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Cádiz/Los que compren el argumento de que un buen edificio se construye con cimientos sólidos estarán muy satisfechos con la política de fichajes que está llevando a cabo este verano el Cádiz. Por el momento, tres incorporaciones y las tres de corte defensivo, para afianzar un engranaje que el pasado curso funcionó a las mil maravillas y que de hecho se convirtió en la base de la permanencia.
La llegada esta semana del paraguayo Santiago Arzamendia consolida la idea de Álvaro Cervera, su manera de entender el fútbol, el proyecto de un entrenador que a base de resultados, ya durante más de un lustro, ha hecho suyo el club, un sistema más que conocido por el cadismo, también por los rivales, por supuesto cada vez con más adeptos y en el que priman el orden, la disciplina táctica y el sacrificio de todos en las labores de contención. Un sistema en el que los puntos se suman empezando a hacer las cosas bien delante y atrás pero pensando en la portería propia, sin encajar goles antes que marcándolos. Un sistema, en definitiva, que requiere de elementos suficientes que garanticen la fortaleza del bloque.
Arzamendia, un lateral izquierdo que pugnará por el puesto con el Pacha Espino, se integrará en el vestuario después de que confirmaran que también lo harán el central armenio Varazdat Haroyan, primer fichaje de la nueva temporada, y el mediocentro chileno Tomás Alarcón.
Más allá de que los rectores firmen futbolistas pensando igualmente en el crecimiento de la entidad, en el posible beneficio de apostar por hombres más que por nombres, por jugadores no muy conocidos pero que se puedan revalorizar en el escaparate de la Primera División, lo cierto es que los hechos demuestran que se siguen a pies juntillas las indicaciones del entrenador. Presidente, director deportivo y técnico deben funcionar como una piña en estas cuestiones y al parecer ahora es así, por el bien del Cádiz.
Al contrario de lo sucedido el pasado verano, cuando nada más certificarse el histórico ascenso a la máxima categoría se anunció el fichaje deun delantero con lustre como Álvaro Negredo –el tiempo dio la razón a quienes apuntaron al internacional como referente en ataque-, este año la prioridad ha sido reforzar el sistema defensivo, curiosamente un sistema defensivo que posibilitó conseguir la salvación de manera tan holgada que el equipo amarillo incluso acabó igualando la mejor clasificación de su historia.
La próxima campaña resultará sin duda más complicada porque los adversarios ya saben a qué se enfrentan cuando se midan a los gaditanos, de ahí que cobre sentido fortalecer más si cabe el punto fuerte de este Cádiz. Apuntalar cada puesto del entramado defensivo en el que se observe alguna grieta es el primer objetivo en este mercado.
La ausencia de un competidor real para Espino, más allá del canterano Marc Baró o las soluciones de fuerza mayor que supusieron puntualmente la alineación de Carlos Akapo a pierna cambiada o de Jairo retrasando su ubicación habitual, justifica de sobra el último refuerzo, el del paraguayo Arzamendia.
En cuanto al armenio Varazdat Haroyan, la presencia de Juan Cala, Fali y Marcos Mauro ofrece garantías en el centro de la retaguardia, pero Alcalá, el techo del plantel, rindió por debajo del nivel de sus compañeros de demarcación. En este sentido se antoja lógico el refuerzo.
Por lo que se refiere al chileno Tomás Alarcón, la anunciada retirada del argentino Augusto Fernández, que aportó más por su veteranía, experiencia y capacidad para transmitir al grupo en los peores momentos que por sus minutos sobre el verde, también justifica el fichaje para un doble pivote, ocasionalmente trivote, que cuenta con Jonsson y José Mari como fijos, sin olvidar la suma de un todocampista de la talla de Álex Fernández. Garrido, por su parte, cumplió cuando se le requirió aunque evidenciando limitaciones cuando se le exigió en el máximo nivel.
Ahora, una vez apuntalado el sistema defensivo, cabe esperar que el club mirará a la zona de arriba para mejorar el bloque también en puestos más ofensivos. La creación en la zona ancha, los costados, esos puñales con velocidad que tanto gustan a Cervera, y el ataque aguardan. La ilusión del cadismo, también. Son posiciones caras y por ello resulta normal que lleve su tiempo. La pretemporada ya ha empezado, pero el mercado está en pleno apogeo. Paciencia.
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