al área contraria en fuera de juego.
El tiempo muerto a la media hora no sirvió para enmendar errores. Todo continuó igual hasta que en el minuto 36, en medio del apagón, Salvi irrumpió por fin en la única contra que montaron los anfitriones en el acto inicial, su centró rebotó en un defensa y el disparo de Alberto Perea desde la frontal del área lo taponó la zaga. Sin llegar a tomar la dirección a portería, esa acción se convirtió en la más llamativa en ataque de los locales en la primera parte.
La jugada fue un oasis en mitad del desierto. No estaba nada fino el equipo local y para colmo, Luismi Quezada, el único lateral izquierdo que había en la convocatoria de 23 jugadores, se lesionó poco antes del descanso. La solución fue la entrada de Fali y la ubicación de Rhyner en el costado zurdo. Aún dio tiempo para un susto en modo de cabezazo de Saveljich que llevó el balón al larguero, aunque en fuera de juego.
La mejor noticia fue el intermedio, que llegó con el marcador intacto tras la puesta en escena de un Cádiz inapetente, falto de ritmo, sin conexión y agarrado más que nunca a su fiabilidad defensiva como único argumento.
Cervera quiso agitar la coctelera en la reanudación con Iván Alejo y Choco Lozano en lugar de Perea y Nano Mesa. Pero el plan saltó por los aires en siete minutos porque en el 52 se adelantó el Rayo. Un mazazo en toda regla.
Óscar Trejo arrancó con el balón desde el centro del campo, se escapó por velocidad de Edu Ramos, hizo la pared con Andrés Martín y dentro del área se deshizo de un Fali muy blanco para batir de cerca a David Gil con un fuerte disparo a media altura que entró por el palo corto.
El 0-1 fue un auténtico jarro de agua fría para un Cádiz completamente fuera del partido, sin dar señales de que pudiese reaccionar cuando le llegó la hora de proponer. Ahí fue cuando terminó de desaparecer por completo pese al ingreso en el campo de Álvaro Giménez.
Los locales funcionaron a impulsos más por voluntad que por cabeza. Lozano lo intentó sin éxito con un derechazo desde la frontal que se perdió por encima del larguero. Si atinó en la réplica Juan Villar pero David Gil desvió a córner, como hizo de nuevo en el 73 tras un latigazo de Joni Montiel.
El Rayo buscaba el segundo con ahínco y el 0-2 estuvo mucho más cerca que un empate imposible. El Cádiz simplemente no estaba aunque no estaba muerto. La última carta de Cervera fue Jurado pero el que apareció a tiempo fue Iván Alejo, el mejor de los locales. En el 85, con todo perdido, el extremo atrajo a tres defensas, sirvió a Álvaro Giménez y delantero, dentro del área, hizo el resto delante del portero con toda la sangre fría que se necesita en un instante crucial para marcar con un tiro raso.
El primer gol de Álvaro Giménez en el Cádiz devolvió la vida a un líder que incluso jugó los últimos minutos con un jugador más tras la justa expulsión de Joni Montiel por una dura entrada sobre Lozano.
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