Vaya tarde gloriosa de 1977

cádiZ CF

Hoy se cumplen 40 años del primer ascenso del equipo amarillo a la máxima categoría del fútbol español, después de imponerse por dos goles a cero al Tarrasa en el Carranza

Enrique Mateos, llorando por la emoción, fue paseado por el césped del Carranza a hombros de los aficionados. / Juman
F.j. Díaz

05 de junio 2017 - 02:07

Cádiz/El cadismo se encuentra de aniversario porque hoy se cumplen 40 años del primer ascenso a Primera División. Fue en la tarde del 5 de junio de 1977 cuando el equipo amarillo se impuso al ahora denominado como Terrassa -entonces Tarrasa- y logró el billete de ascenso como subcampeón de Segunda División. Cuatro décadas en las que el conjunto gaditano ha vivido entre las tres primeras categorías nacionales con una desgraciada y larga estancia en Segunda B.

El ascenso de la temporada 1976-77 fue algo más que subir por primera vez a la elite del fútbol español para enfrentarse a los más grandes de este país. Aquella hazaña fue el reconocimiento a tantos jugadores, entrenadores y directivos cadistas que se quedaron en el intento. El logro del conjunto amarillo tuvo enorme mérito porque compartía la categoría de plata con equipos de la talla del Sporting de Gijón, Rayo Vallecano, Oviedo, Alavés, Deportivo o Valladolid, que estaban en el bloque de los gallitos de aquella Segunda División.

Manuel de Diego acababa de acceder a la poltrona tras ganar las elecciones a Márquez Veiga y la apuesta del nuevo presidente fue entregar el equipo a Enrique Mateos, el entrenador elegido para la ocasión. Mateos apenas contaba con experiencia en los banquillos, salvo algunas incursiones en conjuntos modestos, a pesar de su trayectoria como futbolista profesional en el Real Madrid. Pero el preparador elegido supo rodearse de un equipo equilibrado que acabó por darle la mayor de las alegrías. Los goles de Mané, Ibáñez y Quino resultaron determinantes para alcanzar al final de Liga la segunda posición. Carvallo, Ibáñez, Mané, Quino, Ramón Blanco, Rosado, Santamaría, Urruchurtu y Villalba fueron, con diferencia, los futbolistas más utilizados por el técnico, quien, además, encontró en canteranos como Rosado, Escobar y Botubot pilares para pensar en un futuro prometedor. De hecho el último de ellos fue traspasado al Valencia a mitad de campaña.

El Cádiz se convirtió en el segundo equipo más goleador (60 tantos), por detrás del campeón Sporting de Gijón (62), y fue el quinto que menos goles recibió (42), superado en esta faceta por el Real Jaén (32), Tarrasa (34), Rayo Vallecano (34) y Sporting (35). La victoria más holgada de los amarillos se produjo en la jornada 34ª, con un 5-1 sobre el Sant Andreu (entonces llamado San Andrés). Sin embargo, la derrota más abultada llegó en Carranza (1-5), a manos del Sporting en la jornada 26ª.

El Cádiz-Tarrasa presentó un Ramón de Carranza -entonces sin visera en Tribuna y con el aspecto original desde su construcción en 1955- lleno hasta la bandera en el que el ambiente festivo era apreciable en cualquier rincón por hinchas únicos como el popular Pascual García de Quirós Macarty, que entonces ya presumía siendo de los pocos que acudía a ver al equipo de sus amores luciendo su camiseta amarilla. Villalba y Ortega, en apenas dos minutos poco antes del descanso, fueron los autores de los tantos de un triunfo que pudo ser mayor a tenor de las ocasiones del equipo gaditano. Si bien aquella tarde era suficiente ganar.

Las lágrimas de Enrique Mateos cuando era jaleado sobre los hombros de los seguidores son aún recordadas por los aficionados que vivieron aquella gesta única y siempre especial por ser la primera de cuantas vinieron después. Aquel 5 de junio de 1977 el Cádiz derribaba una barrera que parecía insuperable para ganarse por méritos propios ser equipo de Primera División. Un estreno en la elite que dio paso, hasta 1993, a los años más dorados y llenos de éxito del club por su continua permanencia entre los mejores del fútbol español.

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